Ocho hermanos huérfanos y un bebé tío: “Su madre solo los tuvo y los dejó, no tienen familia”

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- “Me pueden mandar a los ocho hermanos Soriano (apellido ficticio en cumplimento a los derechos de la niñez) al área de las niñas”, solicitó vía radio walkie talkie la ingeniera Eva Barahona, administradora general de un centro para menores rescatados (también se omite el nombre).

Mientras el equipo de EL HERALDO Plus esperaba a los pequeños, un grupo de niñas y jovencitas jugaba con Snow, un perro que llegó al centro y que ellas lo adoptaron como mascota, ahora es quien las protege y divierte.

A los minutos llegó la primera hermanita de los ocho, una niña de seis años, que no dejaba de hablar de sus hermanos, asegurando que afuera todavía hay otros que no conocen.

Ella es intrépida, bromista y alegre, cuando llegó la segunda hermanita la abrazó con fuerza del cuello y con ternura le dio un beso en la mejilla.

Acompañados de sus “tíos” y “tías”, así le llama a los cuidadores y cuidadoras, llegaron los otros hermanitos de 3, 5, 9 y 11 años, quienes se abrazaron y se preguntaron cómo estaban.

Se fueron agrupando haciendo un círculo, abrazaron a los representantes de la Dirección de la Niñez Adolescencia y Familia (Dinaf) y el personal del centro que los cuida, mientras Snow se metía entre ellos.

La última en llegar fue la hermana mayor de 15 años, quien cargaba un bebé en sus brazos, y otro pequeñito, que era su hermano menor y quien iba de la mano de una muchacha interna en el mismo lugar.

El pequeñito que cargaba la jovencita de 15 años era su hijo de un año de nacido, y a la par iban su sobrino de la misma edad, con quien se están criando en un centro para menores al nororiente del país, porque prácticamente están abandonados.

Todos parecen haber sido dibujados con el mismo molde, son un retrato donde solo falta el rostro de sus padres, sus rasgos físicos son tan similares —hasta el tío de un año—, apenas tienen un poco de diferencia en la tez de la piel.

Son cuatro niñas y cuatro varones, quienes fueron llegando al centro de forma escalonada, porque cada año, personal de la Dinaf preguntaba si había cupo para mantenerlos juntos.

La madre de las criaturas sufre de problemas de salud mental y consumo de drogas. Su historial, relataron autoridades, indica que salía embarazada, daba a luz y dejaba a los recién nacidos en el Hospital Escuela.

Las autoridades de la Dinaf los han ido rescatando, porque estaban en vulneración de sus derechos, pues tampoco aparece el padre. Seguro tienen diferente progenitor, opinaron.

Adentro del hogar ellos puede compartir en ciertos espacios y momentos, ya que están segregados por edades en el amplio complejo para garantizar su bienestar y el desarrollo de cada uno.

El problema de estos niños es que no tienen ningún familiar que vea por ellos, tampoco los pueden separar. Además, es difícil que una familia se quiera hacer cargo de los nueve para entregarlos en adopción. Probablemente “ellos tendrá que crecer en el hogar”, dijo una representante de la Dinaf.

”Adiós pequeñitos...”, se despidió el reportero de EL HERALDO Plus de un grupo de niños menores de cinco años... entre ellos estaba uno de los ocho hermanitos, quien alzó los brazos sobre una verja, como pidiendo “yo también me quiero ir”.

Aunque los niños se quieran marchar a un hogar, no pueden estar con la mamá, porque no es una persona apta para que los cuide, tampoco hay algún familiar que se puede hacer cargo de ellos, van a crecer en el hogar a menos que encuentren una solución que les garantice sus derechos.

¿Y la mayor cómo resultó embarazada?, cuestionó EL HERALDO Plus, a lo cual aseguraron que ella no estaba bajo custodia del centro. Tiempo después se supo de ella y se le brindó el apoyo para que todos estén juntos.

Barahona expresó que todos los niños que están en el hogar estudian, los preparan para la vida, también hay talleres para que puedan aprender un oficio, para que cuando lleguen a la mayoría de edad sean independientes y puedan salir adelante.