¿Cuál es el proceso para que los hondureños puedan disfrutar de un huevo en su mesa?
EL HERALDO visitó la Granja Josué, en el municipio de El Progreso, Yoro, para mostrar cómo se realiza la producción de huevos a gran escala y los constantes retos que se enfrentan para que el producto llegue a la mesa
En la Granja Josué hay aproximadamente 90 mil gallinas que producen huevos para todo el país.
Por:
2.1 min. de lectura
TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Más allá de la clara y la yema, un huevo en la mesa de un hondureño es el resultado de una planificación sincronizada con alta modernización.
+ Regístrese aquí para acceder a información ilimitada
La Granja Josué, ubicada en El Progreso, Yoro, le abrió las puertas a EL HERALDO Plus para conocer todo el proceso. Su propietario, Donaldo de Jesús Polanco, atendió las consultas.
Lo primero es conocer que el huevo que está en la mesa de los hondureños es la tercera generación de una pollita -llamada genética por los productores- comprada en el exterior.
Entonces, viene Estados Unidos y le vende 60 mil genéticas (pollitas o huevo para encubar) -por decir un número- a las empresas dedicadas a desarrollarlas para reproducción.
Esas empresas realizan el proceso de crecimiento de esa pollita traída del extranjero hasta que pone un huevo, que es encubado para que nazca otra pollita que es la que compran los productores locales.
La pollita comprada llega a una granja con apenas un día de nacida para comenzar con el proceso de crecimiento o levante que dura al menos 18 semanas, tiempo en la que la gallina solo es alimentada y vacunada.
“En una granja de 40 mil pollitas un plan de vacunación vale fácilmente casi 300 mil lempiras”, argumentó Polanco.
En su día uno, la pollita es recibida con una temperatura de 33 grados -tiene un sistema moderno que mantiene la granja en diferentes estados según la semana de vida del animal- y lo primero que deben asegurarse sus criadores es que tome agua antes de alimentarse pues si lo hacen al contrario se podrían morir.
“La granja funciona como con un radiador: entra agua y mantiene el ambiente, los ventiladores extraen aire viciado y lo sacan, para esto invertí 12.5 millones de lempiras”, calculó.
A la pollita, además, le cortan una pequeña parte de su pico para que no se lastime, pues por cada jaula hay hasta 34 pollitas que se nutren de tres tipos de dietas; en la Granja Josué las alimentan con dos, sale más caro, pero el manejo resulta menos complicado.
Hasta ese momento la gallina no ha puesto ningún huevo para la venta y, aunque en la semana 18 podría, los expertos esperan hasta la semana 22, cuando la gallina ya tiene madurez para comenzar a producir.
“Podríamos tener un huevo a las 16 semanas pero la gallina no va a durar, dejamos que madure bien sexualmente para que a las 18 semanas sea un huevo de regular tamaño y que tenga persistencia hasta las 104 o 120 semanas que dura una gallina”, aseguró Polanco.
Desde la semana 22 hasta la semana 104-120 la gallina está activa para producir y es llevada a otra granja, donde son ubicadas en jaulas en las que viven en grupos de diez.
Al igual que en la etapa de levante o crecimiento, en la producción las temperaturas de las granjas son controladas por paneles electrónicos, “ese trabajo lo hacían antes ocho personas, ahora una sola, quien es la que maneja la máquina”.
La alimentación de las aves también es mecanizada para un mayor control. Tienen dos tipos de dieta mañana y tarde con un tiempo cada uno de 30 minutos, además reciben estímulos (pequeñas cantidades de comida) cada 45 minutos para tenerlas activas.
“100 gallinas producen 95 huevos en un día, entonces un huevo se produce en 24 horas y una fracción”, estimó Polanco.
El tamaño del huevo depende de la edad de la gallina, por eso las dividen en tres galeras diferentes: jóvenes, mediana edad y las más adultas, que ponen menos huevos por su edad.
“Cuando la gallina va en su edad adulta, 100 gallinas producen 80”.
Después del proceso de producción viene la recolección, que la realizan de forma manual todos los días los empleados que permanecen en las galeras.
Una vez recolectado el huevo es llevado a un espacio de clasificación, ahí otra moderna maquina revisa el peso y divide el producto en jumbo (70 gramos), grande (58 gramos), mediano (46 gramos) y pequeño (43 gramos), para posteriormente caer en los cartones y ubicarlos adentro de los camiones para la distribución.
Debido a los proceso de compra de genética, crecimiento, producción y distribución, Polanco aseguró que “planificar que usted se coma un huevo es un proceso de cuatro años, eso tiene que ser todo sincronizado”.