Recibir el Premio Nobel de Literatura es el punto más alto al que puede llegar un escritor cuando de condecoraciones hablamos.
La obra de un autor es valorada por la Academia Sueca que otorga este premio desde 1901. Muchos escritores han recibido el Nobel merecidamente, mientras que otros, igual de merecedores, no lo han obtenido, por ello es importante citar las palabras del poeta hondureño José Antonio Funes, quien dijo que el Nobel de Literatura “es el premio más importante, pero es solo eso: un premio en el que es un jurado el que decide, lo cual no lo aleja de sospechas.
La adjudicación del Nobel no significa de ninguna manera que el escritor galardonado sea ese año, o para toda la vida, el mejor escritor del mundo”.
Premio Nobel
Latinoamérica tiene, hasta el momento, seis escritores ganadores del Nobel de Literatura, y fue Gabriela Mistral la primera en obtener este galardón (1945). El narrador Julio Escoto expresó que este es “probablemente el primer caso de un Premio Nobel inducido por un gobierno”, y agregó que no lo dice con la intención de menoscabar la calidad de su obra, sino porque “la historia ya ha acuñado muy bien la anécdota de cómo su ascenso al Nobel obedeció en parte a una vigorosa campaña de relaciones públicas dirigida por el gobierno de Chile de ese entonces”.
A ella le sigue Miguel Ángel Asturias (1967), quien escribió obras marcadas por la mitología maya y los problemas que aquejaban a su país, Guatemala, y a quien se le atribuye ser precursor de importantes avances en la literatura latinoamericana, pese a que estaban en otro continente.
Pablo Neruda obtuvo este galardón en 1971, el poeta representa a una de las corrientes más importantes de la poesía de América Latina, también “fue el modelo de poeta-militante”, dijo Funes. El cuarto Nobel (1982) es el autor de “Cien años de soledad”, “El genio, a Gabriel García Márquez no puede calificársele sino como tal”, apuntó Escoto.
El mexicano Octavio Paz recibió el galardón en 1990, a quien retratamos con estas palabras de Escoto: “Por su autenticidad, Paz es un autor que sobrevivirá al tiempo”. Veinte años después Latinoamérica tendría otro Nobel de Literatura: Mario Vargas Llosa, quien ha mantenido a lo largo de sus obras “una gran lucidez para abordar el tema de la violencia y la lucha por el poder en nuestras sociedades”, expresó Funes.
¿Quiénes lo merecieron?
A criterio de Funes, Jorge Luis Borges, Alejo Carpentier, César Vallejo y Julio Cortázar lo merecían. A consideración de Escoto, los autores Juan Carlos Onetti, Mario Benedetti, Nicolás Guillén, Lezama Lima, Carlos Fuentes y Manuel Scorza “tuvieron cuantiosos méritos para ganar el Premio Nobel de Literatura”.
Gabriela Mistral
Gabriela Mistral (1889-1957). La poetisa chilena fue la quinta mujer en obtener el Nobel de Literatura (1945). Su nombre real es Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, y su seudónimo es un homenaje a sus poetas preferidos: Gabriele D’Annunzio y Frédéric Mistral. El escritor hondureño Julio Escoto expresó que Mistral “reúne en su voz toda una corriente latinoamericana de lamento y felicidad, de tragedia y fugaz alegría.
Excepto que ella eleva toda esa condensación espiritual y sentimental a un nivel superior mediante su sabio y personal manejo de la palabra”. Entre sus obras están “Desolación”, “Tala”, “Lagar”, entre muchas otras.
La poetisa es, según Escoto, parte de un espíritu de género que buscó imponerse en América hacia inicio del siglo XX, un fervor feminista que contó en Honduras con figuras rebeldes como Clementina Suárez, Graciela García y Visitación Padilla, en diversas épocas, ellas, como Mistral, procuraron superar a la mujer no solo a nivel educativo, sino en el derecho político. Y finalizó diciendo que “gracias a ello nosotros somos quizás más sensibles a los derechos de la humanidad. Con su poesía, Mistral ayuda a perfeccionar esa fase conculcada del mundo”.
Miguel Ángel Asturias
En 1967 el Premio Nobel de Literatura fue para el escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1899-1974). El poeta hondureño José Antonio Funes apuntó que de Asturias “es interesante destacar que lo que se conoce como ‘nueva narrativa hispanoamericana’ surge en un espacio diferente al latinoamericano (esto es en París) de la mano de Asturias y del cubano Alejo Carpentier”.
Aunque en los años 30 las vanguardias artísticas y literarias predominaban en París, “fue el surrealismo el que más atrajo a Asturias y a Carpentier”, y fue en este lugar donde el escritor guatemalteco tradujo al francés El Popol Vuh. En París, Asturias también reflexionó sobre la situación política de su país, es así que “el universo mitológico maya y la dictadura de Guatemala serán los principales componentes de su gran obra ‘El Señor Presidente’ (1946), en la cual se advierte la superación definitiva del indigenismo a base de una perspectiva más amplia y profunda del tema social y con técnicas narrativas renovadas”.
Asturias logró marcar el rumbo del ‘Realismo Mágico’ en la narrativa latinoamericana, “que universalizaría nuestra literatura y abriría las puertas a ese gran mercado de libros y autores de gran calidad que llegó a llamarse ‘Boom’ latinoamericano”.
Pablo Neruda
Cuatro años después (1971) recibiría el más prestigioso galardón de las letras el chileno Pablo Neruda (1904-1973). Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto es el nombre real del poeta. Funes dijo de él que mucho antes de haber sido galardonado por la Academia Sueca había demostrado que la poesía latinoamericana se había anticipado al ‘Boom’.
Su primer libro ‘Veinte poemas de amor y una canción desesperada’ lo publicó cuando tenía 20 años. “En 1935 publica ‘Residencia en la tierra’, su libro más sólido y arriesgado, pues ensaya con la antipoesía, y en 1950 publica su obra más ambiciosa, aunque de una calidad muy irregular, ‘Canto general’”, ahondó Funes.
Su poesía revolucionaria y su fidelidad al Partido Comunista contribuyeron a encasillar su poesía y a hacerlo caer algunas veces “en la trampa del panfleto o en ese desatino lamentable de escribir una oda a su ‘camarada Stalin’”. Pese a esos desaciertos literarios la poesía de Neruda representa “una de las corrientes más importantes de la poesía latinoamericana”.
Gabriel García Márquez
Gabriel García Márquez (Colombia 1927), fue Nobel de Literatura en 1982. Escoto resaltó que el escritor desde sus primeros escritos periodísticos demuestra una brillante percepción del arte narrativo, “inculcado, como él mismo cuenta, por todo el ambiente de efervescencia constructiva, historia viva, fábula diaria que fue su infancia y los relatos de su abuela”, y agregó que García Márquez “nació para contar, inventar, dramatizar la experiencia humana; mamó desde infante el gozo de las palabras y su producto frutecido en la novela”.
El escritor destacó que con toda razón la novela “Cien años de soledad” (1967) es considerada el Quijote de América, “por cuanto su capacidad creativa, su dominio psicológico natural para captar la esencia humana, lo comparan a Cervantes”.
En sus narraciones el autor encierra mundos, gentes, culturas, sospechas sociológicas, rasgos étnicos, costumbres y obsesiones psíquicas, refirió Escoto. Y aunque probablemente no sea un intelectual en el sentido académico como lo son Fuentes o Vargas Llosa, “es superior narrador a todos ellos”.
Octavio Paz
El narrador y poeta mexicano Octavio Paz (1914-1998), Premio Nobel de Literatura en 1990, también fue dramaturgo, publicista, editor, traductor y gestor cultural, “un motor en marcha solo comparable al que años antes fue nuestro compatriota Rafael Heliodoro Valle”, dijo Escoto.
El escritor expresó que Paz fue el filtro intelectual que trajo a México, y por ende a América Latina, las últimas tendencias no solo de la literatura “sino del pensamiento, la cultura y la espiritualidad en general del mundo, y que habitan otras latitudes”. Fue fundador y director de varias revistas que se convirtieron en un interesante referente “para conocer los gérmenes de mucha poesía y muchos poetas de hoy, ya que allí leyeron lo avanzado y se motivaron a replicarlo”.
Paz fue despreciado “por la vieja izquierda estalinista, que rompió con aquel ensayo de socialismo una vez que comprendió la brutalidad del líder ruso”, pero esto no afectó la calidad de su obra, “por veces morosa, pesada y densa, por momentos brillante, honda y lujuriosa. Por su autenticidad Paz es autor que sobrevivirá al tiempo”.
Mario Vargas Llosa
El más reciente Nobel de Literatura latinoamericano es el peruano Mario Vargas Llosa (1936), nacionalizado español en 1993. Funes expresó que resulta difícil establecer cuál es la obra cumbre del escritor, pero destaca que su novela más célebre es ‘La ciudad y los perros’ (1962), “con la que se inicia el fenómeno del ‘Boom’ a partir de una campaña editorial que tiene lugar en Barcelona y que luego sumaría a Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Julio Cortázar”.
Muchos críticos sitúan a ‘Conversación en La Catedral’ (1969) y ‘La guerra del fin del mundo’ (1981), “como dos de las mejores novelas latinoamericanas del siglo XX”, y dijo que Vargas Llosa demuestra hasta en la última novela una gran lucidez para abordar temas como la violencia y las luchas de poder en las sociedades, valiéndose de una “impecable técnica en el uso de los diálogos, lo que le permite la interiorización de los personajes y el abordaje de la realidad desde todos los ángulos posibles”, y enfatizó su capacidad de narrar historias de personajes de diferentes contextos y épocas “pero igualmente extraordinarios por su valor histórico, político o cultural”.