En un extenso testimonio ante el juez, Ana Betty Hernández Paredes recordó los días previos y posteriores a la captura de su hijo Kevin Solórzano, acusado del asesinato del exfiscal del Ministerio Público Edwin Geovanny Eguigure.
La rutina familiar, la certeza en la inocencia de su hijo y la actividad realizada el día del asesinato del profesional del derecho queda registrado en las declaraciones de esta madre cuya vida se parte en un antes y después a partir del 11 de noviembre.
El testimonio
“Todos los días nos venimos porque tenemos una rutina de vida, todos los días nos venimos a las seis de la mañana en el bus que pasa de Loma Alta a Tegucigalpa, que pasa por la entrada al Chimbo, a las seis y diez a seis y doce lo más tarde, porque por el tráfico que se está haciendo por los puentes nos venimos con mucho tiempo de anticipación.
Entonces me dice “está segura”, yo le dije que todos los días nos veníamos en el bus, sin recordar que ese día nos había pasado recogiendo un compañero de estudio de mi hijo, fue todo. Empezaron a decirme que mejor me fuera, me mandaron a dejar entre nueve y diez de la noche, no estoy segura, me mandaron a dejar con guardia hasta allá abajo, mi hijo estaba en otro lado y yo me fui.
Me fui para el Juzgado de la Granja, pero me dijeron que no podían hacer nada, que no podían levantar un habeas corpus porque yo sabía dónde estaba mi hijo, está bien le dije yo me levanté y me fui, ya estaba tranquila porque los derechos humanos ya estaban enterados de mi asunto, eso fue el miércoles diecinueve.
Me empecé a angustiar desde el sábado porque yo andaba en San Pedro Sula con mi otro hijo con Luis y yo llamé a Kevin, salí de Lovable como a las dos y algo, y llamé a Kevin, cuando salí de Lovable, porque yo compro ropa para vender y vine, llamé a Kevin.
Le dije “cómo estás papa”.
“Bien me dijo él”.
Me preguntó qué “por qué hasta ahorita me llamas”.
Y le dije “que no lo había llamado en la mañana porque sabía que estaba dormido”, ellos acostumbran los sábados y domingos a levantarse un poco tarde, porque toda la semana madruga.
Entonces me contestó normal y le dije “cómo te fue?”.
“Me fue bien, me dijo él”.
Le dije “luego te hablo”, cuando veníamos casi entrando al Lago de Yojoa, como a las tres y algo, lo volví a llamar, entonces él ya no me contestó.
Lo volví a llamar y me dijo: “Mami después te hablo”, pero así como en secreto y me colgó.
Le vuelvo a marcar en el mismo momento y le dije “Kevin qué te pasa”.
“Mami no te puedo hablar ahorita después te hablo”.
Ignorando yo lo que estaba sucediendo con él lo volví a llamar y entonces me dijo “mami andaban unos encapuchados aquí”.
“Encapuchados le dije yo y porque?”.
“No sé fíjate”.
“¿Por qué decís voz que eran encapuchados?”
“Yo los vi, me dijo”.
“¿Dónde estabas vos?”
“Estaba en el porche”.
Mi hijo estaba con los perros afuera, entonces fue cuando él me contó por teléfono y me dijo que no me preocupara que solo me tomaron foto de la identidad y me pidieron el número de teléfono.
Yo le dije que por qué les dio el número de teléfono, que a saber vos quiénes son, porque tampoco se identificaron con él, de repente porque le dijeron que iba a estar seguro con ellos.
Kevin accedió a darles el número de teléfono quizás por temor a que le hicieran algo, porque estaba solo en la casa, mi hija andaba en un curso de belleza que está recibiendo en la Academia Montero, andaba con mi nieta y con el novio.
Llamé inmediatamente a Melissa y le dije “¿sabes que dice Kevin que andaban unos encapuchados allá en la zona?”.
Entonces me dijo que “sí que ya le había dicho Kevin” y yo le dije “que no le dijera nada a usted porque usted se iba a preocupar”.
Le dije que se fuera rápido para la casa.
“¿Qué es lo que pasa entonces?” me dijo.
“Serán mareros?”
“No creo”, me dijo mi hija.
Están orando en las otras casas porque toda la gente se encerró inmediatamente al ver eso, porque ese día se habían metido a la casa de mis vecinas, fue cuando encontraron a Kevin que dice Kevin que le dijeron, eso fue lo que mi hijo me contó, hasta cuando ya vine a Tegucigalpa, él me contó con lujo de detalle que él estaba en el porche con los perros y se asomó porque le extrañó ver un carro estacionado frente a mi casa.
Cuando él se asoma aparece un encapuchado y le dice “¿vos vivís aquí?”.
“Si le dijo Kevin”, entonces lo subió, subió las gradas Kevin y le dijo que le enseñara la identidad.
Kevin se la mostró porque como no debe nada, tenía que enseñarla, le tomaron foto, dice, le pidieron el teléfono, le estuvieron preguntando que qué hacía él, él les dijo que estudiaba.
Le preguntaron que dónde, en CEUTEC, y le dijo el hombre se equivocó, y le dijo ¿en Choluteca? En CEUTEC de aquí de Próceres le dijo Kevin.
Luego de eso vino y le dijo el hombre que por qué estaba nervioso, entonces Kevin le contestó de que estaba nervioso por la situación que estamos viviendo en el país y que le daba temor porque no sabía quiénes eran ellos.
Y él le dijo que no le iban a hacer daño, por qué estás nervioso, incluso ellos para tomarle la foto a Kevin para platicar con él lo sacaron para un murito que había allí a la par de mi casa, lo sacaron de mi casa sin ninguna autorización, pero como nosotros ignoramos si nos oponemos a las leyes qué nos puede suceder, pues uno hace lo que los policías andan bien y uno les obedece.
Le preguntó que si vivía él allí y le dijo que sí, le preguntaron que si había viajado a los Estados Unidos y Kevin les dijo que no, nunca hemos viajado a Estados Unidos, y después le dijeron que de quien es el carro que está estacionado en tu casa y Kevin le dijo que de mis papás.
Le preguntaron que “dónde trabajan tus papás”, “en el Hospital San Felipe”, que si “son doctores”, Kevin le dijo que “no, mi papá trabaja en estadística y mi papá en administración”.
“Y vos por qué no trabajas”, “ya le dije que porque estudio, yo vivo con mis papás”.
Entonces le dijeron que iban a estar en contacto, “está bien” le dijo Kevin.
Entonces otro de los policías que había quedado debajo de mi casa se acercó y le dijo “¿y vos qué haces aquí?”.
Entonces Kevin le dijo “él me tiene acá”, entonces agarró la identidad de Kevin, “no, este no”, y se fue el que le dijo este no, quedando el que estaba entrevistando a Kevin.
En eso Kevin se metió a la casa, ellos se fueron de allí, del sábado quince de noviembre andaban dando un rondín a la cuadra de nosotros, incluso daban una vuelta que yo pensé que iba a caer encima de mi casa porque mi casa no tiene muro, el lugar ha sido demasiado sano.
Como le digo, tengo tres años y medio de vivir allí y ni siquiera balcones tiene mi casa, por la seguridad que hay en el lugar, todos los días pasaban carros, los vecinos estaban alarmados y ya el lunes que yo venía tan cansada el sábado, que el domingo nosotros nunca salimos de la casa.
El lunes que yo ya venía a trabajar, una vecina mía, que fue donde ellos entraron, se llama María Guillermina.
Estaba platicando con mi hija, porque mi hija venía de dejar la niña en el bus, entonces estaban platicando y yo no quise platicar con ellas, porque me angustiaba ver en la zona personas encapuchadas.
Y me dijo “ay doña Ana, pobrecito Kevin porque imagínese que lo tuvieron allí a él solito”.
Después nos pusimos a platicar con Mary y fue cuando ella me contó que dice que la casa de ella tiene muro y en la parte de arriba un pequeño porche, la casa de ella es pequeña y dice que ella se asomó al porche el sábado quince de noviembre, como entre y media a cuatro de la tarde, que fue cuando fueron donde Kevin.
Y dice que le dijeron que buscaban a Bayron Andrés Ortiz, entonces le dijo “sí, es mi hijo”.
Ella tampoco tiene portón, su casa la están construyendo, entonces hay unas gradas para entrar a la puerta principal, pero ellos se metieron a la propiedad privada de María Guillermina, entraron tocaron la puerta y le dijeron “señora abra”.
Ella abrió por el temor y nunca se quitaron los pasamontañas, ella estaba con una niña de aproximadamente cuatro años adentro de la casa, solo ellas dos estaban, entonces le dijo “¿qué pasa?”.
“Cuál es su nombre señora” y le pidió el número de identidad, lo mismo que me dijeron a mí, la pusieron a firmar, ellos le dijeron que le firmara la autorización que ella estaba dejando, que ella no debe nada.
Con temor siempre pero los dejó pasar, entraron, se metieron al cuarto, pero antes se metieron al baño, se metieron a toda la casa la registraron, ella tiene una pequeña división y dice María que tenían una foto de su hijo como de trece o catorce años en la división y una foto más allá del esposo de ella con ella.
Entonces le preguntaron quién era él y ella le dijo que el hijo y le preguntaron que dónde estaba y ella les dijo que en Estados Unidos.
Entonces le pidieron que hiciera una llamada a Estados Unidos, entonces vino ella y marcó en altavoz y dice que le dijo al hijo: “¿Hijo está nevando?”.
Entonces que el muchacho le dijo: “No ma, ¿y esa pregunta?”. “Es que tu tío el que vive en Chicago dijo que está nevando y que el hijo le dijo que estaba haciendo frío pero que no estaba nevando”. “Yo acabo de pasar por mi cuñada recogiéndola porque vengo saliendo del trabajo”.
En eso se despidieron porque ellos todo el día hablan por llamadas Line, por eso se comunica ella con él por Facebook y todas esas cosas.
Los hombres le dijeron, cuando escucharon la conversación de María con su hijo, se dieron cuenta que en efecto estaba en Estados Unidos, hicieron una seña y dijeron descartado.
Después, cuando tomaron la foto del esposo, le preguntaron que quién era él, ella le dijo que su esposo, le preguntaron que dónde trabajaba y ella le dijo que en Químicas Dinant y le dijo descartados y se fueron.
Bajaron las gradas, se fueron de ese lugar, y no sé si de allí se fueron para donde Kevin o andaban otros donde Kevin.
Se fue desde el quince de noviembre, que fue la primera vez que estos policías fueron sin ninguna orden de allanamiento y abusaron de nosotros y porque ellos piensan que nosotros somos ignorantes o no sé, por eso han abusado de nuestros derechos.
Ahora le voy a decir, el día del asesinato del Fiscal, ese día martes once de noviembre, me recuerdo la fecha no porque me la recuerde si no porque para mí es un día normal, un día común y corriente en mi vida, no tiene ninguna trascendencia hasta ahora que me han detenido a mi hijo por ese delito supuestamente.
Por eso yo me sé la fecha no porque esté pendiente de la muerte del Fiscal, pero como cuando vengo aquí me dicen que mi hijo está acusado, yo tengo que investigar cuál fue el día, qué es lo que hicimos ese día.
Ese día acostumbramos a levantarnos unos diez minutos para las cinco, me levanté, me bañé, me fui para la cocina, les hice el desayuno a mis hijos porque todos los días les preparo el desayuno.
Ese día tenían clases a las siete de la mañana, Kevin se levanta entre cinco y quince a cinco y veinte de la mañana todos los días y ya se levantó Kevin se metió al baño, se lavó sus dientes, él siempre se baña en mi baño en mi cuarto, entonces lo miró salir de su cuarto hacia mi baño.
Luego ya cuando Kevin sale del baño el desayuno está preparado, ya está servido para cada uno de los dos y en eso me dice Kevin “mami va a pasar “pipe”, él se llama Luís Felipe, va a pasar el por nosotros.
Entonces le dije yo “de veras, ah bueno” pero ya casi estoy lista, ya me fui para el cuarto me cambié y ya no tenía nada que hacer, entonces Kevin comió.
Aproximadamente como a las cinco y cuarenta y cuatro de la mañana, que “pipe” fue la primera llamada que le hizo a Kevin.
Luis, mi otro hijo, sale antes que nosotros y no quiso venirse con “pipe” porque él tiene su novia y se va media hora antes de entrar a clases regulares.
Que ese día los martes y jueves Kevin tiene clases de siete de la mañana a ocho y media, regresa a la casa y regresa otra vez a la Universidad en el bus de las cuatro y media a cuatro y cuarenta y cinco, porque tiene clases de seis a siete y media de la noche.
Nos alistamos y todo y salimos y, cuando vamos saliendo aproximadamente entre seis y cinco a seis y diez de la mañana, voy cerrando el portoncito de mi casa, que es un pequeño portón de madera, y escuché unas sirenas, no sabía si sirenas de policía o sirena de ambulancia y le dijo “qué pasaría”, “saber dijo Kevin”.
Y seguimos caminando y llegamos hasta la estación del bus, donde supuestamente nos iba a recoger Luis Felipe, cuando ya llegamos allá vimos que no estaba el carro, llegamos como a las seis y diez porque de mi casa hacia la entrada se hacen creo cuatro a cinco minutos, yo camino despacio.
Cuando llegamos allá me dice Kevin: “Prestame celular mami que le voy a hablar a pipe que no ha pasado que no está, será que nos dejó”.
Entonces en eso pasó mi vecina, mi vecina nos dejó en la estación de buses y siguió hasta Tegucigalpa, porque todos en esa zona salimos con mucho tiempo de anticipación para llegar a nuestros trabajos a la Universidad y al Colegio.
Cuando mi vecina pasó cayó otra llamada, entre seis y quince a seis y veinte de la mañana y era “pipe”, que le estaba hablando a mi hijo.
Vino Kevin y le dijo “ajá ya estamos acá”.
“Cheque pues ya paso voy por el desvío de Santa Lucia”, le dijo “pipe” a Kevin, que está cerca el desvío.
Entonces ya nos preparamos para subirnos, pasó, se estacionó Felipe, se subió Kevin en la parte de adelante y yo me subí atrás.
Ya aproximadamente, eso era después de las seis y veinte, ya era lógico que íbamos un poquito más tarde de lo acostumbrado, cuando vamos casi por la casa de Pepe Lobo, estaba el tráfico, hasta allí estaba la cola.
Ese día no estaba tan larga porque otros días la agarramos un poquito más arriba por los licuados y por toda esa zona.
Vino “pipe” y rebasó los carros porque ya era tarde y se ponía a hacer la fila de ese lugar, no iban ellos a llegar a las siete, porque mi hora de entrada es las ocho de la mañana.
Pues rebasó y cuando vio un pequeño espacio entre dos carros se le metió, que en este momento veo que es aproximado que se le metiera a mi vecina que nos acababa de dejar en la estación de buses.
Se me metió y me dijo Kevin: “Vistes a quién se le metió”.
“Si” le dije yo “te le metiste a la vecina le dijo a Luis Felipe”.
Luis Felipe la volteó a ver por el retrovisor y se dio cuenta porque ellos son de Cantarranas los dos, entonces “pipe” conoce a mi vecina, mi vecina se llama Marlen, pero Luis Felipe la verdad es que fue poquito lo que avanzó delante de mi vecina y volvió a salir, así fue que fue rebasando, se metía, se salía.
Cuando vamos adelantito de la Gasolinera Puma, yo sinceramente se lo digo que iba nerviosa porque corre mucho y me daba miedo, y le digo “corre un poco usted verdad”, entonces solo se sonrió él y allí no más se quedó en la fila porque de allí para abajo, más o menos de la gasolinera para abajo, ya es bien difícil rebasar porque la calle es más angosta y hay una curva bien grande.
Entonces los carros difícilmente allí van rebasando, solo rebasan en la calle recta, ya hicimos nuestra fila normal, los carros iban transitando normalmente, llegamos hasta el San Felipe, creo quizás unos diez minutos antes de las siete.
Kevin todos los días, todos los días desde que él se va conmigo y él todo los días me va a dejar a mi oficina.
Yo tengo de testigos a mis compañeros de trabajo que lo miran todos los días pasar, siempre están las mismas personas en la entrada y él llega hasta mi oficina.
Yo tengo llaves de los portones, me deja mi cartera encima de mi escritorio y luego se va, pero ese día no porque no íbamos con tiempo, no se bajó del carro.
Me dijo “mami ya no voy con tiempo”, entonces se fueron ellos y hasta allí supe que él se había ido para la Universidad.