Tegucigalpa, Honduras.- El extitular de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), Gabriel Rubí, acusado en la compra de percoladoras sobrevaloradas durante la pandemia de covid-19, se encuentra este martes en audiencia inicial en los juzgados en materia de Criminalidad Organizada y Corrupción.
A las 7:30 de la mañana, el extitular de Copeco se presentó ante los tribunales a la audiencia inicial, tras ser requerido por el Ministerio Público (MP) por el caso de las compras sobrevaloradas e innecesarias de equipos durante la crisis sanitaria que golpeó a Honduras desde 2020.
Por el caso, Rubí, quien recibió detención judicial días atrás, y otros exfuncionarios son acusados de fraude y violación a los deberes de los funcionarios.
Se espera que la audiencia inicial se pueda extender debido a la carga probatoria presentada por la fiscalía.
Entre los señalados también están Gilberto Estévez Martínez, exjefe de compras y Cristian Elías Santeli Chavarría, exdirector administrativo financiero.
El informe del MP reveló que Copeco, mediante el decreto ejecutivo PCM 005-2020, tuvo la potestad para gestionar recursos durante la pandemia, junto a otras instituciones.
Sin embargo, compraron productos sobrevalorados como percoladoras, lavadoras, secadoras, televisores, camas y otros artículos, los cuales se consideraron innecesarios y costosos y no sirvieron para enfrentar la crisis sanitaria que dejó cientos de muertos.
Otros implicados en el mismo caso
Por usurpación de funciones públicas y fraude, también están implicados Odalis Jazmín Martínez Maldonado, Junior Alexander Benítez Gonzáles Pedro Antonio Núñez y Mireya Patricia Paz Barahona.
A través de las investigaciones se conoció que algunos de los imputados simulaban ser funcionarios de Copeco con la finalidad de aparentar negociaciones lícitas con una empresa distribuidora de productos.
El informe menciona que los acusados, usando los falsos cargos, ocultaban las irregularidades y solicitaban que las ventas se facturaran a nombre de empresas de fachada, las cuales compraron los productos con una facturación inicial a los 7 millones de lempiras.
Estas empresas, en confabulación con Copeco, sobrevaloraron los mismos productos, adquiriéndolos por un precio superior a los 12 millones de lempiras (diferencia de más de cinco millones de lempiras del costo real al pago que realizó la empresa).