Tegucigalpa, Honduras
“Buenos días, ¿aquí se asientan (registran) los niños?”, consultó a un guardia de seguridad del Registro Nacional de las Personas (RNP) en Tegucigalpa la jovencita Bertha Pavón, de 19 años de edad.
Al recibir una respuesta positiva del celador, la madre primeriza entró a la dependencia pública desorientada y cargando una bebé de dos meses de nacida.
Bertha, al igual que miles de menores en Honduras, empezó su vida marital a los 17 años con un hombre de 28 años. “Al principio mi papá no quería, porque es bien celoso, pero mi mamá sí me dejó tener esposo”, confesó en plática con EL HERALDO.
En Honduras, según la organización Plan Internacional, la prevalencia del matrimonio infantil o uniones tempranas es del 34%, la segunda más alta de Centroamérica, después de Nicaragua, que tiene el 41%.
Mientras que estudios del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) revelan que cuatro de cada diez niñas o adolescentes se unen o contraen matrimonio.
Detrás del apacible rostro de Bertha y del cariño maternal que deposita en su hija, hay una triste historia, no solo por comenzar una temprana relación marital y ser madre a la vez, sino porque antes de nacer su hija su pareja de hogar fue asesinada.
“Con la ayuda de Dios voy a salir adelante”, exclamó la muchacha que reside en Zambrano, al norte del Distrito Central.
En los pueblos de Honduras por años se ha permitido que los padres entreguen a sus hijas de 15 o 18 años en matrimonios, con hombres de 30 y hasta de 60 años a cambio de terrenos, vacas o bajo amenazas a muerte.
Las más expuestas han sido las niñas, ya que datos de la última Encuesta Nacional Demográfica y Salud (Endesa) del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) revelan que del total de personas que contraen matrimonio, el 23% son niñas, contra un 5% de varones.
Olivia Aguilar, jefe del departamento de Matrimonios de la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC), detalló que al menos una vez al mes se registran matrimonios de un menor con una persona adulta.
La mayoría de los casos se dan entre niñas menores de 16 y 17 años, que ya están embarazadas y los varones, llegan en menos cantidad y andan en edades de 17 años en adelante.
Un requisito que debe reunir un menor para casarse es una autorización, mediante acta notarial, firmada por ambos padres, mientras que el adulto únicamente presenta la identidad, constancia de soltería, partidas de nacimiento de los hijos si tiene, hoja de antecedentes penales y la prueba de VIH-sida.
El Código de Familia en el capítulo II, artículo 16, sobre la aptitud para contraer matrimonio, indica que la mayoría de edad se obtiene al cumplirse los 21 años, y solo las personas mayores de edad gozan de libre aptitud para contraer matrimonio.
Pero podrán contraer matrimonio el varón o mujer de 18 años mediante autorización otorgada. Sin embargo, en el tercer párrafo se señala que quedará convalidado, sin necesidad de declaración expresa, el matrimonio entre personas donde el cónyugue cumpla 16 años por un embarazo o por haber concebido antes de llegar a esa edad.
La titular de la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf), Lolis María Salas, aseguró que celebran la decisión del Congreso Nacional de derogar el tercer párrafo del artículo 16 del Código de la Familia, que permitía el matrimonio infantil a partir de los 16 años.
De esta manera, Honduras da respuesta a la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que fue emitida el 18 de noviembre del 2014, que demandaba la eliminación del matrimonio infantil.
También se atiende una recomendación particular del Comité Internacional de los Derechos del Niño, ante la preocupación por la alta prevalencia de embarazaron en adolescentes.
La directora de Plan Internacional en Honduras, Belinda Portillo, precisó que la determinación del Congreso Nacional viene a proteger a las niñas, porque muchas se casaban con adultos, producto de violaciones o abusos.
“Estas son acciones afirmativas que está haciendo el Estado hondureño, pero faltan otras acciones como involucrar a los niños y la familia en educación sexual, así como otro tipo de acciones que permitan sentar las bases para que se cumplan los derechos de las niñas y niños”, declaró.