Tegucigalpa, Honduras
Es la 1:30 de la tarde, el radiante sol acalora las intransitables calles de la capital.
El semáforo parpadea rápidamente de amarillo a rojo, esta es la señal, es la oportunidad de ganarse el pan de cada día del pequeño Denis.
Solo tiene 12 años, pero sobre sus hombros y los de su hermano de 19 recae la obligación de atender a su abuelita.
Ella les cuidó desde muy pequeños y se hizo cargo de ellos cuando la violencia arrebató la vida de sus padres hace tres años.
Es por eso que cada tarde Denis espera que los vehículos se detengan frente al semáforo cercano a uno de los hoteles más prestigiosos de la ciudad.
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Con su rostro sudoroso se acerca al vidrio del conductor para ofrecerle sus servicios de limpieza de vidrios, pero si recibe un no como respuesta suplica por un lempira para ajustar algo de comer. Esta es su rutina. “No es divertido”, dice al equipo de EL HERALDO que se acercó a dialogar con él.
“Cuando salgo de la escuela me voy a la casa a comer, me quito el uniforme y me vengo”, detalla el también estudiante de sexto grado.
¿Y por qué vienes aquí?, le consultó EL HERALDO. “Tengo que ayudar a mi abuela con la comida porque mi hermano es albañil y me da el estudio”, respondió.
Relató que debe obtener 150 lempiras diarios y cuando los ajusta su trabajo se da por finalizado. “Vengo como a la una y ya como a las cinco (de la tarde) tengo los 150 pesos, hay días buenos, un día pasó un señor canosito y me regaló 500 lempiras y no vine en una semana”, relató con una pequeña sonrisa.
A Denis lo acompañaban dos adolescentes, cada uno portaba en sus manos una botella con tiner y se lo acercaba a su boca para inhalarlo.
¿Y vos utilizás tiner?, se le consultó. “No”, respondió con timidez mientras miraba de reojo a los jóvenes que expresaban una que otra burla por la plática.
EL HERALDO determinó abandonar la zona al ver a tres adolescentes dedicados también a limpiar vidrios de vehículos se acercaban al sitio, al llegar uno de ellos dio un empujón a uno de los jóvenes que estaban con el menor y Denis, al ver el acto de posible lucha, salió en veloz carrera.
Estrategia
Así como Denis, muchos son los menores que se dedican a pedir en las calles expuestos a los riesgos y a la violación de sus derechos.
Pero esta situación llevó al gobierno a iniciar una tarea para dar respuesta de forma integral a cada familia.
Lolis Salas, titular de la Dirección de la Niñez, Adolescencia y la Familia (Dinaf), informó que desde el 10 de septiembre se comenzó con la identificación de los menores y sus familias.
Explicó que el objetivo es conocer por qué estos menores están en las calles y atender sus necesidades para evitar que lo hagan.
“Es identificar la problemática de cada niño y niña, saber si tienen su familia y asegurar que esa familia evite llevar a los niños a pedir a las calles y tengan la oportunidad de estar a su edad en una escuela”, detalló.
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Para el caso explicó que si una madre o padre de familia de un menor que pida en calle no tiene trabajo, será la Secretaría de Trabajo la responsable de buscarle una oportunidad.
De igual forma si le falta alimento a la familia se le apoyará con la bolsa solidaria o los programas de Vida Mejor.
“Los niños deben estar gozando de oportunidades educativas, de condiciones de salud, incluso de seguridad alimentaria, condiciones que eviten riesgo para su integridad física y psicológica”, explicó Salas