Támara, Honduras
Entre las 41 aldeas que conforman el Distrito Central se encuentra Támara. Este rinconcito catracho, caracterizado por su clima templado y hospitalidad, está ubicado a 20 kilómetros de Tegucigalpa, hacia la carretera del norte.
El nombre de este valle no solo da de qué hablar por ser sede de unidades militares y hasta del Centro Penitenciario Nacional de Támara, antes Penitenciaría Nacional Marco Aurelio Soto.
La aldea, donde habitan alrededor de 5,000 pobladores, se ha caracterizado por ser muy solidaria y esto se refleja en los actos de misericordia como compartir con el necesitado, hacer actos de presencia en velatorios y rezos de novenario de difuntos.
Joya de gran valor
También como parte de sus tradiciones están los días festivos en honor al patrón San Matías Apóstol, a quien se le conoce por sustituir a Judas Iscariote luego de su traición a Jesucristo.
Entre los inmuebles que destacan en la comunidad y que hacen que este pueblito se llene de orgullo está el templo católico.
La iglesia, cuya construcción data de finales del siglo XVIII, es considerada como una joya de alto valor histórico, incalculable riqueza y belleza singular.
A criterio de Rafael Fernando Carías, inspector de Patrimonio del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), esta iglesia, al igual que otras del interior del país, fue construida con características particulares que son propias de la arquitectura vernácula.
“De manera arquitectónica, este inmueble está ubicado con un estilo vernáculo, que caracteriza a los pueblos y que el ser ha realizado con los materiales que tiene a mano”, explicó el experto.
Algunas de las particularidades es que la iglesia dedicada a San Matías tiene una fachada compuesta por un acceso central, ubicado en el atrio, o un vestíbulo con una puerta de doble hoja, enmarcadas en un marco de medio punto. “Pero lo que más hay que resaltar del inmueble son los dos retablos, donde se destaca el estilo barroco: el mayor que está en el presbiterio, otro en un lateral de la nave”, declaró el experto.
Al no más entrar a la iglesia se puede notar el aire de tradición representado en la loseta de barro original, que ha perdurado a través de los años, además de las paredes con columnas adosadas.
Y qué decir de las imágenes religiosas que se encuentran en su interior y forman parte de la devoción que manifiestan los fieles.
Las hay de bulto y de vestir, destacan la Inmaculada Concepción, Jesús Nazareno, San Matías y La Dolorosa, todas ellas de talla muy antigua.
Restauración
Este recinto de fe urge de un proyecto de restauración que garantice su conservación.
El techo entablado y con artesón de madera presenta un avanzado deterioro que debería ser atendido.
Al respecto, el IHAH ha realizado varios estudios que llevarán a la intervención de este templo antiguo, orgullo de Támara.
“Queremos que este templo -que es nuestro orgullo- sea rescatado con el fin de poderlo conservar”, manifestó Luis Cerna, habitante de la aldea.