Tegucigalpa, Honduras
Madre de tres hijos en edades de nueve, siete y un año. Ingresó al Instituto Tecnológico Policial (ITP) en busca de un futuro mejor para sus retoños.
Sin tener un trabajo estable y con un título de secundaria de bachiller en ciencias y letras, las oportunidades de salir adelante juntos a su hijos eran escasas.
Kathya Belinda Lacayo Melauth, de 23 años, originaria de Puerto Lempira, en el departamento de Gracias a Dios, es parte de la promoción 94 del ITP.
“Habíamos 600 personas haciendo el examen de admisión, pero de esas solo pasamos 50 y al final solo pudimos ingresar 45, los demás no hicieron el viaje por problemas económicos”, cuenta Kathya.
Al igual que muchos de sus paisanos misquitos hicieron el largo viaje a bordo de un barco carguero, ya que el exclusivo para pasajeros es aún más caro.
“Pagamos 1,500 lempiras de Puerto Lempira a La Ceiba”, recuerda.
“Mi padre falleció en 2012 y para poder sacar mi bachillerato sufrí bastante, tuve que salir al mar a trabajar en un bote camaronero, solo así me pude graduar”, relata la joven Lacayo, con su mirada perdida en el horizonte.
“El día que me vine de mi casa fue muy difícil, ese día cumplía un año de nacido mi último hijo, ese día estaba planeado para venirnos y me tuve que venir”.
Recuerda que cuando ingresó al ITP se aproximaba la Semana Santa, todos salieron, solo cuatro compañeros y yo nos quedamos.
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'Escuché sobre el ITP por la televisión'
Después de un “frustrado sueño americano” regresó al país con más interrogantes que respuestas a sus problemas económicos.
El 16 de enero de 2016 emprendió la peligrosa travesía hacia los Estados Unidos, pero al cruzar la frontera y llegar a McAllen, Texas, fue detenida por autoridades de migración de ese país del norte.
Se trata de María Elena Ortiz García, de 26 años de edad, y madre de dos pequeños hijos, de ocho y seis años respectivamente.
Hoy es una de las aspirantes a policía de la escala básica de la Policía Nacional y pertenece a la promoción 94 del Instituto Tecnológico Policial (ITP).
“Estudié comercio y me gradué de perito mercantil y contador público, pero nunca pude encontrar trabajo, eso me motivó entrar a esta institución”, expresa.
Un día estando en la casa escuché por la televisión que se estaban haciendo exámenes de admisión para entrar a la Policía, vine y apliqué, y no me arrepiento, asegura.
“El primer mes en el ITP fue muy crítico porque hay que adaptarse a la vida en la institución, a las reglas, las levantadas, pero cuando se quiere ser alguien en la vida, se lucha”, reconoce María Ortiz.
Con cinco meses dentro del ITP, admite que ha sido difícil y que le ha costado pero necesita darle un futuro a sus hijos y de paso brindarle seguridad a toda la ciudadanía.
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