CHOLUTECA, HONDURAS.-Con un molino de maíz, papel, cartón reciclado agua y pegamento, Magda Galo logra crear obras de arte, desde su taller, en el barrio Alegría.
Frutas, aves y muebles han surgido de sus talentosas manos a través de la iniciativa Green Art.
VEA: El coronavirus tiembla con el dulce sabor de Gely Dely
Ingenio
Las coloridas obras artesanales esculpidas por la artista y emprendedora se convierten en un sueño plasmado en la sala de su casa, área que se convirtió en su taller.
La dama de 46 años detalló a EL HERALDO el proceso de cómo buscar ingresos mientras ayuda al planeta al mejorar el medio ambiente a través del reciclaje.
La aventura inicia con buscar ayuda en escuelas, imprentas o empresas que ya no necesiten papel. Tras adquirir la materia prima, es momento de la clasificación.
Al separar los materiales, es tiempo de desmenuzar el papel para luego dejarlo reposar en agua y cloro unos días.
Después, la materia se introduce en un molino y cuando ya se tiene la masa sin exceso de líquido, se mezcla con pegamento.
Tras el dedicado proceso, llega el momento de convertir lo que una vez fue papel en las piezas solicitadas por los clientes.
ADEMÁS: Tatiana Ramos, la reina del 'delivery' que pedalea en la Kennedy
Según su testimonio, su amor por el arte nació con el dibujo, actividad que la acompaña desde siempre.
Junto a eso, las dos décadas de realizar reciclaje se fusionaron para buscar mejorar el medio ambiente.
Y es que ambas actividades en mención fueron uno de los motivos para crear el Green Art. Otro motivo fue la falta de oportunidades laborales en su región.
Sin embargo, eso no la desanimó y ahora ofrece a Honduras y el mundo la idea de “contagiar a todas las personas con la actividad del reciclaje”.
Mientras Galo detallaba su proyecto, rememoró que su padre Secundino era un excelente pintor, no obstante, nunca le enseñó las técnicas para dibujar o pintar.
“Nunca lo miré pintar, lo hacía mientras nosotros dormíamos, cuando despertaba al día siguiente miraba los cuadros, creo que mi talento es un don que me regaló Dios”, expresó.
Aunque es autodidacta, demuestra que sus piezas y dibujos son tan fuertes como el deseo de ver un mundo mejor.
“Me siento muy responsable de cuidar el medio ambiente, es mi deber porque no tenemos otro planeta donde vivir”, expresó.
ADEMÁS: uro amor y sacrificio, personal de El Tórax lo arriesga todo en la zona covid-19
Para la madre de tres hijos no hay excusa para rendirse, su creatividad le indica que es momento de crear zapateras y otros muebles útiles para el hogar.
Antes de que iniciara la emergencia por covid-19, la artista impartía clases de pintura a diez niños en una casa particular, pero por los momentos esa actividad está en pausa.
Galo agradece a proyecto Oportunidades Rurales financiado por el gobierno de Canadá a través de Swisscontact y el programa Mujer y Negocios de Cenpromype y Euro Labor.