Honduras

'En Tegus vivió Herman Bock, coronel de la Gestapo de Hitler', asegura el periodista Mario Hernán Ramírez

El Heraldo inicia este martes una sección de relatos con un archivo viviente y testigo de grandes hechos en la historia de Honduras: Mario Hernán Ramírez, ganador, entre muchas cosas, del Premio Nacional de Literatura y del Álvaro Contreras

31.08.2021

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- “Era un chele tremenda pipa, de brazos musculosos y un pecho fuerte. Calculo que medía por lo menos 1.90 de estatura”.

Don Mario Hernán Ramírez suelta una carcajada. Ochenta y siete años de vida le han quitado algunas cosas, pero no la belleza de su voz ni el buen humor.

El chele al que se refiere es Herman Bock, un alemán que conoció en 1982, el año en que Roberto Suazo Córdova asumió la presidencia de Honduras y los ingleses formaban largas filas en Londres para ver el estreno de la película The Wall de la banda Pink Floyd, y “Pecho de Águila” Zelaya vencía a Arconada en el mismísimo Mundial de España.

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Cuando don Mario llegó al Ministerio de Cultura como jefe de Relaciones Públicas, Bock ya estaba allí como consultor. Se hicieron amigos.

“Herman Bock estaba extasiado con las ruinas de una civilización antigua en La Mosquitia. ‘Marrrrrio Herrrrnán, eso es una joya, un tesoro, una maravilla’, me decía. Se trataba de la Ciudad Blanca”, cuenta el legendario periodista y escritor.

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Murió en el Hospital Escuela

Antes de llegar a Honduras, Herman Bock estuvo en Argentina, Venezuela y Costa Rica.

“Aquí en Tegucigalpa vivía en el barrio La Leona”, relata don Mario.

Y agrega: “A pesar de que era muy reservado, Herman Bock me aseguró que había sido coronel de la Gestapo de Adolfo Hitler. No me dio detalles, por supuesto”.

-¿En la Gestapo? -le preguntó don Mario.

-Sí, Marrrrio Herrrrrrnán, contestó el alemán. Bock arrastraba la erre y hacía un sonido parecido al de las metralletas que disparó en la Segunda Guerra Mundial.

-¿De la Gestapo, don Mario? -le pregunto yo.

-Así es, mi querido Oscarito… Nada menos que la policía secreta de Hitler.

-¿Y le preguntó qué hizo durante la guerra?

-Nunca, nunca… Aunque no descarto que Herman Bock hubiera asesinado judíos.

En Honduras, sin embargo, Herman Bock vivía una rutina simple: de la casa al trabajo, y del trabajo a la casa. No bebía alcohol. Tampoco fumaba.

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Y se marchó...

Una tarde Herman Bock dejó el Ministerio de Cultura y se marchó a Belice.

Don Mario relata que “la bulla es que allá tenía una gran cuenta en dólares”.

O se trataba de un rumor o malgastó el dinero, pues Herman Bock falleció en la miseria.

“Lo último que supe es que falleció en el suelo de una sala del Hospital Escuela… Si la memoria no me falla, fue en 1990”, cuenta don Mario.

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El año en que Chile le dijo “No” a la dictadura de Pinochet, doña Violeta Chamorro les pegó una patada en el trasero a los comandantes sandinistas y Buster Douglas noqueaba a Mike Tyson.

Lastimosamente, don Mario no recuerda el mes en que Herman Bock falleció, por lo que nunca sabremos si el coronel de la Gestapo presenció dos grandes acontecimientos que involucraron a Alemania en 1990: la caída del muro de Berlín y el triunfo de Die Mannschaft (el equipo), en el Mundial de Italia.

Si Herman Bock vio a Lothar Matthäus levantar la copa, seguro se fue de este mundo con una sonrisa, porque con el título de campeón en el bolsillo, cualquiera muere feliz…

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