TIJUANA, MÉXICO.- Tener un techo para cubrirse del inclemente sol y de la intemperie de la noche, un lugar donde haya un plato de comida y donde se esté a salvo de los peligros que asechan, es el sueño de todo migrante.
Como hondureño indocumentado en Tijuana, Douglas Oviedo (35) lo sabe muy bien y más allá de buscar su bienestar, su visión estaba puesta en sus compatriotas.
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Así que manos a la obra, él y otros indocumentados transformaron una casa casi en ruinas en un albergue para otros inmigrantes en México.
En la caravana
Douglas llegó a Tijuana en noviembre de 2018 luego de integrar una de las caravanas que salió de Honduras en octubre del mismo año. Se fue junto a varios vecinos de la colonia Villa Nueva de Tegucigalpa, tras permanecer más de un año sin empleo, pese a ser técnico en refrigeración y ante la impotencia de no poder mantener a su esposa y sus tres hijos.
Al llegar a suelo mexicano, ellos tuvieron que enfrentarse a la indiferencia y la xenofobia de algunos mexicanos que no alcanzaban a comprender por qué su país se estaba llenando de extraños.
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La sobrepoblación que hay en los albergues para migrantes en Tijuana, y no tener los 45 pesos que cobran algunos de ellos por permitirles dormir una noche y usar el baño, ha ocasionado que muchos indocumentados deambulen por las calles expuestos a secuestros, asaltos, violaciones y asesinatos.
Douglas, quien siempre se proyectó con los jóvenes, las iglesias y vecinos de su comunidad en Honduras, quiso hacer algo por los migrantes.
Así que junto a Reiniero Laínez, Michael Rodríguez y Brayan Martínez, así como otros compatriotas que conoció en la caravana, comenzaron a crear un albergue para migrantes que estuvieran en su misma condición.
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Gracias a su determinación lograron contactar a una familia que tenía una vivienda abandonada, quienes estuvieron de acuerdo en prestar el inmueble durante cinco años, con la condición de que fueran ellos quienes hicieran las reparaciones y pagaran los servicios públicos.
Fue así que los hondureños convirtieron la casa en ruinas, ubicada en la colonia Amparo Sánchez, en un acogedor albergue, donde planean refugiar a un promedio de 40 mujeres sin papeles y a sus hijos.
“Uno de hombre pues mira cómo hace, pero las mujeres que vienen con niños y que buscan una frontera para darle un mejor futuro a sus hijos, es necesario cuidarlas, aquí están inseguras, el acoso sexual es muy fuerte”, comentó Douglas a EL HERALDO.
El hogar lleva por nombre El Puente, ya que pretende servir de enlace entre los migrantes y su “sueño americano”.
Por el momento, solo funcionará de refugio para aquellos que han solicitado asilo en Estados Unidos y que deben esperar en México para obtener una respuesta oficial.
El proyecto no solo es infraestructura, aclaró el hondureño, pues trabajan en gestionar oportunidades laborales en fábricas y negocios para las residentes del albergue.
Y aunque Douglas está a la espera de recibir su respuesta de asilo el próximo 16 de septiembre, asegura que aunque se la acepten o la rechacen, seguirá apoyando el albergue desde donde sea que viva.
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