Honduras

En cajas de maquillaje y por delivery entregan drogas en aulas de la UNAH

Ante los nuevos métodos para traficar droga en la UNAH, autoridades ya tienen identificados perfiles de los traficantes
05.08.2024

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- “Necesito tres de mota y tres de perico. ¿Cuánto sería?”, consultó vía WhatsApp un periodista de EL HERALDO a un sujeto que distribuye estupefacientes dentro de Ciudad Universitaria de la UNAH.

“Los pedidos se toman los sábados y domingos y las entregas son los lunes, miércoles y viernes. El tiburón (un tipo de marihuana) cuesta 150 lempiras y la blanca (cocaína) 250 varas y, por ir a dejarla al aula de clases, son 200 lempiras más”, respondió el vendedor de drogas.

“Mucho dinero por la entrega, mejor yo voy a Reloj o al J1 -ambos lugares puntos de venta de droga en CU-”, se quejó el reportero que se hizo pasar por un estudiante de la máxima casa de estudios.

“¡No, chiqui!, ya no trabajamos así. Si querés, acepta lo que te dije o no volvás a escribir”, respondió tajantemente el encargado de recibir los pedidos ilegales, quien no tenía foto en su WhatsApp y solo se identificó con la letra “N”.

“¿O sea que los 200 lempiras son por un servicio a domicilio dentro de la U?”, se le preguntó al distribuidor.

“Así es. Si lo encargas hoy te lo entregamos los días que ya te había dicho”, enfatizó el sujeto, quien se desconoce si es hombre, mujer o hasta un mismo estudiante de la UNAH.

Microtráfico de drogas en la UNAH: Estudiantes venden y distribuyen sustancias ilícitas

“Mi perro, usted solo díganos en qué edificio y aula estará, para cuándo y a qué hora la quiere para ir a dejársela”, volvió a escribir la persona.

“Andá, déjamela en el D1, en las aulas del primer piso, el viernes”, respondió el reportero, quien materializó el pedido a domicilio de cocaína y marihuana, las drogas más comunes que se comercializan en este centro de estudios.

Así fue como EL HERALDO constató la nueva estrategia de venta: las drogas en la UNAH se encargan con días de anticipación y el método de entrega o distribución es con servicio a domicilio (delivery); se entregan en las aulas de clases y los estupefacientes los ocultan en cajas de maquillaje para no levantar sospechas.

Distribuidores de droga así le entregaron cocaína y brownies con marihuana, ocultos en cajas de maquillaje.

Este nuevo método surge porque, durante la gestión del exrector Francisco Herrera, la venta de droga era visible en cualquier punto de Ciudad Universitaria: el famoso reloj, que es la plaza de las Cuatro Culturas, el edificio J1, C1, entre otros, eran los puntos fijos de droga y los más populares. Era un secreto a voces, así lo constató este rotativo hace más de un año.

Ahora, en la gestión de Odir Fernández como máxima autoridad en la UNAH, con nuevos métodos para reducir el microtráfico de drogas, se ha obligado a las redes de distribución a reducir la venta de estupefacientes, pero también estas redes han innovado su sistema de entrega.

La compra de droga en la UNAH ya no es tan expedita como antes, ya que los capos ya no se encuentran en sus plazas y, para poder llegar a ellos y materializar alguna adquisición, es necesario hacerlo vía WhatsApp y de manera anónima.

EL HERALDO compró cocaína, marihuana y hasta brownies con dos diferentes capos y proveedores, y para poder llegar a ellos se visitaron los puntos de drogas que operan dentro de la UNAH. Para sorpresa de este rotativo, ya no estaban las plazas.

Esto obligó a preguntar a estudiantes que estaban presentes en la zona dónde se podía conseguir mota o perico, y facilitaron a este rotativo dos números telefónicos de proveedores, pero advirtieron: “Tené cuidado y cuidado, vas de sapo”.

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Suspenso en entrega de droga

Después de que un sábado este rotativo concretó el encargo de cocaína y marihuana, el jueves el vendedor se volvió a comunicar con el periodista: “¿Vas a confirmar lo que encargaste?”, preguntó.

“¡Sí!”, fue la respuesta del reportero, aún con la intriga de quién es la misteriosa persona detrás de los mensajes de WhatsApp.

El viernes por la mañana, el sujeto nuevamente volvió a escribir al reportero: “¿A qué hora te voy a llevar el pedido y a qué aula?”.

“Al D1, aula 116 a las 10:00 de la mañana”, se respondió.

Desde una hora antes, el equipo de EL HERALDO llegó a la zona pactada para monitorear el lugar de la entrega y medir los riesgos que se corren al tratar con los capos de la droga.

El periodista entró al aula (no había clases en ese horario) y se sentó. Llegaron las 10:00 de la mañana y el distribuidor no aparecía. Pasaron 20 minutos y todavía no llegaba y ya ni respondía los mensajes.

Los minutos de espera se hicieron eternos, por lo que surgieron las preguntas: “¿Será que el distribuidor de drogas llegó antes y descubrió al equipo de EL HERALDO ocultándose para captar la evidencia gráfica de la entrega? ¿Será que vieron al equipo y decidieron irse?”.

Finalmente, a las 10:30, justamente afuera del aula 116 en el edificio D1, una joven de fachas sencillas, piel quemada por el sol y evidentemente nerviosa se acercó al periodista y le dijo: “¿Usted fue el que encargó el producto?”.

El reportero que se hizo pasar como estudiante esperó su pedido a domicilio en las aulas de clases para comprobar si los métodos de delivery eran ciertos, y sí fue así, según constató EL HERALDO.

“Hola, sí”, fue la respuesta del reportero. Inmediatamente, la joven le entregó una bolsa color naranja y dentro de ella una caja de maquillaje de mujer y el estuche de un pintalabios estaban al fondo de la bolsa.

El periodista, sorprendido, le consultó: “¿Aquí van el perico y la mota?”. “¡Ajá!”, contestó ella.

Así fue entregada la droga en cajas de maquillaje para mujer. La cocaína está en vuelta en los sobres color café.

“¿Por qué la veo nerviosa?”, se le preguntó a la distribuidora de drogas. Su semblante serio fue interrumpido con una risa y la justificación de que “es que estaba lloviendo y me mojé un poco”.

Al ver que la joven, de unos 25 a 28 años, estaba nerviosa, se le preguntó: “¿Usted es la que vende esto?”.

“No pudo contestar”, respondió. Sus ojos delataron más nerviosismo y su rostro decía que no, pero inmediatamente, al recibir el dinero pagado por el periodista, se amarró el cabello y, a paso acelerado, se marchó.

El reportero ingresó al aula y desde la puerta transparente observó a la joven. Al ver que esta ya tenía una distancia prudente, el periodista decidió seguirla. La alcanzó hasta los baños del primer piso del mismo edificio.

Un sujeto malencarado y serio la estaba esperando y el reportero evidenció el momento en que ella le entregaba el pago de la droga a él. El hombre, de aproximadamente 1.75 metros de estatura y delgado, miró al periodista, quien al sentirse amenazado por la fuerte mirada decidió abandonar inmediatamente el edificio.

Esta compra de estupefacientes se dio cuando catedráticos impartían sus clases, docentes y estudiantes recorrían los pasillos y la seguridad de la UNAH recorría la zona.

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Operan con mismo método

EL HERALDO, decidido a entender el alcance de estas redes de operación, realizó una segunda compra.

La entrega de marihuana fue rápida y sin complicaciones, pero dejó una pregunta sin respuesta: ¿volverán los traficantes a las plazas de antes?

EL HERALDO contactó a un segundo distribuidor de drogas en la Ciudad Universitaria y, en efecto, el método de encargo y entrega es el mismo de todos los capos que operan en la UNAH.

Después del encargo de marihuana vía WhatsApp, la droga se entregó dos días después, pero esta vez el equipo periodístico de EL HERALDO citó al distribuidor en el reloj, donde antes normalmente se vendían estos estupefacientes.

A las 4:00 de la tarde, un sujeto delgado, de 1.65 metros de estatura y sin mochila, detectó al comprador (el periodista) y en una bolsa color café entregó la marihuana encargada.

En una entrega y pago que duró un poco más de un minuto, el reportero directamente le consultó al distribuidor: “¿Cuándo volverán a vender aquí como antes?”.

El sujeto, muy precisado y de pocas palabras, entrega la marihuana al periodista de EL HERALDO.

El sujeto, serio pero con rostro relajado, solo justificó que “ahorita no se puede”.

El distribuidor comenzó a contar el dinero que le entregó el periodista y reclamó: “Faltan los 200 lempiras del servicio a domicilio”.

El reportero contestó que “en ningún momento se pactó pagar el servicio a domicilio, solo lo de la droga”.

“Pensé que ya eras comprador; todos los clientes saben que eso cuesta dejar la droga donde ustedes nos digan dentro de la UNAH”, explicó con un elevado tono de voz el vendedor.

“Bueno, te voy a dar los únicos 200 lempiras que me dieron para la semana”, entregó el periodista. Sin más, el hombre se marchó.

El reportero de EL HERALD accedió a pagar una alta suma de dinero por las drogas.

No obstante, también se constató que el microtráfico ha disminuido en la Ciudad Universitaria al cerrar los puntos de droga que por años estuvieron operando ante la vista de todos y con el aval de las autoridades.

Ante esta situación, EL HERALDO conversó con el rector de la UNAH, Odir Fernández, quien reconoció que “la situación no es fácil”, pero aseguró que el microtráfico se ha reducido sustancialmente.

Fernández también expuso que otro punto de droga que está activo es en frente de la UNAH, en la bahía de CU, que está en el Bulevar Suyapa.

“Con la ayuda de los caninos antídroga se ha logrado esta disminución porque ellos olfatean mochilas, ropa, cualquier cosa. Incluso, se ha regulado la venta de los vendedores ambulantes porque ellos también distribuían”, explicó el rector.

Fernández también expuso que la UNAH identificó los mismos cuatro puntos de venta de droga que este rotativo ya había denunciado hace más de un año.

Datos de la UNAH indican que cuatro estudiantes de la UNAH están identificados como los principales distribuidores de la droga en CU y el Ministerio Público ya está en investigación.

“A todo esto se le ha dado seguimiento y se les ha seguido hasta el lugar donde distribuyen. La droga se mete en las mochilas como si fueran estudiantes y dentro de vehículos”, dijo.

Explicó que “es muy difícil revisar todos los vehículos que ingresan a la universidad porque son miles de carros”.

El rector aseguró que el microtráfico sigue operando, pero seguirán implementando medidas para reducirlo, aunque reconoce que es muy difícil erradicar la situación, por lo que están trabajando en conjunto con el Ministerio Público y la Secretaría de Seguridad.

Mientras tanto, en rincones insospechados de la UNAH, un inquietante silencio envuelve la manera en que las drogas llegan a las aulas. La trama, tan elaborada como desconcertante, ha transformado la venta de estupefacientes en un enigma de entrega personalizada y discreta.

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