TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Haciendo largas filas para recibir algunos víveres, sentados en camas, colchonetas o simplemente en el suelo, así amanecieron decenas de hondureños que se encuentran en albergues o en la calle tras perder todo por las fuertes lluvias.
Doña María Gómez es una de ellas. La señora, quien puso una carpa en la colonia Filadelfia, expresó su temor de estar viviendo algo similar a lo de Eta y Iota en 2020. “En ese momento perdimos todo, ahora salimos de la casa solo con lo básico y dispuestos a perder nuestras cosas”, dijo.
Familias enteras apenas pudieron salir de sus casas luego del desbordamiento de ríos y quebradas, principalmente en la zona noroccidental de Honduras, recordando el horror que vivieron en 2020, cuando las tormentas Eta y Iota provocaron que decenas de casas quedaran bajo el agua.
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El país entero se encuentra en alerta, pero la situación más crítica se mantiene en los departamentos de Santa Bárbara y Copán, así como los municipios de Pimienta, Villanueva, Potrerillos, La Lima, Choloma y San Manuel, en el departamento de Cortés. Santa Rita y El Progreso, en Yoro, y Tela, en Atlántida, también reportan inundaciones y problemas en los bordos, señaló Juan José Reyes, jefe de alerta temprana de la Secretaría de Gestión de Riesgos y Contingencias Nacionales (Copeco).
Hasta la tarde del viernes, Copeco contabilizaba daños en 41 municipios del país, muchos de ellos ubicados en departamentos que todavía trataban de levantarse tras las tormentas de noviembre de 2020.
En la aldea Santiago de Pimienta, el río Ulúa afectó a la población y los cultivos por 70 metros de bordo que pidieron se les reparara y nunca llegó el proyecto a esa zona.
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El viernes cuatro militares resultaron heridos cuando un camión del ejército se accidentó en la calle que de Pimienta conduce a la aldea Santiago.“No hemos ni logrado superar lo de Eta y Iota y ya tenemos daños fuertes”, lamentó Walter Perdomo, alcalde de Villanueva, Cortés.
El alivio es que la estación de Chinda, en Santa Bárbara, marcó que el río Ulúa volvió a su caudal normal, sin embargo, en San Manuel, Cortés, “sigue marcando un caudal muy elevado, por eso hay que mantener las medidas de prevención”, sugirió Reyes.
La situación en estas zonas afectadas es que si las lluvias se concentran en la región noroccidental significa que los caudales de los ríos aumentarán y podría desbordarse, como ocurrió con el Ulúa el miércoles anterior.
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Familias afectadas
Hasta el viernes, Copeco había desalojado a las personas que vivían cerca de la ribera de los ríos Ulúa y Chamelecón, considerados sumamente peligrosos para los habitantes de las zonas bajas del Valle de Sula.
Asimismo, varias personas que residían en zonas vulnerables de Copán, Ocotepeque y Santa Bárbara fueron evacuadas para evitar que el número de muertos ascendiera. Hasta ayer las autoridades contabilizaban 13 personas fallecidas, la mayoría procedente de Santa Cruz de Yojoa, en el departamento de Cortés.
Además, se habla de 6,693 familias afectadas a nivel nacional, 1,500 de ellas ubicadas en albergues temporales instalados en escuelas, colegios y gimnasios. Solo en el sector de la Rivera Hernández y La Lima, en Cortés, reportan 70 familias en albergues, sin contar los casos de personas que improvisaron covachas de plástico o champas en plena calle.
“Nos toca salir de nuevo de nuestras casas, fueron tres meses fuera en 2020... tiempos difíciles. Esperemos en Dios que en esta ocasión las cosas no pasen a más”, dijo Eleana Meléndez, una hondureña que tuvo que dejar su casa ubicada en la colonia Celeo Gonzales, en San Pedro Sula.
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Durante las tormentas Eta y Iota, esta fue una de las zonas más afectadas; semanas después de las fuertes lluvias, el agua seguía estancada en las calles, por eso -dos años después- ante una nueva advertencia, los pobladores no dudaron en refugiarse en los albergues o simplemente plasmarse en las calles de la ciudad industrial.
En El Progreso, Yoro, la situación fue completamente igual: familias completas apenas pudieron salir con vida de la zona, dejando atrás su patrimonio, comida, ropa y el resto de objetos personales.
“Corríamos un riesgo grande; ahora perdí todo, quedé en la calle y toca empezar de nuevo”, contó Maribel Padilla, otra de las personas albergadas, solo que en un centro habilitado en El Progreso, Yoro.
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Su familia había salido días antes de la vivienda porque ella se sentía segura, pero de un momento a otro le dijeron que se había roto el bordo de Amapa y “salí corriendo sobre la carretera”, contó. La hondureña vivía en la aldea Las Chumbas, ubicada en El Progreso. Las autoridades de este municipio dijeron que son nueve las colonias afectadas, asimismo hay daños en las zonas donde años atrás se sembraba banano.
Tanto Copeco, como el resto de cuerpos de socorro, han pedido a la población estar alerta y desalojar las viviendas ubicadas en zonas consideradas de alto riesgo, ya sea por inundaciones o deslizamientos, pues se pronostica que las lluvias continuarán.
Unas horas de sol
Horas de esperanza vivieron el viernes los pobladores en Cortés luego que caudales de los ríos Ulúa y Chamelecón disminuyeran su niveles, sumado a que fue un día soleado y sin lluvias en las regiones norte y occidente.
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