TEGUCIGALPA, HONDURAS. -La situación económica de los productores de café, sobre todo de los pequeños, es precaria. Esto debido a que los caficultores hondureños son víctimas de una distribución cada vez más desigual de los recursos que genera el comercio del aromático.
También de los bajos precios en el mercado nacional e internacional y de las millonarias retenciones y aportaciones que aplica el Instituto Hondureño del Café (Ihcafé).
Los productores cultivan y producen la materia prima, pero reciben menos de los costos de producción por la venta de su producto.
También resultan afectados en el proceso de intermediación, exportación y hasta en los costos de la gobernanza .
Las retenciones y descuentos han empeorado la situación económica del cafetalero, según los productores y analistas consultados.
La aprobación de alivios financieros solo ha dejado un alto nivel de endeudamiento para los caficultores.
A la fecha, la deuda de los productores asciende a más de 9,000 millones de lempiras, según el productor y diputado en el Congreso Nacional, Mario Segura.
Entre la comercialización, las aportaciones a las gremiales y el pago de créditos que habían sido condonados, los productores tienen pérdidas cercanas a los 3,000 millones de lempiras cada año, según cifras de la cosecha 2017/2018.
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Retenciones y aportaciones
Los informes económicos del Ihcafé y los realizados por los productores detallan cada uno de los aportes, retenciones y deducciones que pagan los productores.
Las retenciones directas al productor de café son 13.25 dólares por quintal de 46 kilogramos, lo que equivale a más de 323 lempiras al cambio actual del dólar.
De este monto se destina 1 dólar por cada quintal para financiar el funcionamiento del Ihcafé, lo que suma más de 224 millones de lempiras, de acuerdo con la cosecha 2017/2018 que fue de 9.4 millones de quintales exportados.
En tanto, las aportaciones al Fondo Cafetero Nacional (FCN), para el mantenimiento de la red vial de las zonas productoras de café, es de 1.75 dólares por quintal. En la pasada cosecha significó un aporte de los productores superior a los 386 millones de lempiras.
Otra carga son las deducciones para el pago de préstamos que se han aprobado durante años, incluso financiamientos que fueron condonados como es el caso del que otorgó Taiwán. En este caso, el Ihcafé continuó con las retenciones por ese crédito y no ha explicado dónde están esos fondos.
Con esas retenciones, en el decreto 185-2011 se estableció crear el lnstituto de Previsión del Caficultor (lPC) para beneficios de seguridad social de los productores de café a nivel nacional. No obstante, a la fecha ni el gobierno ni el Ihcafé han informado si se contempla cumplir o no el decreto.
El monto retenido para el pago de préstamos suma más de 330 millones de lempiras por cosecha, a razón de 1.50 dólares (1.36 lempiras)por quintal de café.
De todas las retenciones, solo los 9 dólares por quintal del fideicomiso son retornados a los productores, sino tienen deudas. Aunque miles de pequeños productores que venden su café a intermediarios pierden ese fondo.
De acuerdo con informes del Ihcafé, entre 2003 y 2017 se captaron 13,404 millones de lempiras por concepto del fideicomiso, de los que 13,378 millones fueron utilizados para pagar deudas de los productores y para devolución del efectivo. Mientras que los restantes 26 millones estaban retenidos por falta de cotejo de documentos de los productores.
Las retenciones para el fideicomiso no están entre las pérdidas, ya que el fondo es devuelto o utilizado para pagar deudas.
El reclamo con el fideicomiso es derivado de la falta de pago de los intereses.
No obstante, en el decreto 93-2018 se aprobó que en un plazo de 60 días se le devuelvan las retenciones con sus respectivos intereses a los productores que no hagan uso de financiamientos.
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Las pérdidas
Las pérdidas económicas para el productor no se limitan a las retenciones o aportaciones, en el proceso de comercialización pierden cantidades millonarias.
A los productores se les aplica un descuento por humedad, según el reglamento de comercialización, de hasta 51% de humedad en café pergamino lavado y escurrido, lo que se considera un exceso.
Tomando en cuenta que el café se comercializa con un porcentaje de humedad del 12%, que si lo suman al 51%, representaría un 63% de humedad total, significaría que el peso de un grano de café oro solo tendría un 37% de materia seca y el 63% de agua. Esta medida causa enormes pérdidas al sector productor.
En la última cosecha, los descuentos por humedad dejaron 225 millones de lempiras.
“Creemos que se deberían realizar estudios para determinar el descuento apropiado que no afecte a ninguno de los eslabones de la cadena agroindustrial del café”, consideró Walter Villatoro, productor y analista del sector.
Otro descuento es por la tara, que no es más que restar 1 kilogramo (2.2 libras) por cada saco de polietileno mojado, al momento de recibo y peso del café, cuando en la práctica un saco de este tipo y el más utilizado para el acarreo del café lo que pesa es un máximo de media libra.
Este reducción por el precio de un saco suma durante la cosecha 498 millones de lempiras que se esfuman del bolsillo de los que producen el café.
Por otra parte, el reglamento establece el uso de básculas con la libra inglesa que es de 454 gramos, pero en la práctica están usando la libra española de 460 gramos, para una diferencia de 6 gramos por libra, que si se multiplica por 100 libras que tiene el quintal, equivale a 600 gramos, lo que significa 1.32 libras por quintal oro vendido que pierde el productor. En este caso, el informe revela que los cafetaleros dejan de ganar casi 300 millones de lempiras.
En tanto, por instrucciones del Ihcafé, los intermediarios, exportadores y cooperativas cafetaleras, al momento de entregar el comprobante de venta realizan la conversión de pergamino seco a oro, realizando la división del total de libras pergamino seco entre 125 en lugar de 120 libras. Esto reduce las ganancias del sector productivo en 99 millones de lempiras.
Además, aplican un castigo por daños: el reglamento de comercialización faculta a los intermediarios, exportadores y cooperativas cafetaleras a realizar una evaluación de la calidad del café y determinar el porcentaje de daño, permitiendo hasta 7%.
Sin embargo, los compradores aplican un 10% de daño en promedio, restándolo en el momento de pagar el café. Esto se convierte en la mayor de las pérdida para el productor por un monto que supera los 940 millones.
La Secretaría de Desarrollo Económico (SDE) es la encargada por ley para hacer cumplir el reglamento de pesos y medidas, pero la intervención ha sido nula, según el diputado Mario Segura.
En la misma línea se expresó el vicepresidente del Ihcafé, Dagoberto Suazo, quien consideró que el gobierno debe aplicar las medidas que le corresponden para garantizar que los productores reciban el pago justo por su café.
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Productores
Además de solicitar revisión a las retenciones y aportaciones, así como al sistema de comercialización, los productores exigen una reforma estructural a la gobernanza del Ihcafé y la reactivación del Consejo Nacional del Café (Conacafé).
A criterio de productores, exportadores y analistas, la toma de decisiones se ha concentrado durante 15 años en un pequeño grupo de representantes de las principales gremiales cafetaleras (Aprocafeh, Anacafeh, La Central y Uniocoop.
Tampoco el gobierno ha tomado decisiones para impulsar una política cafetalera real para el sector y así apoyar a los productores a salir de la severa crisis.