Honduras

Valle urge de mayor inversión en temas de vulnerabilidad

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07.10.2014

SERIE 3/5

Valle, Honduras

Las obras de mitigación que requieren las comunidades del departamento de Valle han llegado a cuentagotas y en su mayoría en vez de solucionar problemas los han agravado.

Al menos esto es lo que aseguran los vecinos de la zona, luego de continuar bajo la amenaza de las inundaciones, deslizamientos y movimientos sísmicos.

El municipio de Alianza es uno de los ejemplos, zona donde se construyó un puente vehicular, obra que antes de ser inaugurada sucumbió, lo que obliga a los vecinos a cruzar el río Goascorán por medio de pasos provisionales.

En la comunidad además se prometió parar las inundaciones con la construcción de bordos de contención a un costo de 16 millones de lempiras, proyecto que en la actualidad ha generado problemas en las partes bajas.

Luis Gallo, uno de los pobladores, dijo que en La Ceibita, comunidad donde reside, antes de construir los bordos no se registraban inundaciones, pero ahora es una de las primeras en llenarse tras el desbordamiento del río Goascorán.

“Con esas bordos lo que hicieron fue tan solo trasladar el problema de un lugar hacia otro, pues ahora seis zonas de la parte baja se inundan con unas horas de lluvia”, aseguró Gallo.

De acuerdo con el entrevistado, lo más grave es que los problemas son latentes, pero las autoridades estatales no le toman importancia.

“Lo único que vienen a dejar son alimentos, pero esto no repara el problema que desencadena que nosotros cada vez que llueve necesitemos de la ayuda para alimentarnos”, agregó.

Unas semanas atrás la comunidad quedó inundada con apenas unos minutos de lluvia, por lo que fue necesario que las autoridades de Copeco declararan la alerta verde en la zona.

El alcalde de Alianza, Faustino Manzanares, dijo que el municipio cada año sube en cuanto a la vulnerabilidad.

Para ejemplo, este año la sequía arrasó con los cultivos en la localidad, recordó el jefe municipal.

“Nosotros, como alcaldía, hacemos lo poco que podemos ya que solo trabajamos con las transferencias gubernamentales, y es poco para las necesidades con que contamos”, manifestó el edil.

Y es que la respuesta ante las amenazas naturales en la zona consiste de manera fundamental en acciones pos-desastre puntuales en situaciones de emergencia y en la ayuda de los organismos internacionales y de las redes oficiales de emergencia.

Unas 6,659 personas residen en el municipio de Alianza, distribuidas en cinco aldeas y 42 caseríos.

Según un estudio realizado por expertos del programa la Cuenta del Milenio, en la comunidad que representa Manzanares se requiere una inversión de 300 millones de lempiras para evitar las inundaciones.

Apoyo

El jefe del Sistema de Alerta Temprana (SAT) de Copeco, Juan José Reyes, dice que en la zona se ha trabajado con la conformación de Comités de Emergencia Municipal y Comités de Emergencia Local.

También se han fortalecido los sistemas de alerta temprana para reducir en parte los riesgos para la población.

En cada municipio se cuenta con Codem, Codeles y un Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager), lo que ha dado resultados positivos en caso de las emergencias, explicó el funcionario.

“El cambio climático cada vez genera nuevos comportamientos, como sucedió con la sequía, la cual se desencadena por el fenómeno del niño, entonces cuando no nos adaptamos y no generamos mecanismos de prevención a la vulnerabilidad los cambios nos agarran sin obras de mitigación”, dijo Reyes.

De acuerdo con el entrevistado, para atender los problemas se requiere la participación ciudadana y los gobiernos locales.

“Hay que considerar también que el país es considerado altamente vulnerable”, agregó.

En el departamento se cuenta con un sistema de monitoreo de movimientos sísmicos, ubicado en el sector de Amapala.

Zonas de riesgo

Los nueve municipios del departamento, según las autoridades locales, presentan algún tipo de vulnerabilidad.

El jefe de proyectos de Cruz Roja Hondureña, Nahún Moreno, manifestó que a raíz de las últimas emergencias suscitadas en el departamento se puede valorar que la vulnerabilidad de las comunidades no ha cambiado.

“Para mejorar la situación de fragilidad de las comunidades en torno a fenómenos naturales se requiere un mayor esfuerzo tanto del gobierno, de organizaciones cooperantes y la población”, expresó Moreno.

La sequía afectó a Caridad, Aramecina, Langue, Goascorán y San Francisco de Coray, zonas donde es marcada este tipo de situación, lo que deja a miles de familias sin la alimentación básica, agregó.

Las inundaciones se registran más en Alianza, las partes bajas de San Lorenzo y Nacaome, a causa del desbordamiento de quebradas y ríos.

En Langue y San Francisco de Coray se registran además comunidades donde se han presentado movimientos sísmicos.

Con apoyo de la cooperación internacional se han ejecutado inversiones significativas en obras de infraestructura, ayudas humanitarias y capacitaciones, pero se necesita la colaboración de los gobierno locales para ampliar la proyección, reconoció el socorrista.

De acuerdo con un estudio reciente realizado por la Cruz Roja Hondureña/Suiza, se logró evidenciar que los municipios del departamento que se encuentran en el corredor seco han registrado hambruna este año, a causa de la sequía.

En el país se han enlistado unos 137 de los 298 municipios declarados vulnerables a la sequía.

Se estima que cada año el país invierte 13 mil millones de lempiras en la atención de los problemas que se generan por causa de la carencia de alimentos.

En el departamento residen unas 171,613 personas. Un alto porcentaje de las familias de Valle residen en viviendas construidas de desechos, es decir, ramas secas y restos de plásticos, lo que se suma a la vulnerabilidad ya que las edificaciones no han sido construidas bajo lineamientos que permitan soportar un fenómeno natural, sean lluvias, vientos rachados o movimientos sísmicos.

Entre los municipios con más alto porcentaje de este tipo de construcciones destacan Amapala, San Lorenzo, Langue, Alianza y Nacaome.

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