DENVER, ESTADOS UNIDOS.- Como “el asesino más frío y más calculador que yo jamás haya perseguido”, calificó la fiscal Rebeca Gleason a
Miguel Ángel Licona Ortega, el hondureño que fue condenado a cadena perpetua tras asesinar de múltiples disparos a su compatriota
Javier Chacón Ortega, en el estacionamiento de
Tierra Maya Sports Bar and Grill en Denver, en Colorado, Estados Unidos.
En el relato de testigos y vídeos de cámaras de seguridad que sirvieron como pruebas para la sentencia se plasman conductas calculadoras y ajenas al arrepentimiento. La discusión empezó a puñetazos en el interior del bar, pero Licona instó a Chacón a resolver el conflicto en el estacionamiento. Ahí inició disparándole en la nuca y ya cuando lo vio en el suelo, siguió disparándole varias veces en la cabeza y en la espalda.
Su ausencia de miedo y frialdad después de perpetrar el crimen lo llevó al punto de evadir las acciones de la justicia planificando su fuga inmediata del sector. El crimen 'había sido premeditado' pues ya había un vehículo esperándolo para huir, según revela la orden de arresto.
En la escena del atroz crimen hubo histeria colectiva. La lluvia de balas provocó que las personas que se divertían en el bar salieran corriendo en veloz carrera, antes de que los disparos barrieran con todos.
El informe policial también revela que Licona Ortega era un traficante de heroína. Un mes antes del asesinato ya había sido arrestado y acusado por dos asaltos agravados.
Además: Hondureño condenado a cadena perpetua era traficante de drogas
En el relato de testigos y vídeos de cámaras de seguridad que sirvieron como pruebas para la sentencia se plasman conductas calculadoras y ajenas al arrepentimiento. La discusión empezó a puñetazos en el interior del bar, pero Licona instó a Chacón a resolver el conflicto en el estacionamiento. Ahí inició disparándole en la nuca y ya cuando lo vio en el suelo, siguió disparándole varias veces en la cabeza y en la espalda.
Su ausencia de miedo y frialdad después de perpetrar el crimen lo llevó al punto de evadir las acciones de la justicia planificando su fuga inmediata del sector. El crimen 'había sido premeditado' pues ya había un vehículo esperándolo para huir, según revela la orden de arresto.
En la escena del atroz crimen hubo histeria colectiva. La lluvia de balas provocó que las personas que se divertían en el bar salieran corriendo en veloz carrera, antes de que los disparos barrieran con todos.
El informe policial también revela que Licona Ortega era un traficante de heroína. Un mes antes del asesinato ya había sido arrestado y acusado por dos asaltos agravados.
Además: Hondureño condenado a cadena perpetua era traficante de drogas