El cumpleaños de la capital de Honduras está próximo, pero no quiere celebrar sus 435 años de nacimiento con arrugas de atraso y agonías de ignorancia, sino honrando el pozo inagotable de sabiduría que ha formado durante esos siglos.
Y qué mejor manera de perpetuar el legado, la historia, la cultura y la idiosincrasia del Distrito Central que forjando alumnos de calidad con amor a la sabiduría.
En los últimos años, la calidad educativa de la capital ha mostrado grandes falencias, a pesar de ostentar niveles socioeconómicos por encima del promedio nacional, opinan los expertos.
Sin embargo, el 2013 promete cerrar con una mejoría del ocho por ciento en el rendimiento académico del alumnado capitalino, proyecta la Secretaría de Educación de Honduras.
En ese sentido, la sección Metro de El HERALDO analiza la situación del sistema educativo de las ciudades gemelas, en el marco de sus más de 400 siglos de historia.
Mejora índice académico
Seguramente el cumplimiento de la política de aulas abiertas y alumnos en clases es el gran logro que presumen Tegucigalpa y Comayagüela.
Es por ello que por primera vez, luego de diez años de conflictos, se alcanzarán los 200 días de clase para los más de 300 mil alumnos de la capital, afirmó el ministro de Educación, Marlon Escoto.
Y, lo fundamental, es que ese logro se traducirá, estimó el funcionario, en un aumento del ocho por ciento en el rendimiento académico.
En tanto, los alumnos de la metrópolis mantienen un promedio del 64 por ciento en el área de matemáticas, según la última evaluación realizada en el 2012.
Mientras que el rendimiento en la asignatura de español y lenguaje se mantiene en un 73 por ciento.
Pese al mediocre nivel, el estudiantado capitalino ostenta mejores índices que el promedio nacional, que fue de 60 por ciento en la ciencia de los números y 68 por ciento en el dominio de la lengua.
Y aunque leve, el municipio también maneja mejores resultados que a nivel departamental de Francisco Morazán, con un 63 por ciento en matemáticas y 73 por ciento en español.
Por su parte, Dennis Cáceres, director de Calidad Educativa del ministerio, explicó que los índices de desarrollo de la capital han sido vitales para sostener la educación en un nivel óptimo.
Y con el hecho de que los factores socioeconómicos condicionan el 60 por ciento el aprendizaje del niño, ostentar un Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 0.78 favorece parcialmente.
No obstante, con ese grado de progreso, la calidad educativa puede ser mejor, señaló el funcionario.
Y es que con un 53.2 por ciento de los hogares capitalinos en condiciones de pobreza y las secuelas de las huelgas magisteriales -dejaron 600 días de clase perdidos-, el IDH se queda como un número impotente.
Asimismo, no son extraños los resultados cuando los docentes en Francisco Morazán reflejan casi la misma tendencia que sus pupilos, según los exámenes aplicados el presente año.
Los profesores obtuvieron en matemáticas 77 por ciento, en español 79 por ciento y en pedagogía 56 por ciento.
Infraestructura escolar
Por su parte, los maestros reclaman que la Secretaría de Educación quiere dar el salto a la era digital, pero sin examinar las huellas del descuido.
El área de infraestructura ha sido el principal punto que le achacan a las autoridades gubernamentales, por las pésimas condiciones de los centros educativos.
Así lo respalda parcialmente el diagnóstico del Plan de Infraestructura Escolar que realiza Educación.
El análisis, donde se han censado 2,715 centros educativos de Francisco Morazán, establece que el 44 por ciento de las instituciones del departamento permanecen en precariedad.
En el análisis se evalúan el mobiliario, los servicios básicos, las amenazas naturales, las amenazas sociales, las condiciones hidrosanitarias y la infraestructura de cada inmueble, precisó Ariel López, director de Construcciones Escolares e Infraestructura del ministerio de Educación.
“Las malas condiciones de los escuelas inciden en la no concentración de un niño al momento de recibir las clases”, argumentó el funcionario.
López apuntó que con el ranking de precariedad establecido ya no habrá excusas para que los políticos influyan maliciosamente en el mantenimiento de los centros.