Salieron de todos los rincones del país con su espalda cargada ante la necesidad de un milagro, o con su corazón exaltado de agradecimiento por los milagros concedidos el año anterior.
Se trata de centenares de hondureños que se encuentran de visita en la capital albergados en el Santuario de Suyapa, para dar gracias y exaltar la conmemoración del 267 aniversario del hallazgo de la imagen de Santa María de Suyapa.
Los peregrinos
En opinión de los feligreses, no se trata de venir a Tegucigalpa en busca de un milagro o rendir tributo por los favores recibidos, se trata del cumpleaños de la madre Santísima quien es la santa patrona de todos los hondureños.
“Es el cumpleaños de mi madre, de la protectora de todos los hondureños, nuestro deber es venir a festejarle en todo tiempo”, expresó Omar Flores, quien se trasladó a la ciudad desde Dulce Nombre de Culmí, en el departamento de Olancho.
Para otros, su ingreso a la capital tiene como única misión cumplir el pacto de fe con la Morena, pues aseguran que les cumplió uno o más milagros en situaciones donde la ciencia médica o la esperanza les dio la espalda.
En el arribo de sus 83 primaveras, Martha Flores, quien se desplaza en el Santuario a bordo de una silla de ruedas, va hacia los pies de la Morenita para pedir el milagro de sanidad, pues manifiesta que a la fecha la Santísima Madre ha sido el bálsamo de su enfermedad.
“Mi vida es un milagro, la vida de mi hija es un milagro, hoy vengo a rogar porque necesito volver a levantarme de esta silla”, expresó al momento que varias lágrimas rodaban por sus mejillas.
Doña Martha está afectada por una hernia en su columna que la mantiene postrada, sin embargo, sus ojos se iluminan y su corazón se llena de esperanza cuando eleva sus plegarias frente al altar de la Virgen de Suyapa.
En los alrededores del santuario es fácil identificar familias enteras que viajan en grupos de entre 10 hasta 60 integrantes que tienen como tradición venir a festejarle a la patrona de Honduras.
Tal es el caso de José Santos Suazo, de 82 años, quien manifestó sentirse bendecido de poder estar un año más en lo que él considera “la tierra santa hondureña”.
Pese a que la luz de sus ojos se apagó hace cinco años producto de una ceguera, aseguró que cuando viene a peregrinar al Santuario se siente rejuvenecido y que los dolores se desaparecen.
“La vida me quitó la luz de mis ojos, pero la Virgen de Suyapa me regaló los ojos del alma y por eso me siento feliz”, expresó con emoción.
Suazo contó que la primera visita que le hizo a la Santísima fue a la edad de 10 años, fecha en que se conmemoraba su 200 aniversario, es decir hace 67 años.
En su aventura Mariana se hace acompañar de 50 miembros de su familia.
“Aquí está mi familia, hermanos, hijos, nietos, bisnietos, en fin”, confesó con alegría.
Las peticiones
Antes bien, como está escrito en la Primera Carta a los Corintios: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en el corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”.
Tal y como lo predicaba el apóstol Pablo, hay ciertas cosas que el ser humano no puede percibir por medio del sentido de la vista humana.
Así son muchos de los casos de los peregrinos que conmemoran el aniversario de la Morena, en agradecimiento por milagros y situaciones inexplicables que han sucedido en sus vidas.
Según del relato de los creyentes, es la Virgen de Suyapa la que les ha concedido las peticiones de su corazón, les resolvió problemas que en algún momento pensaron ya no tenían solución, o les concedió el milagro de la sanidad.
Es así que entre las principales plegarias que elevan los peregrinos resaltan las peticiones de sanidad, el fortalecimiento de la familia y el desarrollo del país.
Doña Francisca Lagos, originaria de Guajiquiro en el departamento de La Paz, quien desde su humildad aseguró que goza de una buena salud, vino a pedirle a la virgen por un cese a la violencia.
“Hay muchos muertos en Honduras, ahora hasta en las aldeas hay un enorme peligro”, dijo.
Asimismo se entregan ofrendas por las bendiciones recibidas y se hacen sacrificios como caminar de rodillas hacia el altar de la madre como signos de devoción.
En la temporada de novena ingresan hasta el altar velas encendidas, ofrendas monetarias, arreglos florales, alimentos y hasta granos básicos cultivados en las aldeas.
Todo por una diminuta imagen de 6.5 centímetros que mostró al pueblo hondureño la piedad de la reina del cielo para con esta tierra bella.
“Tenemos fe en nuestra madre, ella es poderosa”
Para los ciudadanos que residen en zonas alejadas donde hay pocas oportunidades, la Virgen María se ha convertido en el mejor bálsamo para curar su dolor.
Así lo expresó desde el fondo de su corazón, Rosa Sanchez Hernández, originaria de la aldea de San José, Guajiquiro, en el departamento de La Paz.
La entrevistada de origen lenca manifestó que vino a la capital a depositar una ofrenda, pues a su juicio, Santa María de Suyapa hizo muchos milagros en el 2013.
“Mi madre es milagrosa, ella es la cura para mi dolor y mi compañera en la soledad, ella es poderosa”, insistió.
Hernández manifestó que una vez estuvo a punto de morir, pero la Virgen le acompañó en todo momento y su mejor medicina fue la oración para sanar su cuerpo.
Aunque es una fiel devota contó que apenas ha podido venir en tres ocasiones a la capital, pues su situación económica es precaria y los recursos no alcanzan.
“Esta vez me puse la intención de venir a ver a mi madre y aquí estoy”, dijo.
“Vengo a pedir paz para la familia hondureña”
En el arribo de sus 70 primaveras, doña Mercedes Sánchez asegura estar más sana que cualquier joven de 15 años.
Sin embargo, su buen estado de salud no significa que no hayan motivos para venir a rendir tributos a Santa María de Suyapa.
“Gracias a Dios estamos alentados, con fuerza para venir al Santuario, me siento feliz, hay tanto porqué agradecerle a la Virgen María”, indicó.
Según la devota, en sus plegarias hay oraciones por una Honduras llena de paz y tranquilidad.
“Hace falta más diálogo con la Virgen María, necesitamos que la autoridad se corrija y se dé cuenta que hay mucha muerte”, reflexionó.
Sánchez lamentó que los tentáculos del crimen, la maldad y la droga han llegado a contaminar hasta sus comunidades.
“Ahora hasta en los pueblos y las aldeas uno mira cosas que antes ni se imaginaba, hay bastante necesidad de buscar a María en oración para vivir en paz”, añadió.
Mercedes manifestó que al paso de su vida han sido enormes las alegrías que le ha regalado la Virgen María.
“Quiero levantarme de esta silla de ruedas”
El dolor en su columna vertebral es evidente, pues una hernia le tiene sometida a vivir en una cama y en silla de ruedas.
Sin embargo, el malestar no impidió que muy temprano despertara con el deseo en su corazón de visitar a la madre Santísima para rogar por un milagro.
Se trata de Ernestina Verónica Pasos Amaya, quien no pierde la esperanza que Santa María de Suyapa le va a restaurar su columna.
“Este dolor es horrible, vine a rogar por un milagro para mi salud”, dijo.
Y es que los favores recibidos a lo largo de toda su vida le hacen pensar a doña Ernestina que su padecer solo es una prueba más de la cual la Virgen María se encargará de resolver.
“He vivido tantas pruebas y a la vez he recibido las respuestas y milagros de la Virgen de Suyapa, mis hijos todos son un milagro de vida que no podré olvidar nunca”, manifestó.
“Hoy vine a pedirle que me quite este dolor, que me mantenga alentada porque yo quiero estar siempre en su casa adorándole”, dijo con sus ojos aguados.
“Con la virgen María en el corazón, todo es fácil”
Cultivar la fe mariana es un legado que nunca pasará de moda en la familia de don Bernardo Cálix, originario de la aldea El Matazano, en el departamento de La Paz.
Llegó hasta el Santuario de Suyapa en compañía de su familia, tal y como sus padres lo hicieron cuando él era un niño.
“Aquí andamos transmitiéndole a nuestros hijos que la Virgen María es nuestra madre, que con ella de nuestro lado tenemos todo y que sin ella todo se hace más difícil”, dijo.
Agregó que aunque haya buena salud, siempre es importante agradecerle a la virgen por el favor de la vida, la paz y la tranquilidad en la familia.
“Es complicado trasladarse hasta este lugar desde nuestra aldea, el esfuerzo es grande, pero la recompensa será para siempre”, expresó en un acto de agradecimiento.
Asimismo calificó como un deber de todos los padres transmitir el amor por la Virgen María y por la fe católica. “Vivimos tiempos malos, de envidia y de mucho riesgo, solo con nuestra madre al lado saldremos adelante”, dijo.
“Mis siete hijos son un milagro de la Santísima”
Soportar un viaje de unas 10 horas continuas desde la comunidad de Trujillo en el alejado departamento de Colón, no fue más que una alegría para Yeira Danina Álvarez.
Y es que poder estar en la casa de Santa María de Suyapa es un anhelo que espera en su corazón y que se cumple cada 365 días.
Asegura que aunque hay que viajar centenares de kilómetros, la emoción de poder venir a conmemorar el 267 aniversario de la Virgen María le hacen olvidar y dejar a un lado el cansancio.
“No puedo dejar de venir todos los años, creo que si me pierdo un aniversario mi desesperación por estar aquí en el Santuario sería mucho mayor”, dijo. Yeira relató que tiene siete hijos, y para ella cada uno de ellos es un milagro que solo la Santísima pudo cumplir, pues a ella los médicos la declaraban infértil y es por ello que sus vástagos son un desafío a la ciencia.
En cada palabra de la trujillana hubo una emoción inigualable y en su opinión su alegría es la fe de la Virgen María en su corazón.
“Es necesario volver al tiempo de la fe, los ojos a las cosas espirituales para construir un mejor país”, indicó.
“Venimos en busca de nuevos milagros”
Su edad avanzada no fue ningún problema para poder ingresar de rodillas al Santuario.
La razón de sus fuerzas las dedica con fervor y veneración a la razón de su vida: Santa María de Suyapa.
María Reyes Martínez reside en la comunidad de Opatoro, en el departamento de La Paz, y aseguró que todos los años se traslada a Tegucigalpa en señal de agradecimiento y en busca de nuevos milagros para su vida.
“A mi edad, ¿quién más que la Virgen María me podría dar las fuerzas para estar en este lugar adorándole y bendiciendo su nombre?”, se preguntó.
Martínez cuenta que en su comunidad no hay mucho que comer, pues sus ingresos son pocos, y las cosechas de sus tierras no son las mismas de antes.
“Yo vengo todos los años, casi nunca tengo ni un centavo, pero cada vez que se acerca el aniversario de la Virgen de Suyapa el dinero llega y como ya sé de dónde viene no lo puedo gastar en otras cosas”, indicó.
“Qué alegría poder estar aquí y dar gracias por los milagros”, expresó.