La alcaldesa Lori Lightfoot rechazó toda insinuación de que se deberían enviar policías federales a la ciudad y Trump prometió que los enviaría.
En una carta enviada el lunes al presidente, Lightfoot dijo que el despliegue de agentes federales secretos que “arresten y detengan a los residentes sin motivo alguno” es una mala idea y exhortó al presidente a no hacerlo.
Lightfoot, una crítica frecuente de Trump, arremetió contra el presidente en la carta por su retórica “poco útil” y detalló otras formas en las que el gobierno federal podría ayudar a la ciudad a reducir la violencia, como una reforma del sistema de seguridad en cuanto al uso de armas, apoyo a la seguridad pública, acercamiento a la comunidad e inversión en la sociedad.
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El Departamento de Seguridad Nacional planeaba enviar alrededor de 150 de sus agentes a Chicago, según un funcionario con conocimiento directo de los planes, que no estaba autorizado a hablar en público y que habló con la AP bajo condición de anonimato.
Esos agentes generalmente realizan largas investigaciones sobre el tráfico de personas, el tráfico de drogas, el contrabando de armas y la explotación infantil, pero también han sido desplegados a la frontera de Estados Unidos con México durante el apogeo de la crisis allí por órdenes de la Casa Blanca.
El gobierno de Trump también envió agentes federales a Portland, Oregon, después de semanas de protestas allí contra la brutalidad policial y la injusticia racial, luego de la muerte de George Floyd a manos de la policía en Minneapolis.
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El gobernador de Oregon y el alcalde de Portland reaccionaron molestos por la presencia de los agentes federales, diciendo que las protestas de la ciudad justo comenzaban a disminuir cuando los agentes federales comenzaron a tomar medidas.
Sin embargo, Trump elogió las acciones de los policías y dijo que estaba buscando enviar agentes a otras ciudades. Aseguró que las protestas en las grandes ciudades del país muestran el fracaso de los “demócratas liberales” que las gobiernan.
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