Mar de Plata, Argentina
La Armada Argentina no da por muertos a los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan desaparecido desde el 15 de noviembre en el Atlántico Sur pese a la pista firme de que habría sufrido una explosión ese mismo día y a que su capacidad de oxígeno estaría agotada.
“Si bien pasaron once días, eso no quita que puedan estar en una situación de supervivencia extrema”, dijo el portavoz de la Armada, capitán Enrique Balbi, el domingo durante una conferencia de prensa en la sede de la Armada en Buenos Aires.
El submarino ARA San Juan, un diésel eléctrico clase TR-1700 de fabricación alemana y botado en 1985, hizo contacto con tierra por última vez el 15 de noviembre, cuando navegaba desde Ushuaia, en el extremo austral del país, hacia su base en Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, tras participar de un ejercicio de adiestramiento.
Ese día temprano el capitán Pedro Fernández reportó una avería en las baterías de proa pero luego en su última comunicación informó que el inconveniente había sido subsanado y que continuaba rumbo hacia Mar del Plata, donde se esperaba su arribo para el 19 de noviembre.
No hay ninguna pista del submarino, ni en superficie ni en el fondo del mar.
“ La búsqueda no cesa y es ininterrumpida”, enfatizó Balbi.
El único dato certero hasta el momento es que una explosión se produjo cerca de la ubicación reportada por el submarino, la cual fue captada por micrófonos subacuáticos y sensores situados en el fondo del mar por la Organización para la Prohibición Total de Pruebas Nucleares (CTBTO, por sus siglas en inglés).
En tanto que el ministro de Defensa, Oscar Aguad, dio por cierta la posibilidad de que el submarino se encuentre en el talud continental, donde las profundidades son mayores a la plataforma continental.
'Ustedes saben que el área de búsqueda es una área muy cercana al talud, es decir que puede estar en el área continental o puede estar abajo en al talud. Son muchos metros de diferencia', indicó tras una visita al comando operativo de la Armada en Bahía Blanca, en el sur de la provincia de Buenos Aires.
Aunque se presume que los 44 tripulantes están muertos, ya sea como consecuencia de esta aparente explosión o porque se ha superado el límite de siete a 10 días en la capacidad de oxígeno sin emerger a superficie, según los expertos, ni la Armada ni el gobierno de Mauricio Macri han oficializado un desenlace trágico.
'Hoy nuestro único interés es encontrar el submarino, llevarle una respuesta a sus familias y al resto de la comunidad que también está angustiada y conmocionada con este evento', destacó el ministro Aguad.
En esa línea, las autoridades anunciaron el domingo que los sueldos de los tripulantes serán depositados en sus respectivas cuentas, a las cuales se les dará acceso “a sus esposas y concubinas”.
La víspera, una de las líderes parlamentarias del oficialismo en la Cámara de Diputados, Elisa Carrió, había expresado en una entrevista televisiva que los 44 submarinistas, entre ellos una mujer, estaban muertos pero que el gobierno no podía oficializarlo hasta no dar con el ARA San Juan.
La búsqueda, en la cual participan más de una decena de países, se concentra en un área de 40.000 kilómetros cuadrados y con profundidades de 200 a 1.000 metros en torno a la zona en la cual la explosión fue detectada.
Por aire, dos aviones P8 Poseidon de la armada estadounidense sobrevuelan la zona con sonares y radares capaces de advertir, por ejemplo, cambios en la temperatura del agua que indiquen la presencia del submarino.
“Tenemos plena confianza en nuestras capacidades, creo que podremos seguir buscando y, con suerte, encontrar el submarino”, dijo a The Associated Press el teniente Adam Slavinski durante uno de los vuelos exploratorios.
La Armada Argentina no da por muertos a los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan desaparecido desde el 15 de noviembre en el Atlántico Sur pese a la pista firme de que habría sufrido una explosión ese mismo día y a que su capacidad de oxígeno estaría agotada.
“Si bien pasaron once días, eso no quita que puedan estar en una situación de supervivencia extrema”, dijo el portavoz de la Armada, capitán Enrique Balbi, el domingo durante una conferencia de prensa en la sede de la Armada en Buenos Aires.
El submarino ARA San Juan, un diésel eléctrico clase TR-1700 de fabricación alemana y botado en 1985, hizo contacto con tierra por última vez el 15 de noviembre, cuando navegaba desde Ushuaia, en el extremo austral del país, hacia su base en Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, tras participar de un ejercicio de adiestramiento.
Ese día temprano el capitán Pedro Fernández reportó una avería en las baterías de proa pero luego en su última comunicación informó que el inconveniente había sido subsanado y que continuaba rumbo hacia Mar del Plata, donde se esperaba su arribo para el 19 de noviembre.
No hay ninguna pista del submarino, ni en superficie ni en el fondo del mar.
“ La búsqueda no cesa y es ininterrumpida”, enfatizó Balbi.
El único dato certero hasta el momento es que una explosión se produjo cerca de la ubicación reportada por el submarino, la cual fue captada por micrófonos subacuáticos y sensores situados en el fondo del mar por la Organización para la Prohibición Total de Pruebas Nucleares (CTBTO, por sus siglas en inglés).
En tanto que el ministro de Defensa, Oscar Aguad, dio por cierta la posibilidad de que el submarino se encuentre en el talud continental, donde las profundidades son mayores a la plataforma continental.
'Ustedes saben que el área de búsqueda es una área muy cercana al talud, es decir que puede estar en el área continental o puede estar abajo en al talud. Son muchos metros de diferencia', indicó tras una visita al comando operativo de la Armada en Bahía Blanca, en el sur de la provincia de Buenos Aires.
Aunque se presume que los 44 tripulantes están muertos, ya sea como consecuencia de esta aparente explosión o porque se ha superado el límite de siete a 10 días en la capacidad de oxígeno sin emerger a superficie, según los expertos, ni la Armada ni el gobierno de Mauricio Macri han oficializado un desenlace trágico.
'Hoy nuestro único interés es encontrar el submarino, llevarle una respuesta a sus familias y al resto de la comunidad que también está angustiada y conmocionada con este evento', destacó el ministro Aguad.
En esa línea, las autoridades anunciaron el domingo que los sueldos de los tripulantes serán depositados en sus respectivas cuentas, a las cuales se les dará acceso “a sus esposas y concubinas”.
La víspera, una de las líderes parlamentarias del oficialismo en la Cámara de Diputados, Elisa Carrió, había expresado en una entrevista televisiva que los 44 submarinistas, entre ellos una mujer, estaban muertos pero que el gobierno no podía oficializarlo hasta no dar con el ARA San Juan.
La búsqueda, en la cual participan más de una decena de países, se concentra en un área de 40.000 kilómetros cuadrados y con profundidades de 200 a 1.000 metros en torno a la zona en la cual la explosión fue detectada.
Por aire, dos aviones P8 Poseidon de la armada estadounidense sobrevuelan la zona con sonares y radares capaces de advertir, por ejemplo, cambios en la temperatura del agua que indiquen la presencia del submarino.
“Tenemos plena confianza en nuestras capacidades, creo que podremos seguir buscando y, con suerte, encontrar el submarino”, dijo a The Associated Press el teniente Adam Slavinski durante uno de los vuelos exploratorios.
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En el operativo de búsqueda la novedad fue en el puerto de Comodoro Rivadavia con la partida el domingo pasado del buque de bandera Noruega Sophie Siem con una cápsula de rescate submarina con capacidad para 16 tripulantes del escuadrón de rescate de Estados Unidos. La salida se dio después de varios días de intenso trabajo de operarios para adaptar la embarcación a la grúa que opera la cápsula. Los fuertes vientos, además, habían demorado la partida originariamente prevista para el sábado.
“Muy emocionante para nosotros que venimos de lejos y estuvimos trabajando 24 horas por siete (días). Lo logramos junto a los amigos de la Armada Argentina”, expresó el capitán Héctor Alejandro, portavoz de la Marina estadounidense. “Hay esperanza (por el submarino), seguimos trabajando juntos”.
Con medio centenar de marinos de ambos países a bordo, el buque llegaría al área de búsqueda en un día siempre y cuando lo permitan las condiciones.
Frente a la posibilidad concreta de que el submarino se encuentre en el talud, sería inminente la partida de uno de los dos vehículos de exploración subacuática que llegaron a bordo de la aeronave rusa Antonov, la más grande del mundo. Otro de mayor tamaño con cámaras filmadoras y luces para rastrear hasta 6.000 metros de profundidad será embarcado en tres días.
En Mar del Plata, en tanto, había mermado la cantidad de familiares que aguardan en la base naval. Algunos decidieron regresar a sus hogares en distintos puntos del país para aguardar el desenlace. Otros ya decidieron iniciar el duelo.
La familia del oficial segundo Celso Óscar Vallejos es una de las pocas que permanecen en la base naval convencidos de que el sonarista regresará sano y salvo.
“Empecé un ayuno que voy a frenar cuando aparezcan los 44 tripulantes”, indicó su hermana Marta, a modo de promesa. “Yo tengo fe. Tengo una conexión interna con mi hermano y siento que él está vivo”.
Vallejos reveló que su hermano jamás le comentó que el submarino haya tenido inconvenientes previos. Medios locales publicaron el domingo supuestos informes reservados en los cuales de advertían supuestas irregularidades en la adquisición de equipamientos durante la reparación de media vida del submarino, en particular las baterías.
“Lo que se recicla son las carcasas, todo lo demás es nuevo”, explicó Balbi. “Los insumos son todos nuevos provistos por empresa Varta desde Alemania. Cada vez que se activaban lleva rigurosamente un procedimiento con ingenieros alemanes, donde está debidamente documentado todo el proceso de activación y carga de baterías”.