'El condenado en el corredor de la muerte, Wei Wei fue ejecutado esta mañana', dijo Masako Mori, quien reconoció que había 'reflexionado' antes de firmar la orden el 23 de diciembre.
Wei Wei, de 40 años, fue condenado a la horca por el asesinato en 2003, con fines de robo, de una pareja y sus dos hijos en Fukuoka (suroeste), 'un acto extremadamente cruel', dijo el ministro.
Actuó con dos cómplices chinos que huyeron pero luego fueron arrestados en China.
En el proceso Wei Wei admitió los hechos, pero negó ser el autor intelectual.
'Después de tantos años habíamos podido volver a recordar los momentos felices en que los cuatro estaban vivos. Pero esta ejecución reavivó los recuerdos dolorosos', dijo a la televisora estatal NHK un pariente de las victimas.
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Un total de 110 reclusos se encuentran en el corredor de la muerte en prisiones japonesas, algunos de ellos desde hace décadas. Ésta fue la tercera ejecución del año, una cifra significativamente más reducida respecto a 2018, cuando se aplicaron 15 condenas capitales.
Varias organizaciones de derechos humanos han pedido una moratoria durante el año de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, pero el ministro de Justicia evitó responder cuando fue interrogado al respecto por la AFP.
Amnistía Internacional reclamó 'una moratoria de las ejecuciones y la apertura de un debate que incluya a toda la sociedad con vistas a la abolición de la pena capital'.
En Japón, el debate sobre la pena de muerte está relegado y el gobierno argumenta que, según encuestas, el 80% de la población está a favor. Sin embargo, según la misma encuesta, la proporción de respaldo a la pena capital cae a sólo 50% 'si existiese la sentencia a cadena perpetua sin posibilidad de (obtener la) libertad condicional'.