Francisco presidió la misa ante un estimado de 50,000 personas en la soleada Plaza San Pedro para declarar santos a Newman y a cuatro mujeres.
Entre los asistentes destacados a la ceremonia estaba el príncipe Carlos, heredero al trono de Inglaterra y que escribió una llamativa oda a Newman publicada en el diario vaticano, L’Osservatore Romano. El príncipe de Gales, cuya madre es la jefa de la iglesia anglicana, elogió a Newman por acabar con las divisiones y mostrar valentía al seguir sus convicciones.
Newman, teólogo y poeta, es admirado por católicos y anglicanos por igual porque siguió su conciencia a un gran coste personal. Perdió amigos, trabajo e incluso relaciones familiares cuando abandonó la iglesia anglicana por la católica en 1845, creyendo que lo que él buscaba sólo podía encontrarse en la fe católica.
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En su homilía, Francisco recordó que el “camino de la fe” cristiana a veces es una batalla de subida e incómoda, como la que experimentó Newman.
Newman fue canonizado junto con cuatro mujeres, entre ellas tres monjas del siglo XIX y XX _las hermanas Giuseppina Vannini de Italia, Miriam Thresia Chiramel Mankidiyan de India y la brasileña Dulce Lopes Pontes_ así como la laica suiza Margherita Bays.
Nacida en 1914 en el seno de una familia adinerada, Lopes Pontes dedicó su vida a los pobres de su país y fundó varias organizaciones benéficas. Mientras tanto, la romana Vannini quedó huérfana a los 7 años y fundó una orden religiosa encargada de atender a los enfermos.
Mankidiyan, una monja india que se dice que sufría de las heridas de los estigmas de Cristo, también fundó una congregación que atendía a los pobres y marginados. También se dice que Bays, una costurera, sufría de estigmas.
“Caminaron en la fe y ahora invocamos su intercesión”, dijo Francisco de los cinco santos.
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