SANTIAGO, CHILE.- Trabajadores con más tiempo para sus bebés o el autocuidado y empresas más productivas: la nueva semana laboral de 40 horas aprobada por Chile comienza a transformar a la sociedad con una de las economías más liberales de América Latina.
A mediados de abril, el gobierno del izquierdista Gabriel Boric promulgó una ley que recorta progresivamente de 45 a 40 horas la semana laboral en los próximos cinco años.
Antes de su aprobación, medio millar de empresas ya habían reducido las horas de trabajo regulares, una medida que avanza en Europa y que en la región se abre paso con Chile, Ecuador y Venezuela a la vanguardia.
La nueva ley, que estuvo en trámite seis años en medio de ásperos debates sobre su conveniencia e impacto en la productividad, beneficiará a cinco millones de personas.
En el primer año la semana será de 44 horas, disminuirá a 42 en el tercer año y a 40 horas luego de cinco años. Las empresas no podrán rebajar los salarios y pueden negociar con sus empleados trabajar cuatro días y descansar tres.
Menos horas en el trabajo equivale a más tiempo libre y calidad de vida: Empleados y empresarios hablaron con el AFP sobre la revolucionaria ecuación.
Lo primero que hace al llegar a casa después del trabajo el auxiliar de bodega chileno David Contreras es besar y jugar con su bebé. Ahora que trabaja 40 horas a la semana el tiempo le alcanza para hacer lo que no pudo con sus hijas mayores:
“He ganado un tiempo muy importante para dedicárselo a mi familia”. A sus 49 años, este trabajador de una empresa de sistemas de aislamiento térmico ahora regresa casa con luz de día.
La empresa de capitales alemanes Stop, donde trabaja, se adelantó a incorporar la nueva medida para sus casi 70 empleados.
“Llegar a casa y ver su sonrisa; ver cuando está durmiendo, poder jugar con él y aprovechar todo ese tiempo es lo mejor”, agrega Contreras, sentado con el pequeño Joaquín, de cinco meses, en brazos.
Con sus hijas mayores, Francisca y Bianka, de 10 y 16 años, respectivamente, no vivió la misma historia. Trabajaba en turnos de 45 a 48 horas a la semana, y además la empresa donde lo hacía le quedaba muy lejos de su casa.
“Cuando me iba al trabajo ellas estaban durmiendo y cuando volvía ellas estaban ya acostadas. Me perdí mucho lo que es el apego con mis hijas, lo que hasta el día de hoy en cierta parte ellas me lo cobran”, relata.
“Francamente, no me di cuenta cuando mis hijas crecieron”, agrega.
Y ahora que volvió a ser papá no quiere repetir la misma historia: “Con él puedo aprovechar el tiempo. Puedo salir y ver cómo crece día a día”, resalta.
La venezolana Ana Belén Centeno, de 32 años, trabaja 40 horas a la semana desde hace ocho meses. En los seis años que lleva viviendo en Chile nunca antes había disfrutado de este horario. Cuando llegó trabajó en un centro comercial y regresaba muy tarde a casa.
Encargada hoy de las ventas por Internet de la importadora de muebles Home Mobili, soltera y sin hijos, siente que ahora tiene mucho tiempo libre: “Tengo demasiado tiempo para mí”, sonríe.
Su hermana María José, y Carmen, su madre, trabajan todavía 45 horas a la semana. “Soy la primera en llegar a casa. Las espero con la casa limpia y con la perrita ya paseada”, relata.
Tres veces a la semana se ejercita después del trabajo en el gimnasio de la empresa.
“Nunca había tenido un trabajo con tanto tiempo de calidad para mí. Es algo que no se cree. Mucha gente me dice: Trabajas de lunes a viernes y 40 horas !Aprovéchalo al máximo!”, cuenta mientras hace una pausa en su rutina de ejercicios.
La empresa Stop trabaja con el sistema de 40 horas desde 2014, siguiendo las políticas de su matriz en Alemania.
“Implementar las 40 horas ha significado un mejor ambiente laboral, una mejor productividad y a todos nosotros como trabajadores poder estar más tiempo con nuestras familias”, dice Ricardo Bifani, su gerente general.
“Estamos felices con el desempeño de los trabajadores, con los resultados económicos y de ventas”, agrega Bifani.
Para Italo Vásquez, gerente general de la empresa Home Mobili, también “los resultados han sido óptimos. La gente está trabajando de forma muy comprometida y hemos tenido una muy poca rotación de trabajadores”.
“Hay mayor productividad y más compromiso de la gente”, destaca.