El presidente profundizó en la división que vive el país el viernes, ofreciendo un tono discordante a un electorado golpeado por una pandemia y herido por la injusticia racial tras asesinatos de alto perfil de varios afroestadounidenses. Trump se centró en la profanación que algunos manifestantes hicieron de monumentos y estatuas que honran a quienes se han beneficiado de la esclavitud, incluyendo algunos expresidentes, en todo el país.
“Este movimiento está atacando abiertamente el legado de cada persona en el Monte Rushmore”, dijo Trump, quien lamentó la “cultura de la cancelación' y acusó a parte de la izquierda política de “difamar a nuestros héroes, eliminar nuestros valores y adoctrinar a nuestro hijos”. Según el mandatario, los estadounidenses deberían hablar orgullosos de su herencia y no deberían tener que disculparse por su historia.
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“No nos asustarán, no seremos degradados y no nos intimidará la gente mala y malvada', añadió Trump. “Eso no ocurrirá”.
El discurso y los fuegos artificiales en el Monte Rushmore se celebraron en el contexto de una pandemia que ha matado a más de 125,000 estadounidenses. El presidente voló al otro lado del país para reunir a una gran multitud de simpatizantes, la mayoría de ellos sin mascarilla, y todos ellos ignorando los lineamientos que recomiendan no participar en grandes concentraciones.
La discordia aumentó cuando el equipo de Trump confirmó durante su discurso que Kimberly Guilfoyle, una de las principales recaudadoras de fondos de la campaña y pareja del hijo mayor del presidente, Donald Trump Jr., había dado positivo al coronavirus estando en Dakota del Sur. Tanto Guilfoyle como Trump Jr., que funge como delegado de su padre, están aislados y han cancelado todos sus actos públicos, según Sergio Gor, jefe de personal del comité financiero de la campaña.
Durante su discurso, el presidente anunció la firma de una orden ejecutiva para crear el Jardín Nacional de los Héroes Estadounidenses, un vasto parque al aire libre que contará con las estatuas de los “mejores estadounidenses que jamás hayan existido'.
Con los vientos de la campaña en contra, el presidente se ha centrado en su base de seguidores más fervientes mientras en su equipo crece la preocupación porque sus datos en las encuestas en estados indecisos que decidirán los comicios van a la baja.
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En las últimas semanas, Trump avivó sus ataques a las “mafias de izquierda”, empleó un epíteto racista para referirse al coronavirus y visitó la frontera sur del país para mostrar el avance de su promesa electoral de 2016 de construir un muro entre Estados Unidos y México.
El acto, aunque no era un acto de campaña en sí, parecía serlo, con una audiencia favorable que recibió a Trump con cánticos de “¡Cuatro años más!”, y aplaudió de forma entusiasta cuando él y la primera dama, Melania Trump, subieron al escenario.
“Ellos creen que el pueblo estadounidense es débil y blando y sumiso', dijo Trump. “Pero no, el pueblo estadounidense es fuerte y orgulloso, y ellos no permitirán que le quiten a nuestro país y todos sus valores, historia y cultura'.
Algunos grupos de nativos americanos emplearon la visita del mandatario para protestar por el monumento del Monte Rushmore, señalando que las Black Hills donde se ubica fueron tomadas del pueblo Lakota.
Más de 100 personas, muchas de ellas lakotas, formaron en fila desde Keystone hasta el monumento, portando carteles e interpretando música lakota a 35 grados C (95 F). Algunos levantaron el puño al paso de los autos que trasladaban a los asistentes al acto. Otros mostraron carteles en los que podía verse “Protejan a los primeros pobladores de Dakota del Sur', “Están en tierra robada' y “Desmantelen la supremacía blanca”.
“El presidente tiene que abrir los ojos. Nosotros también somos personas, y esta fue nuestra tierra primero', dijo Hehakaho Waste, un anciano líder espiritual de la tribu Oglala Sioux.
Unos 15 manifestantes fueron detenidos luego de bloquear una carretera e incumplir la hora fijada por la policía para desalojar el lugar.