Venezuela
El gobierno y la oposición se reúnen el viernes con mediadores internacionales para evaluar el progreso de las conversaciones que buscan desactivar la crisis política en Venezuela tras la suspensión del referendo revocatorio del mandato de Nicolás Maduro.
Jesús Torrealba, secretario general ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, que agrupa a una treintena de partidos y organizaciones de oposición, dijo que el diálogo es necesario porque el gobierno 'controla el Consejo Nacional Electoral, el Tribunal Supremo de Justicia' y otras instituciones del Estado 'de las que depende que logremos o no una solución electoral a este drama desde el punto de vista económico, político y social'.
Pero advirtió que para la oposición 'la mesa de diálogo es un escenario más de lucha. El primer escenario de lucha sigue siendo la calle'.
Según diversas encuestas el 80% del electorado venezolano desea que Maduro abandone el poder.
El nuevo encuentro entre el gobierno y sus adversarios se producirá 11 días después del primer intento de diálogo mediados por el arzobispo Claudio Maria Celli, enviado del Vaticano, y los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, de España; Martín Torrijos, de Panamá, y Leonel Fernández, de República Dominicana.
Los diálogos están marcados por la desconfianza: muchos adversarios de Maduro temen que se trate de una maniobra dilatoria para aliviar las presiones sobre él, cuya popularidad se ha visto afectada por la inflación descontrolada y la escasez de alimentos y artículos básicos.
Torrealba insistió en que el éxito del diálogo dependerá de que el gobierno se muestre dispuesto a atender las exigencias de la oposición, entre ellas la liberación de casi un centenar de militantes opositores presos, que el Congreso recupere las facultades limitadas por el Tribunal Supremo de Justicia -señalado de estar controlado por el oficialismo- y la reactivación del proceso de referendo.
Maduro, por su parte, sostiene que el tema económico es la prioridad del gobierno en la mesa de diálogo.
El gobierno y la oposición se reúnen el viernes con mediadores internacionales para evaluar el progreso de las conversaciones que buscan desactivar la crisis política en Venezuela tras la suspensión del referendo revocatorio del mandato de Nicolás Maduro.
Jesús Torrealba, secretario general ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, que agrupa a una treintena de partidos y organizaciones de oposición, dijo que el diálogo es necesario porque el gobierno 'controla el Consejo Nacional Electoral, el Tribunal Supremo de Justicia' y otras instituciones del Estado 'de las que depende que logremos o no una solución electoral a este drama desde el punto de vista económico, político y social'.
Pero advirtió que para la oposición 'la mesa de diálogo es un escenario más de lucha. El primer escenario de lucha sigue siendo la calle'.
Según diversas encuestas el 80% del electorado venezolano desea que Maduro abandone el poder.
El nuevo encuentro entre el gobierno y sus adversarios se producirá 11 días después del primer intento de diálogo mediados por el arzobispo Claudio Maria Celli, enviado del Vaticano, y los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, de España; Martín Torrijos, de Panamá, y Leonel Fernández, de República Dominicana.
Los diálogos están marcados por la desconfianza: muchos adversarios de Maduro temen que se trate de una maniobra dilatoria para aliviar las presiones sobre él, cuya popularidad se ha visto afectada por la inflación descontrolada y la escasez de alimentos y artículos básicos.
Torrealba insistió en que el éxito del diálogo dependerá de que el gobierno se muestre dispuesto a atender las exigencias de la oposición, entre ellas la liberación de casi un centenar de militantes opositores presos, que el Congreso recupere las facultades limitadas por el Tribunal Supremo de Justicia -señalado de estar controlado por el oficialismo- y la reactivación del proceso de referendo.
Maduro, por su parte, sostiene que el tema económico es la prioridad del gobierno en la mesa de diálogo.