Investigan la reencarnación y la conciencia en Universidad de Virginia

DOPS ha registrado cientos de casos de niños que afirman recordar vidas pasadas. A pesar de las críticas y la falta de evidencia científica contundente

  • 29 de enero de 2025 a las 21:06
Investigan la reencarnación y la conciencia en Universidad de Virginia

Por Saskia Solomon / The New York Times

CHARLOTTESVILLE, Virginia — En una oficina aquí yace un cofre encima de un archivero. En su interior se encuentra un candado de combinación que lleva más de 50 años sin abrir. La combinación sólo la conocía Ian Stevenson, un psiquiatra que lo fijó mucho antes de morir en el 2007, antes de jubilarse como director de la División de Estudios Perceptivos, o DOPS, una unidad de investigación que fundó en 1967 en la Universidad de Virginia.

Stevenson razonó que si podía transmitir la combinación a alguien desde la tumba, podría ayudar a responder las preguntas que lo habían consumido en vida: ¿Es posible la comunicación desde el “más allá”? ¿Puede la personalidad sobrevivir a la muerte corporal? ¿Es real la reencarnación?

La supervivencia de la conciencia después de la muerte sigue siendo un enfoque de la división. El equipo ha registrado cientos de casos de niños que afirman recordar vidas pasadas en todos los continentes excepto la Antártida. “Y eso es sólo porque no hemos buscado casos allí”, dijo Jim Tucker, quien tiene más de 20 años investigando afirmaciones de vidas pasadas. Se jubiló recientemente después de haber sido director de DOPS desde el 2015.

Según una oferta de trabajo, el candidato ideal para reemplazar a Tucker debe tener “un historial de investigación rigurosa de experiencias humanas extraordinarias, como la relación de la mente con el cuerpo y la posibilidad de que la conciencia sobreviva a la muerte física”.

Todos los investigadores de DOPS han comprometido sus trayectorias —y arriesgado su reputación profesional— al estudio de lo que se conoce como paranormal. Esto incluye experiencias cercanas a la muerte y extracorporales, estados alterados de conciencia e investigación sobre vidas pasadas, todas las cuales se incluyen en la “parapsicología”.

Sólo hay unos cuantos laboratorios realizando este tipo de investigación —la Unidad de Parapsicología Koestler de la Universidad de Edimburgo es otro— y DOPS es el más destacado. Está financiado íntegramente por donativos privados.

La cuestión de la vida después de la muerte ha sido una preocupación a lo largo del tiempo, y la reencarnación está presente en muchas culturas: el budismo, donde se cree que hay un viaje de 49 días entre la muerte y el renacimiento; el hinduismo, con su concepto de samsara, el ciclo sin fin; y naciones nativas americanas y de África occidental, con conceptos del espíritu que pasan de una vida a la siguiente.

El equipo DOPS trabaja en afirmaciones de vidas pasadas que casi siempre provienen directamente de los padres. Características comunes en sus hijos incluyen la precocidad verbal. También se cree que han sido transferidas fobias inexplicables. En algunos casos, una claridad extrema llena los recuerdos: los nombres, profesiones y peculiaridades de diferentes familiares, o acontecimientos poco conocidos —detalles que el niño no podía conocer.

La División de Estudios Perceptivos de la Universidad de Virginia es la unidad de parapsicología más destacada hoy.

Un caso en el que trabajó el equipo fue el de James Leininger, un niño estadounidense que recordaba haber sido piloto de combate en Japón. Llamó la atención, pero también trajo detractores consigo.

Ben Radford, editor adjunto del Skeptical Inquirer, una revista dedicada a la investigación científica, encuentra fallas en la metodología de investigación de DOPS. “El hecho es que, no importa cuán sincera sea la persona, a menudo los recuerdos recuperados son falsos”. dijo.

Stevenson viajó por todo el mundo y registró más de 2 mil 500 casos de niños que recordaban vidas pasadas. Los casos más sólidos, dijeron los investigadores de DOPS, se han encontrado en niños menores de 10 años, y los recuerdos tienden a ocurrir entre los 2 y los 6 años, después de lo cual se desvanecen. El tiempo promedio entre la muerte y el renacimiento es de unos 16 meses.

Sin embargo, a pesar de toda esta labor, Stevenson estaba consciente de las limitaciones. Explicó en una conferencia de 1989, “Incluso lo mejor de ello está abierto a interpretaciones alternas”.

Cada año, DOPS recibe más de 100 correos electrónicos de padres respecto a cosas que ha dicho un niño. Los investigadores nunca prometen respuestas, sólo tomar en serio las afirmaciones. Esperan que en el futuro se comprenda mejor la idea de que la mente sobrevive a la muerte y que una mayor aceptación de que la vida es un ciclo continuo podría ser positiva.

“Si las personas pudieran ver que hay este aspecto de sí mismos que continúa, podría ayudar con el pesar y la ansiedad por la muerte y, con suerte, ayudaría a las personas a tratarse un poco mejor unas a otras. Habría una sensación más fuerte de que estamos todos juntos en esto y que, una vez más, esta no es sólo una existencia sin sentido”, dijo Tucker.

© 2025 The New York Times Company

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