El inicio de este 2021, con su caminar lerdo, asustado y tenso por las incertidumbres que asaltan el mundo, misma que sigue en el filo de la navaja por la pandemia y su impacto en la humanidad, con sus secuelas económicas, el encierro ineludible y la 'normalidad' de una nueva cepa son los hechos que marcarán este año, que entre alegrías, entusiasmo y ansias empieza tambaleándose en nuestra esperanza.
Aun con todo esto, lo vemos como el período de los retos, la construcción y la transformación de las nuevas elecciones políticas, que por muy malas que sean, ponen el reto de cambiar las cosas hechas mal desde siempre en este país que sin clemencia se ha saqueado, como a un botín de la casa pública.
Pero más allá de ese pillaje que se viene, también llegará el ansiado proceso de vacunación para enfrentar el covid-19 de la mano de la ciencia, de manera que se logre anticipar con buenos resultados para su posible control y así poder reducir sus niveles de mortalidad. Será un avance alentador, mientras tanto, ya está en proceso de vacunación México, Costa Rica y Chile.
Honduras aún busca entre sus recovecos de miseria humana, los tornillos para armar las ruinas oxidadas de los hospitales móviles que trajeron monumentales ganancias a los corruptos más veloces y mortales que la mismísima plaga del siglo.
Esa plaga de corrupción es la que también debemos vencer, al contrario de la otra, no debemos aislarnos, ni encerrarnos, muchos menos, usar cubrebocas, más bien, debemos gritar, expresarnos y sumarnos a esta batalla contra tanto ladrón que se ha desatado en las tres y cuatro esquinas de este pueblo aturdido, que como oxígeno de vida, busca el fortalecimiento de la cooperación internacional, la academia, la sociedad civil, la empresa y toda fuerza que batalle de forma efectiva en la lucha contra este virus de delincuentes, en una cruzada contra esta manipulación política que paren los gobiernos autoritarios.
Pero también este año asume el nuevo gobierno de Joe Biden en los Estados Unidos, el cual genera confianza en el fortalecimiento de la cooperación, en múltiples temas de la agenda global, asuntos urgentes y sensibles como el medio ambiente, derechos humanos, migración y auditorías contra el atraco en Centroamérica.
La otra gran incertidumbre es la devastadora crisis que arrastra nuestro país, con un escenario que empeoró con los confinamientos y el cierre de las actividades productivas que conllevan una caída del comercio y los ingresos tributarios, dando lugar a la crisis económica y social, dejando 600,000 empleos, más los estragos causados por Eta y Iota, los cuales dejaron cienes de muertos, miles de damnificados y millones de pérdidas nadando en las aguas amargas de la destrucción.
Encima de esas calamidades, se vienen las promesas de siempre, el jolgorio vendido por los ilusionistas de la 'reconstrucción nacional', la nueva infraestructura y la recuperación de la economía, elecciones internas y generales 'transparentes', más el largo bla-bla-bla que nos espera en un 2021 de circo barato y magos de inflar egos y milagreros de la economía vulgar, que pintan bonito el panorama del futuro que ellos mismos se han robado en efectivo y en números fantasmas de elecciones nacidas del golpe de Estado del 2009, con la reelección del actual gerente, obra y gracia de una interpretación del sistema judicial, absurdo y sombrío bajo los lamparones de la impunidad, cuyo amo, es el que dirige la obra que se pretende continuar, porque en Honduras, el poder es permanencia voluntaria.
Bienvenidos, pues, al espectáculo del 2021, donde si lo permitimos puede expandirse la payasada, la pobreza, la desigualdad y la corrupción que nunca camina sola, peor en estos días de crímenes, asaltos y bandidos pidiendo el voto.