Tal y como la psicóloga Anjannete Gavarrete lo indica, para los niños un año nuevo significa “ilusión, cosas nuevas y todo un mundo por descubrir”.
Y aunque todo va a depender de la edad de su vástago, pueda que no entienda completamente cuál es la finalidad de fijar metas, pero sí pueden interpretarlo como algo que quieren alcanzar, “en ocasiones lo ven como desafíos que si se logran tienen una recompensa”, añadió.
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Aprender a fijarse metas y sobre todo cumplirlas eleva la autoestima, “servirá para mejorar en todos los aspectos de la vida de un individuo, desde la salud física hasta la emocional e incluso cuando se llega a la edad adulta, al buen desarrollo profesional”, explicó la experta.
Uno de los muchos inconvenientes que surgen en medio del proceso de las metas es que los niños se desesperan al no ver resultados y desisten. Gavarrete asegura que los padres pueden contrarrestar esa desesperación con ayuda de la planificación, de contar historias de éxitos y fracasos que tuvieron cuando han querido alcanzar una meta y disfrutar el proceso aunque a veces sea difícil.
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Los padres tienen una importante tarea si desean que sus hijos empiecen a establecerse metas y qué mejor que sean con base en sus deseos, “se convertirá en algo divertido de lograr y sentirán pasión por conseguir sus objetivos”, finalizó.