Honduras

Ingeniero sordo: 'No necesito ser oyente... tengo todo lo que me hace feliz”

Aldo se comunica a través del lenguaje de señas. Él no necesita nada material para ser feliz porque tiene a Dios

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19.12.2016

Tegucigalpa, Honduras
“¿Quién eres tú, Navidad? ¿Dónde te puedo encontrar?
Soy capaz de cruzar el mundo por saber si eres verdad, por ver si es cierto que puedes hacer feliz a un mortal”.

El cantautor español Marcos Vidal hace esa pregunta en su canción Pajarillo.

Y Aldo Cabrera, un exitoso joven ingeniero en sistemas de 32 años, le dio respuesta a esa interrogante cuando las puertas de su casa se abrieron para recibir al equipo de EL HERALDO.

Su casa está ubicada en un sector de la capital, mismo que muchos creen que está de espaldas al cielo por sus condiciones sociales, no obstante, el hogar de Aldo es un rinconcito de calidez, su árbol de Navidad está puesto y la intermitencia de sus luces se refleja en los ojos de todos sus habitantes.

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“A nosotros nos encanta la Navidad, es que es una época tan bonita donde toda la familia está junta y puede celebrar”, dice una hermosa dama cuando se percata de que EL HERALDO observa todos los adornos navideños que hay adentro. Es la hermana de Aldo.

Afuera, en el patio, Aldo coloca unas cuantas sillas para dar inicio a la entrevista, al salir hay cuatro asientos, uno para el entrevistador, otro para el fotógrafo, uno para Aldo y uno más.

Esa silla es para Manuela, quien será la voz de Aldo.

Aldo se comunica a través del lenguaje de señas. Él no necesita nada material para ser feliz porque tiene a Dios.

¿Por qué la voz de Aldo?, pues porque el joven es sordo y serán sus manos las que dibujarán las palabras en el aire para nosotros.

Con una amplia sonrisa el joven nos da una grata bienvenida y ese hogar comienza a sentirse como propio.

Él es el menor de seis hermanos, de los cuales únicamente dos pueden oír.

EL HERALDO comienza a preguntar sobre su vida y Manuela la interpreta para él, sus dedos se mueven rápido y el lenguaje de signos se apropia del encuentro.

Entre ellos hay una plática fluida, EL HERALDO los mira de un lado para otro.

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Lo que Aldo más recuerda con una gran sonrisa es cómo su padre intentaba comunicarse con ellos cuando eran pequeños y el recuerdo llena de risas silenciosas el patio, sus hermanos no oyentes están ahí y ellos entienden su respuesta antes que nosotros.

Él se graduó como ingeniero en sistemas el año pasado, tras mucho esfuerzo, ya que no son muchas las personas que entienden el lenguaje de señas y las explicaciones de los maestros eran todo un reto para él.

“Mi sueño era graduarme, no tenía intérprete, yo les enseñé a algunos de mis compañeros y así pude graduarme, pero había clases de programación que eran muy complejas, hoy ya estoy trabajando y tengo una familia hermosa”, afirmó.

Aldo y la Navidad
El mayor regalo de Navidad llegó para él hace un mes, su nombre es Sofía Valentina y es su primera hija.

Afirma que la primera vez que la vio lo embargó la mayor de todas las alegrías y verla es para él un empuje para ser mejor cada día.

“Para mi familia esta es la época más especial, pero este año es mucho más especial porque tengo a mi bebé, mi familia está conmigo, celebramos el nacimiento de Jesús, celebramos un año más de muchas bendiciones”, manifestó el muchacho, haciendo señas con sus manos y viendo a su intérprete.

Para Aldo Cabrera, el verdadero sentido de la Navidad radica en disfrutar el amor dela familia.

El joven ingeniero en sistemas no ocupa mucho para ser feliz, a él le basta la sonrisa de su pequeña Sofía Valentina para saber que tiene ganado el mundo.

Cuando se le consulta qué es lo que más le hace feliz, afirma que es ver la sonrisa de su pequeña Sofía.

“No necesito ser oyente, estoy bien como estoy, tengo todo lo que me hace feliz; todo se puede hacer con esfuerzo y con la mirada puesta en Dios. sí sé lo que no me gustaría oír, lo que no me gustaría es oír palabras de discriminación, la lengua de señas me encanta”, afirmó Aldo con una amplia sonrisa.

Cargando a su pequeña frente al árbol de Navidad, Aldo sabe que ese contacto que tiene con ella es mayor a cualquier palabra que le pueda pronunciar porque apenas una sonrisa, una mirada o un roce de su manito es todo lo que necesita para sentirse amado.

Y es eso, precisamente, lo que hace que esta Navidad sea más brillante y más hermosa que cualquier otra, porque el amor es su lenguaje más claro. ¡Feliz Navidad, Aldo!