Tegucigalpa, Honduras
Un torbellino con una ruta impredecible golpeará próximamente a la clase política, empresarial, militar y policial hondureña ahora que los narcotraficantes Wilter Blanco Ruiz y Víctor Manuel Villela, alias “El Rojo”, están en manos de la justicia estadounidense.
En algunas reuniones privadas las autoridades nacionales han abordado esta amenaza y se han reprochado su incapacidad para extraerles los secretos a los narcos que Estados Unidos se ha llevado para acusarlos y encarcelarlos.
Según una fuente vinculada con la lucha antidroga, los operadores de justicia de este país saben de la llegada del vendaval, pero se les hace imposible calcular el impacto porque desconocen lo que están develando los extraditados y los que se han entregado voluntariamente a la DEA.
Aquí de ellos no hay un testimonio ante una autoridad competente porque, a pesar de que se sabía a qué se dedicaban, no había interés en perseguirlos, la Fiscalía nunca los acusó en los tribunales de justicia; apenas se les han asegurado algunos bienes y parte de su dinero.
Antes de su arresto, a Blanco Ruiz y a El Rojo los investigadores los consideraban piezas claves para cerrar un círculo investigativo que posteriormente daría inicio a la cacería de una poderosa red traficante de drogas que opera en este país. Estos dos sujetos tenían solicitud de extradición y orden de captura, sin embargo, extrañamente, las autoridades hondureñas -que hoy lamentan no haberle extraído sus confidencias- hicieron poco para arrestarlos; sin embargo, una vez Blanco Ruiz puso sus pies en Costa Rica fue aprendido y extraditado, lo mismo sucedió con “El Rojo” en Guatemala.
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Secretos
EL HERALDO conoció que en diversas reuniones las autoridades han dejado entrever su ira y su preocupación porque los extraditables, alegando no tener nada que hablar con la justicia hondureña, viajan muy relajados a Estados Unidos, sabiendo que el contar allá sus secretos les pueden generar cierta indulgencia. Así, delatando a sus vínculos y secuaces y ayudando a encontrar pruebas contra ellos, la mayoría están obteniendo sentencias “irrisorias”.
Aunque el tráfico de drogas en Estados Unidos es penado hasta con cárcel de por vida, al único hondureño que le han dado 24 años de cárcel es a Fabio Lobo; mientras a que los peligrosos capos Wilter Blanco y Carlos Arnoldo Lobo solo les dieron 20 años. A Griselda Amaya le impusieron seis años, a su esposo Inocente Valle le dieron 10 años y a la hermana de este, Digna Valle, la condenaron a 11 años de cárcel
Mientras que los despiadados hermanos Devis Leonel y Javier Heriberto Rivera Maradiaga, conocidos como Los Cachiros y temidos por su crueldad, gozan de ciertos privilegios y, gracias a su colaboración, hasta trasladaron a su familia a Estados Unidos.
El no lejano regreso de los extraditados y de los que negociaron su entrega sin que nadie se enterara también inquieta a las autoridades de este país, quienes han cuestionado la benevolencia de la justicia estadounidense. Incluso el que los capos y sus socios no dejen mayor información ha llevado a ciertas autoridades a proponer trabar las extradiciones, sin embargo, otras no están de acuerdo, informó la fuente antinarcóticos. El que a los carteles solamente se les haya golpeado, sin destruirlos totalmente, es otro factor que genera ansiedad en otros operadores de justicia.
Las confesiones de los Rivera Maradiaga, de Luis Alonso y Arnulfo Valle Valle, de Héctor Emilio Fernández, de Wilter Blanco, de “El Rojo” y ahora de Bayron Ruiz -arrestado en Guatemala y solicitado por Estados Unidos- tienen muy nerviosas a personas de varios sectores sociales, ya que sus confesiones dejarán un listado de nuevos blancos de extradición.