TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La prohibición de uso de armas de fuego para la población de Colón, excepto a policías y militares, fue una medida correcta que cambió la vida violenta de esta región a una tranquila, de paz y de trabajo.
Esta medida fue adoptada por el Congreso en 2014 para tratar de frenar la ola de sangre, especialmente en el Bajo Aguán, donde con frecuencia morían campesinos, guardias de seguridad, operadores de justicia y gente inocente.
La reducción de las muertes en Colón fue reconocida por el exportavoz del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA), Vitalino Álvarez.
“Al inicio nos sentíamos mal porque creíamos que era una medida en contra de la gente humilde y si bien es cierto que hay gente de dinero que camina su arma, ahora ya no la camina visible”. expreso.
“Es una medida que realmente ayuda bastante, es un atenuante, ahora no se puede andar con las armas”, añadió. Preguntado si con el decreto de prohibición de uso de armas para los civiles ha disminuido la violencia, el entrevistado afirmó: “sí bajó la violencia, sería un mentiroso si yo le dijera que no ha bajado”.
“Aquí es prohibido usar armas y ese decreto que se aplica aquí debería estar a nivel nacional”, sugirió el exportavoz del MUCA al reflexionar sobre la ola de violencia que azota el país sobre todo en las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula