LOS ÁNGELES, ESTADOS UNIDOS.- De niño recogía juguetes en el basurero, su pasión por ellos le llevó a trazarse una meta de vida: que a ningún infante en su país le faltará uno para ser feliz.
Se trata de Maynor Sandoval, un catracho cinco estrellas radicado en la ciudad de Los Ángeles, California, que con su organización Juguetes por Sonrisas Honduras lleva ilusión y alegría a muchas comunidades de su país y otros países de la región.
Siendo muy joven emigró hacia Estados Unidos en busca de una vida mejor. Cumplió a lo grande el llamado sueño americano y ahora comparte su felicidad con lo más necesitados.
El proyecto Juguetes por Sonrisas comenzó una vez que Maynor logró establecerse en Estados Unidos, pero esto era una sueño que ya llevaba consigo desde que salió de Honduras.
“Recuerdo cuando salía a buscar juguetes nos íbamos en grupo hacia un lugar que le llamaban ‘La Línea’, que era donde pasaba el tren en El Progreso”, rememora emocionado Sandoval.
“Desde niño me decía a mí mismo, cuando sea grande voy a recoger juguetes para llevarle a todos los niños”, recuerda.
El catracho afirma que comenzó a trabajar duro para cumplir su sueño y llevar sonrisas a muchos niños de su país a través de un juguete.
En la primera recolección de juguetes logró reunir 500 con la buena voluntad de muchos residentes hondureños en la ciudad de Los Ángeles.
Para llevar a cabo la primera entrega, Maynor confesó que tuvo que renunciar a su trabajo de cinco años, y tomó su maleta cargada de sorpresas para los niño hondureños.
“Una vez que llegamos a la primera aldea a repartir juguetes se me olvidó todo lo que había pasado y solo pude decir ‘qué bonito’, sentí una gran alegría por ver la felicidad en los rostros de tantos niños de mi país”.
A su regreso a Estados Unidos, Sandoval, sin trabajo, pero con el corazón a todo latir porque su sueño se estaba cumpliendo, decidió que era tiempo de dedicarse de lleno a su proyecto.
“Recuerdo que ni tenía dos semanas de haber venido cuando ya me estaban mencionando que si me gustaría ir a repartir juguetes a México, y por supuesto que dije sí”, afirma.
Desde 2011, Maynor y su fundación no sólo han recorrido diferentes comunidades de Honduras, también han llegado con este proyecto a El Salvador, México, Belice, Nicaragua y Guatemala. Cada año la convocatoria para reunir juguetes comienza en los meses de junio a agosto para hacer la entrega de los mismos en el mes de septiembre.
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Próximo encuentro
Las actividades Juguetes por Sonrisas Honduras tendrá su próximo evento el 4 de agosto en la ciudad de Los Ángeles, la cual será la celebración de ocho años de este proyecto.
Es de resaltar que la convocatoria que Maynor y su equipo logran es sorprendente, ya que no sólo hondureños se suman a la causa, sino que personas de diferentes nacionalidades dicen presente cada año con sus donativos.
“Cada año seleccionamos un grupo de embajadoras que son niñas a quienes tratamos de incentivar para que se sumen de lleno a este proyecto y que en un futuro ellas puedan llevar la batuta de este sueño”, explica Sandoval.
Ese día se llevará a cabo la recolección de juguetes y luego de esto viene el proceso de clasificar y empaquetar los juguetes para que estén listos para su entrega.
Diferentes proyectos
Juguetes por Sonrisas ha crecido tanto desde su creación que el proyecto por ahora no sólo se limita a la entrega de juguetes.
En 2018 apoyaron la creación de un parque para niños discapacitados en la ciudad de Puerto Cortés y en el cual contaron con el apoyo total de la municipalidad de la localidad para llevar a cabo este cometido. “Hemos trabajado mucho por este proyecto y con la gente de aquí en Estados Unidos logramos reunir sillas de ruedas para donarlas en Honduras”, explica Maynor.
El parque se construyó en las instalaciones de la Escuela Municipal Especial Emmanuel. Sandoval adelantó que ya tienen planificado llevar esta idea a otras comunidades del país.
Satisfacciones
En estos ocho años del proyecto, Maynor comenta que todo ha sido satisfacciones a nivel personal como profesional.
A manera de anécdota, recuerda que haciendo una entrega de juguetes en Santa Bárbara alguien se acercó para comentarle cómo se había preparado para hacer reír a los niños, él únicamente respondió “que no había preparación alguna, ya que “todo sale del corazón”.
Sumado a ello, Maynor ahora mismo cuenta para esta caritativa misión con el apoyo de voluntarios así como el de su familia, su esposa Sara y sus hijos Nathan y Nathalie, quienes son pilares importantes para que Juguetes por Sonrisas continúe adelante.