TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Mientras el covid-19 cada día golpea más la salud, la educación y la economía de los hondureños, las vacunas anticovid compradas por el gobierno no aparecen por ningún lado y las prometidas por el mecanismo Covax llegan a cuentagotas.
Mientras El Salvador ya casi alcanza el millón de ciudadanos vacunados y Panamá y Costa Rica superan el medio millón -usando en su mayoría recursos económicos propios-, Honduras apenas ha inmunizado a unas 55 mil personas gracias a la buena voluntad internacional.
Honduras solo ha aplicado 5,000 dosis donadas por Israel; otras 6,000 provenientes de Rusia y 48,000 del mecanismo Covax. El martes pasado recibió un lote de 189,600 dosis de Covax, lo cual le permitirá ponerle la segunda dosis a cierto personal sanitario que está pendiente de completar su inmunización.
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Honduras tiene una población total de 9.7 millones de personas y la población meta a vacunar para alcanzar la inmunidad colectiva es de 5,717,985 personas.
Al ritmo en que están ingresando los inoculantes, ningún médico sabe cuántos años le tomará a Honduras alcanzar la inmunidad colectiva contra el letal covid-19.
Según datos al 3 de mayo reciente del portal Our World in Data, en vacunación contra el covid-19 —ya sea con una o dos dosis— hasta Nicaragua supera a Honduras con 135,130 ciudadanos inoculados; Guatemala registra 169,797 personas inmunizadas; Panamá 501,055; Costa Rica 538,682 y El Salvador 839,870 personas inmunizadas.
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Panorama desalentador
De acuerdo con Carlos Aguilar, médico y exministro de Salud, el proceso de vacunación masiva es la única posibilidad que el país tiene para llegar a una meseta de casos y con ello empezar a disminuir el número de pacientes infectados, hospitalizados y muchos de ellos en riesgo de perder la vida.
Explicó que cuando los procesos de vacunación solo alcanzan a pequeños grupos el impacto es muy reducido. Por eso los países que están adelante de Honduras en este tema impulsan campañas masivas de vacunación porque con ello logran, primero, impactar en las poblaciones vulnerables, reduciendo el número de muertes.
Segundo, garantizan que en el caso del personal en riesgo, como el del área de la salud y otro que tiene contacto con los pacientes, no se conviertan en agentes transmisores, y tercero, “nos conduce a la denominada inmunidad colectiva que se logra a través de la vacuna o a través de haberse enfermado”.
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Solo con esta combinación de factores se podrá entonces en el país reducir la cantidad de contagios y con ellos comenzar a bajar la presión en el sistema sanitario.
“La vacunación a cuentagotas si bien salvará vidas tiene un impacto mínimo en términos epidemiológicos y de salud pública”, añadió el exministro de Salud.
Aguilar sostuvo que la vacuna ha sido enormemente útil para el personal sanitario, logrando la generación de anticuerpos y evitando con ello que el personal de primera línea se enferme y, en consecuencia, pueda, sin poner en riesgo su vida y de los familiares, continuar prestando servicios a la población.
“La vacuna tiene un impacto positivo sin lugar a dudas, y entre más personas se vacunen más rápido vamos a llegar a esa inmunidad colectiva tan deseada por el mundo entero”, valoró.
El problema es que al ritmo en que se está vacunando en el país y “por la carencia de datos, falta de certeza y de credibilidad de las autoridades, es imposible poder predecir en cuánto tiempo se inmunizará a la mayoría de la población. Al ritmo actual obviamente nos llevará años enteros poder llegar al menos al codiciado 70 por ciento”.
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Esto es quizás el reto más importante que tiene el gobierno en los meses que le quedan dirigiendo las políticas públicas de Honduras. “Por eso es necesario que todos los sectores ejerzamos la presión necesaria para exigir un proceso de vacunación más ágil, más transparente, democrático y, sobre todo, con rapidez y agilidad, como lo están haciendo otros países”.
Así como se lleva el manejo de la pandemia, Honduras continuará viviendo “una de sus peores crisis sanitarias y sociales que ha golpeado la economía de cientos de miles de hondureños, aumentando los niveles de pobreza; aunado a esto el enorme porcentaje de deserción escolar por la falta de acceso a tecnología para poder recibir clases virtuales”.
Si no se es más ágil en el proceso de inmunización, la pobreza, el dolor y la migración hacia Estados Unidos continuarán “colocando a Honduras en ese vergonzoso último lugar que ocupamos en el desarrollo social en el continente. Esto se va a profundizar más”, proyectó Aguilar.
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Recientemente, el médico infectólogo Efraín Bu Figueroa le manifestó a EL HERALDO que la pésima gestión del gobierno para comprar las vacunas anticovid le pasaría una dolorosa factura al pueblo hondureño.
Aseguró que no se hicieron las aproximaciones oportunas para obtenerlas, por eso Honduras es uno de los países más atrasados en el proceso de inmunización del mundo, “eso se debió haber arreglado desde agosto del año pasado como hicieron países vecinos”.
Con “el tema de las vacunas que nos han venido engañando, primero que venían en diciembre, luego que en enero, después en febrero, marzo, ahora en mayo y no vemos absolutamente nada. Esto lo que refleja es un desprecio por la salud y la vida del pueblo”, deploró el dirigente obrero José Luis Baquedano.
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Proceso sostenido
La esperanza (así lo definió la ministra de Salud, Alba Consuelo Flores) de lograr esa campaña de vacunación estaba puesta en el último lote recibido.
“Hoy (ayer) estamos incorporando 189,600 dosis; este es el inicio prácticamente de un proceso sostenido”, valoró Flores.
Además de Flores, en la recepción participaron el presidente Juan Orlando Hernández y la representante de la Organización Panamericana de Salud y la Organización Mundial de la Salud (OPS /OMS), Piedad Huerta.
Sin embargo, mantener un buen ritmo de vacunación depende de la llegada de cuatro lotes en estos dos meses: uno prometido al Seguro Social (208,000 dosis) a mediados de mayo, otro lote de 187,000 dosis de AstraZeneca a finales de este mes, el cumplimiento de las 40,000 dosis del inmunizante ruso Sputnik V, retrasadas ya varios días, y 212,940 dosis de Pfizer en junio. A cuentagotas no se podrá.
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