En sus manos tenía un tubo para transportar planos, ahí venían las pinturas que al día siguiente partirían para otro país, lejos de aquí, y antes de que las vieran extranjeros, quisimos verlas nosotros.
Para llegar a ser el pintor que es hoy, tuvo que aprender y trabajar mucho, pero a su lado tenía a un maestro, Carlos Garay (QDDG). En su niñez hacía los dibujos propios de un escolar, después, le gustaba pintar los escenarios que visualizaba desde su casa y el colorido cielo del sur en época de verano, pero no pensó en ser pintor.
Estudió para ser maestro de educación primaria, y obtuvo su título en 1986. Y fue mientras esperaba los resultados de un concurso para una plaza, que conoció en su pueblo natal, Alianza, Valle, al pintor Carlos Garay, quien pintaba uno de sus paisajes al aire libre en una calle de este municipio.
Ese momento sería determinante. Ambos entablaron conversación, y después el maestro conoció el trabajo de quien sería su aprendiz. “Garay me dijo que yo tenía habilidad y podía tener un futuro, y él me trajo a Tegucigalpa y me presentó con una señora promotora de arte, y a partir de ahí aceptaron mis trabajos y comenzó mi carrera como pintor primitivista”.
Garay le proporcionó materiales y mucho más, ya que el artista expresó que “a él le debo todo el conocimiento que yo he tenido en mi carrera como pintor”. Las oportunidades llegaron y sus obras eran compradas por coleccionistas y con ellas participaba en exposiciones de arte.
En 2006, Roque Zelaya lo contactó con Dan Chill, por lo que alrededor de 20 de sus pinturas han salido de Honduras para formar parte de GINA Gallery. Para Fermán esto es importante, ya que él considera que en Honduras el arte primitivo no es tan valorado, pero aun así, no piensa cambiar de profesión y muchos menos de género pictórico.