TEGUCIGALPA, HONDURAS.-'Al menos 400,000 empleos se perderán en Honduras por la plaga. Miles quedarán sin Seguro Social. Triste panorama nos aguarda y no aprendemos'.
Creemos que las “clases” corporativas y políticas ya tienen el as bajo su manga para revivir, junto a su mimada prensa, la molida economía. A casi tres meses de encierro y de seguir postrados por el coronavirus, la quiebra está a la vuelta de la esquina. Toca educarnos, para domar y desafiar la ponzoña con cautela y sumo compromiso.
Estamos en coma. Si el gobierno de JOH no decide, por fin, reabrir la economía de forma paulatina pero certera, con madurez, vamos a una ruina segura, sin precedentes.
El problema es que todo mundo arregla el caos y, muchos (periodistas, politólogos, engreídos y rufianes), se sueñan sabelotodo, creíbles, irremplazables. Maña de su lengua.
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Rebuzne
Entes de crédito bilaterales e internacionales visan el ingreso de la “gran recesión”. Sería un derribo mundial del 5%, apunta el Banco Mundial (BM) en 2020. La extrema pobreza golpeará a millones en el globo (vivir con menos de 1.90 de dólar por día). No obstante, tal vez por atraso, miles de hondureños rebuznan, no dan fe al mal.
Achim Steiner, administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, dijo que la peste hurgará un rebote de la miseria que, actualmente enrola a unos 736 millones de humanos afirma la Organización de Naciones Unidas (ONU). David Malpass, presidente del BM, aseguró que la peste “podría llevar a 60 millones de personas a la extrema pobreza”. El coronavirus ha matado a unas 400,000 personas, 100,000 de ellas en Estados Unidos, pero más de un millón ha podido sobrevivir.
Curiosamente, un informe del Fondo de Población de la ONU advirtió que la reclusión y el cierre de clínicas y la falta de material y personal por atender la plaga dejará sin métodos anticonceptivos a 47 millones de mujeres.
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Preñez
Esto, dice el Fondo de Población de la ONU, derivará en al menos 7 millones de embarazos no deseados por el resto del año lectivo en 114 países de renta baja y media. Además, la cifra de pobres se duplicaría en 2020 hasta los 265 millones por la rotura en las cadenas de suministro de comida, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Aquí, sin vacilar, pulula más preñez, con miles de empleos suspendidos por la fiereza del coronavirus. La tropa está sin dinero ni seguro social, perdiendo casas y sus autos, cerrando negocios y, de remate, endeudada. El gobierno de JOH la tiene difícil. Debe educar y dejar el inútil paternalismo. Mentes ociosas son peligrosas. En eras duras los trueques son válidos. Alimentos por trabajo sería lo correcto en los sitios más pobrísimos.
Grupos de personas -tomando medidas sanitarias- deben laborar en sus comunidades. Miles de catrachos curaron su marasmo techando, pintando y lavando de todo en Estados Unidos. Aquí, en plena pandemia e invierno podrían, sino es mucha molestia, limpiar cunetas, ríos, reparar calles, escuelas sin alumnos. Las tortillas no caen del cielo en ninguna parte del planeta.
Con tesón se vencen reveses. Si el transportista, el obrero y el académico piden trabajo que no les sobre más apatía, hijos ni lujos. Adiós al consumismo. Nos urge mataburros. ¡Aterricemos!
