TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La codicia de políticos aviva de nuevo los ruidos de golpe y autogolpe de Estado al asomo de elegir magistrados. Grandes –públicos y privados- vuelven a la carga para poner sus piezas de ajedrez que cuiden sus negocios trancando y abriendo la ley.
El rumbo del país se tambalea con los mismos vivos que juran una “justicia para el pueblo” usándola para piques y honrar, así, a otra mafia oficial.
Cada siete años más de lo mismo. Nominadores y nominados para dominar un Poder Judicial repartido entre tropas políticas y financieras. Hablan de “justicia” quienes en el pasado y en el reciente jamás han conocido ni un juicio ni mucho menos una cárcel en fotos. En pleno adelanto el gentío, más estudiado y leído, aún cree o se traga alegatos populistas de que los jueces serán probos que penarán a sus padrinos ladrones.
SUEÑOS
Si la justicia, como dicen todos los gorrones del Estado y sus apéndices, estuviera al servicio de los despojados, nadie, ningún servidor público, haría sendos y ricos peculios en amañadas compras de medicinas con hospitales y centros de salud donde los pacientes llegan enfermos y salen muertos a falta de pinches aspirinas en sus “farmacias”. A estas alturas, pensar en “equidad” es un acto suicida.
La población, como siempre, se queja del gobierno que elige por sus abusos y su torpeza ante eternos calvarios y, aun así, se pasma al oír discursos cursis, sacados de letrinas por actores que, a su modo, se sueñan puros metiendo prefectos “perfectos” en ¿usar la ley? ¡No!, en afeitar fallos, claro, sin tocar a sus amos con quienes en público hablan derecho y a escondidas tuercen todo. Una Corte de corte hablado.
Y como aquí medio mundo reclama, acusa y también olvida a su gusto, recordamos a la “clase política” el madrugón del 12 de diciembre de 2012 -siendo jefe Porfirio Lobo Sosa-. El Legislativo cortó cuatro magistrados de la Sala Constitucional con la excusa de que sus veredictos retaban su mando. Los relevos, igual, perfectos a sus patrones, solo esperaron avisos y visaron la ilegal reelección con la visa americana.
RATAS
¿Qué ganó el país con ese cambio abrupto de jueces? Claramente nada, solo lactó el ego de los pilotos de turno. JOH arribó por “Pepe” quien, hoy, a su gozo y cinismo se hace el loco olvidando lo ruin que fue su regencia. Llegó al poder casi de remolque y acabó revolcándose con malsanos empresarios, políticos y los mismos periodistas rastreros con cuarta cada cuatro años.
Para políticos ambiciosos y multicolores la justicia es basura, una más de sus putas públicas. Nadie cree en nadie en un país sumido en la cultura de la duda por culpa de astutos devaluados, reprobados que delinquen y se pasan la ley por donde no les pega el sol por los malditos impulsos pasionales de una sociedad exigente que, en lugar de castigarlos, los premia una y otra vez en las urnas.
MARAS
Sabiendo quién es quién en política, el elector los elige con el corazón y no con su razón. El voto por enojos solo eleva al podio a sus propios verdugos, a esos que repican “democracia” y tienen en desgracia a más de diez millones de hondureños. Con tecnología de primera la gente no aprende a discernir entre estar informada o desinformada. Es cuestión personal que con las tripas vacías se loe o se sueñe una Corte que será el plato rico al corte perfecto de sus victimarios.
Lo relevante –según vemos y oímos- es que “el pueblo escogerá” quince magistrados en la mente de perversos vendidos de tersos. Hablan de un “cristo” y, por el otro incitan a quemar para hartarse el pisto del fisco con el disco rayado de que los prefectos no tendrán desperfectos con fabricantes que son lobos con piel de oveja, los mismitos que odiaban los abusos de JOH y comían con él.
Mientras unos y otros cacarean de que se trama otro golpe o que es un autogolpe de Estado, el estado del país es comatoso con tanto tramposo viviendo a lomos de un pueblo aparentemente dormido de tanto golpe a los carburantes, de tanto golpe al desplumado lempira (24.84 frente al dólar), de golpe tras golpe a la canasta básica y a las tarifas eléctricas.
Los únicos golpes reales son los que soporta el pueblo con el golpe inflacionario y los golpes del crimen. A los de turno solo les importa dar su golpe a la justicia ramera para evitar el golpe de la extradición. ¿Tan fuerte los golpeó Fredy Nájera por Nueva York?