Siendo un joven sampedrano que estudia ciencias políticas en el exterior, siempre he escuchado esa redundante y frustrante frase: “así es la política”. Esa insuficiente expresión causaba en mí (así como en muchos otros jóvenes) un ferviente deseo de aclarar esas tinieblas que representan la confusa política hondureña.
La falta de doctrina política en nuestro sistema educativo me lleva a pensar que la única manera de conocer la política hondureña es viéndola con mis propios ojos.
Al ruedo
Luego de recibir un par de cátedras sobre la historia política de Honduras me lancé a tal universo desde un punto de vista externo. Salí a las calles de Tegucigalpa sombreando al experimentado periodista de EL HERALDO, Faustino Ordóñez.
Le presté mis oídos a los protagonistas del ámbito político en Honduras: desde funcionarios públicos y miembros del Tribunal Supremo Electoral (TSE) hasta viejos referentes de los partidos tradicionales y a líderes que aspiran a ganar las próximas elecciones.
Me dediqué a escuchar a cada uno de ellos desde un punto de vista muy objetivo, sin importar su partido o su ideología, si era de derecha o izquierda e ignorando los viejos chismes que todos solemos escuchar. Si algo he aprendido en mis estudios de ciencias políticas es que es imperativo escuchar todos los puntos de vista para formar un criterio más objetivo, de mayor análisis y más sustentable.
En estas semanas de política que he venido a presenciar se juegan las reformas electorales, las alianzas y acuerdos políticos y la lucha por unas elecciones limpias. Los resultados de estas moldearán las elecciones y cambiarán el destino de todos aquellos que pretenden la titularidad del Poder Ejecutivo.
Cuando escuché las entrevistas a los miembros del Partido Nacional logré percibir su certeza de que “Honduras está cambiando”. Los funcionarios públicos que son miembros del Partido Nacional argumentan que en estas elecciones ya no se discuten los mismos problemas que se discutían en los pasados procesos electorales. Esto para ellos es evidencia de que han hecho un gobierno positivo, en comparación a los últimos.
Su antítesis, los miembros de la Alianza opositora, cuestionan y critican el actual gobierno. Lo tildan de “dictadura” ya que, según ellos, los nacionalistas controlan todos los órganos del Estado (siendo sus cómplices el Partido Liberal).
La Alianza clama por reformas electorales ecuánimes para todos los partidos, sin embargo, se oponen a las que se han propuesto en el Congreso Nacional, por el partido de gobierno.
Finalmente, al escuchar a miembros del Partido Liberal pude percibir sus esfuerzos por consolidarse como ese tradicional y fuerte partido que una vez fue. Esta lucha se ha complicado debido a la prolongada división entre los viejos y nuevos líderes del Partido Liberal.
A pesar de no conocer las interioridades detrás de las negociaciones políticas en Honduras, sí pude evidenciar la hambrienta disputa entre las fuerzas políticas para establecer su posición entrando hacia el período de campaña.
Esta histórica y polémica campaña la ganará el que logre posicionarse de mejor manera en este período de pre-campaña. ¿Se aprobarán las reformas electorales? Y si se aprueban, ¿a quién van a beneficiar? Queda en contención el tema de la compañía Mapa Soluciones y la espera de la supervisión de la Unión Europea. La moneda está en el aire, y las fuerzas políticas hacen hasta lo imposible para que caiga del lado que ellos quieren.
Conclusiones
Regreso a San Pedro Sula satisfecho luego de una primera y enriquecedora experiencia política. No me voy abrumado de la capital, todo lo contrario, me voy con más motivación para seguir estudiando y despejando esas dudas que la complicada política le presenta a los jóvenes hondureños.
Me queda claro que si los jóvenes queremos ser más objetivos y convertirnos en el catalizador que va llevar a nuestro país a prosperar, es vital una serie de valores éticos y morales fuertes, complementados por preparación académica y cercanas experiencias en la atmósfera política de nuestra Honduras.
Si los jóvenes queremos ver una Honduras de todos y para todos, es imperativo tenerle amor a nuestros estudios y recuperar los valores éticos y morales de nuestra sociedad.
Muchos dicen que nosotros los jóvenes somos el futuro. ¿No obstante, qué será de nuestro futuro si en el presente nos quedamos con los brazos cruzados? Dejemos de ser espectadores. No bastan nuestras publicaciones en redes sociales para cambiar nuestro país.
No es que vamos a dejar de ser jóvenes y convertirnos en “tiburones” políticos. Se trata de hacer lo que nos corresponde hoy, asumir la madurez y responsabilidad de prepararnos para sacar este país adelante.