TEGUCIGALPA, HONDURAS.- “Ante la conciencia de que nunca habrá una situación idónea para desarrollar un mercado editorial, los “guardianes de los textos” han asumido una responsabilidad que nadie les pidió, pero que tiene una razón de ser: los libros.
En el marco de la Semana del Idioma, organizada por la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), la Fundación de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (Fundaupn) y Diario EL HERALDO, se brindó el conversatorio “El camino hacia el desarrollo de un mercado editorial”.
Los poetas y editores Armando Maldonado, de la Editorial Malpaso, y Carlos Ordóñez, de la Editorial Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), coincidieron y reflexionaron sobre el proceso de publicación de libros, el empuje de las editoriales independientes y el papel inherente de la institucionalidad, entre otros tópicos afines.
“El trabajo creativo es, sin duda, un trabajo de apostolado. No se puede esperar que una sociedad sea propicia para los libros. Nosotros tenemos que ir creando esas condiciones en medio de la calamidad, porque los libros no son otra cosa más que esperanza. Siempre están las dificultades económicas, la realidad de nuestros países, de nuestros pueblos latinoamericanos. Pero esto, creo yo, no nos impide empezar a cimentar la construcción de una nueva realidad bibliográfica”, introdujo Ordóñez.
Por su parte, Maldonado hizo referencia a un momento clave en el despliegue de las editoriales independientes. “El mayor momento de publicación en este país se dio en el punto más precario; la pandemia fue un parteaguas en el proceso editorial de muchos editores independientes. El confinamiento nos abrió otras posibilidades, otros formatos. De lo contrario, habríamos seguido en la zona de confort en la que estábamos hace seis años; sin ocupar del otro, creyendo que somos los supermanes del mundo editorial”, apuntó.
Por supuesto, un mercado editorial no solamente debe ser iniciativa de escritores y editores. Ambos expertos aseguraron que es la colectividad la que sostiene un movimiento, no los esfuerzos individuales.
“No existe un mercado editorial meramente institucional. Hay una maraña burocrática detrás de la publicación de un libro. Nuestras autoridades (políticas, civiles, universitarias) tienen que tomar las riendas”, afirmó Ordóñez.
Respeto al oficio
Respecto a una estructura que permita a los escritores que el libro sea considerado parte de la economía del país, Maldonado enfatizó que hay que respetar el trabajo editorial y velar por lo que también es: un modelo de negocio.
“Sin este entendimiento, las editoriales no van a tener vida en el largo plazo”. A lo que Ordóñez agregó: “Siempre ha habido un mercado incipiente de libros. En la teoría, en el modelo escrito, el libro es totalmente financiable”.
Finalmente, la labor del editor, coincidieron los expertos, se ramifica. “En nuestro país, quienes nos hemos dedicado a escribir, llegamos automáticamente a la edición. Somos escritores, editores, vendedores, gestores culturales y demás”, ratificó el editor de la casa institucional, invitando al auditorio a que, pese a cualquier escenario, nunca hay que dejar de leer. “Hasta los libros, siempre”, concluyó.