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La Catedral de Colonia, grandioso testimonio de la fe

La segunda obra más imponente del mundo se edificó en 632 años, sobrevivió a los bombardeos durante la II Guerra Mundial y se supone que alberga las reliquias de los Reyes Magos

09.11.2019

COLONIA, ALEMANIA.- Hasta poner los pies fuera del tren para experimentar una inexplicable conexión divina. Católico o no, la impresionante Kölner Dom o Catedral de Colonia, en Alemania, de entrada deja sin habla a quienes la visitan.

La sensación de estar frente a la segunda edificación más imponente del mundo resulta indescriptible, pues ninguna persona que llega por primera vez se espera semejante bienvenida de sus dos torres gemelas de 157 metros de altura.

La catedral, a orillas del río Rin, es tan grandiosa que la fotografía del recuerdo no sale completa de ningún ángulo en tierra, solo vía aérea.

Esa tarde calurosa de viernes que la visitamos, recorrimos 34 kilómetros en tren desde la ciudad de Bonn. La moderna estación ferroviaria escondía la maravilla tras los rieles.

Luego de intentar parpadear y reaccionar a su grandiosa arquitectura, testimonio de la fe cristiana, notamos que la plaza estaba a reventar. No era casual tanta gente moviéndose como hormigas de un lado a otro, pues más de seis millones de personas del planeta entero acuden cada año a admirar su encanto.

Sin embargo, ese día la plaza y sus calles de piedra y concreto se repintaban de dos colores en particular: el rojo y el negro-amarillo. El club deportivo Colonia recibía en casa al Borussia Dortmund. El dios fútbol se combinaba con la sublime obra de estilo gótico que atrae como imán a los turistas.

El gigante de Alemania

Cruzar por primera vez el umbral de la catedral es simplemente asombroso y más aún cuando Nicolas Nortdt, el guía del Goethe Institut que nos acompañaba, subrayaba que su construcción se extendió por 632 largos años. Sin duda, la Kölner Dom es la joya de Alemania dedicada a San Pedro y a la Virgen María.

Iniciada el 15 de agosto de 1248 la obra sufrió 300 años de interrupción por problemas económicos y por desinterés. Fue terminada hasta 1880, pero en esos tres siglos paralizada, la parte terminada siempre funcionó como templo.

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En los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial la catedral sufrió graves destrozos, pero su estructura se mantuvo intacta. La única bomba que le afectó directamente causó los daños en la torre izquierda.

Desde hace muchos años, la catedral está sometida a un proceso continuo de reparación, pues la contaminación atmosférica y las palomas causan daños en la piedra, bastante sensible a estas influencias.

Pese al largo tiempo que duró su edificación, la arquitectura terminó homogénea debido a que todas las generaciones de constructores no se apartaron jamás del trazado inicial.

“Ellos sabían que no serían testigos de su finalización, lo que sí es evidente es que no solamente edificaron la catedral para sí mismos, sino, persuadidos por su fe, para las generaciones futuras y mayor gloria de Dios”, explica en su reseña el Centro de Acogida al Visitante de la catedral (Domforum). Finalmente, la inauguración de la catedral se dio el 15 de octubre de 1880.

Los tesoros que guarda

Tanta belleza y valor histórico por fuera, con sus más de diez mil metros cuadrados de vidrieras creadas a lo largo de ocho siglos, se ve replicada en su interior.

Detrás del Altar Mayor, existe un relicario que, supuestamente, contiene los restos óseos de los tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar.

Estas reliquias han convertido al templo en un importante centro de peregrinación europeo.

La cámara del tesoro o Sachtzkammer es otra de sus grandes sensaciones. En 500 metros cuadrados una increíble exposición permite al turista recorrer 16 siglos de la historia eclesiástica. En la cúspide, 11 campanas convocan a la feligresía a misa. Cuatro de ellas son de la época medieval.

Yen medio de la multitud, el bullicio constante y la corta estadía en este monumento de fe, hubo tiempo para meditar y elevar una plegaria...

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