Viejo lobo de mar

Un hecho real inicia con este relato que al final conduce a la obra literaria de Jack London, un autor que narró los misterios y la dureza del mar y los marineros

  • 28 de agosto de 2024 a las 09:28
Viejo lobo de mar
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TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El trágico naufragio de marinos hondureños a bordo del Master Ru —un viejo carguero de bandera panameña hundido en el archipiélago de las Bahamas—, me ha hecho recordar que, durante siglos, grandes civilizaciones de la Tierra construyeron sus imperios cimentados en la navegación, la lucha por el control de los mares y el invaluable trabajo de la gente de mar.

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A ese mar de las Bahamas llegó, hace ya cinco siglos, el almirante Colón, gracias a su visión exploradora, a sus conocimientos eruditos sobre las estrellas, y al empeño inagotable de casi cien marinos que lo acompañaron en su sueño aventurero y lo siguieron hasta el fin del mundo.

El ángel que nos mira
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Desde las épicas y crónicas marítimas narradas por los autores de la antigüedad, pasando por las travesías de Jonás o Ulises, hasta los relatos fantásticos de Daniel Defoe, Robert Louis Stevenson, Jules Verne, Ernest Hemingway o Herman Melville, los marineros han estado presentes en los imaginarios de la literatura y la ficción.

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En su memorable novela “El lobo de mar” (1904), Jack London —auténtico hombre de mar preocupado por contar la realidad de los marinos más allá de la ficción— relata el sufrimiento de Humphrey Van Weyden, un escritor, crítico y “vividor profesional” cuyo ferry se hunde en su viaje de regreso a la bahía de San Francisco, y quien logra sobrevivir a su naufragio junto a una mujer.

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A punto de hundirse, un barco pescador de focas llamado Fantasma, al mando del capitán Lobo Larssen, lo rescata en la penumbra de las gélidas aguas a él y a la mujer, una intrépida ladrona de élite llamada Maud Brewster, quien ha quedado herida y debe ser tratada por el extraño médico de la nave.

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En el barco, cuyo supuesto destino son los mares del Japón, donde pescarán focas, Humphrey Van Weyden se da cuenta de que su capitán, Lobo Larssen, es un temible tirano con toda su tripulación —quienes planean matarlo—, y que su verdadero plan en Japón es encontrar la nave de su hermano mayor, Muerte Larssen, para vengarse por la migraña y los ataques de ceguera que sufre, provocados por un golpe de Muerte hace ya muchos años. Harto de los abusos del jefe de bodega, Cookie, Humphrey comprueba que la dureza de la vida de mar y las extenuantes jornadas y peligros que enfrentan los marinos para ganar el pan, exceden por mucho las ficciones que ha leído en tierra.

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Por si fuera poco, en una embarcación cuya tripulación está reñida con su capitán, se da cuenta de que debe hacer a un lado su buena educación para cuidar de él y de la señorita Brewster, única mujer en un buque de salvajes. Toda esa realidad marítima que Humphrey Van Weyden desconocía hasta entonces, más toda la brutalidad de Lobo Larssen contra los tripulantes, persuaden al joven escritor de redactar un diario de su viaje a bordo del Fantasma con la idea de escribir un libro que le muestre al mundo la terrible realidad de los trabajadores del mar.

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La novela, que en el fondo retrata las propias experiencias del autor sobre los mares del mundo, termina con el hundimiento del Fantasma después de un motín de los marinos contra Lobo Larssen.

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Aprisionado y vencido, el capitán Larssen decide hundirse con su nave y deja huir a Humphrey y a la señorita Brewster a bordo de un pequeño bote. Antes de su despedida, le pide a Humphrey que le cuente al mundo que el capitán Lobo Larssen no ha temido a la muerte, porque “es mejor reinar en el infierno que servir en el cielo”. La gran historia de London no es, por supuesto, un retrato del presente. Y aunque en el mundo real las condiciones de los trabajadores del mar han mejorado mucho, el esfuerzo, sacrificio y aporte de los trabajadores del mar aún no se valoran verdaderamente.

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Aun así, aquellos que hemos sido formados como marineros sabemos que, ya sea por factor humano o por azote de la naturaleza, nunca se está del todo listo para enfrentar el poderío del invencible mar, porque, como escribió el poeta, “el mar lo sabe todo, y todo lo olvida”.

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Albany Flores Garca
Albany Flores Garca
Escritor, historiador, editor y ensayista

Ha publicado en poesía “Geografía de la ausencia” y “El árbol hace casa al soñador”; en cuento “La muerte prodigiosa” y en ensayo “Academia y Estado: orígenes de la Universidad de Honduras”.

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