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'Todo está conectado conmigo y con Honduras”

Dan Chill no pudo cambiar el rumbo del camino que sin querer inició desde que compró en 1983 una pintura primitivista de Roque Zelaya, que 20 años después lo llevó a fundar su galería Gina

06.05.2012

Todo empezó en Honduras en 1983, cuando el colorido y alegría de unas pinturas expuestas en una galería ubicada frente al hotel en el que se hospedaba en la capital lo atrajeron como un imán.

Ese día fue determinante en la vida de Dan Chill, la pintura que compró, y cuyo autor era hasta ese momento desconocido para él, 20 años después se convertiría en la razón de lo que es hoy: un coleccionista de arte naíf, el primero en el mundo.

Supimos de Dan Chill gracias Roque Zelaya, pintor primitivista; nos comunicamos con él y le expresamos nuestro interés de entrevistarlo, y nos contestó que con todo gusto nos atendería cuando viniera a Honduras y esa promesa se cumplió unas semanas después.

Dan Chill es israelí, y su pasión por el arte naíf le llevó a fundar en 2003 en Tel Aviv, su ciudad de nacimiento, lo que ahora es su pasión: Gina Gallery.

Desde aquel primer encuentro con la pintura hondureña realiza dos viajes a este y los demás países de los cuales colecciona arte primitivista. Pero nadie mejor que él puede contar cómo fue que sucedió todo y cuál es el lazo tan fuerte que lo une a Honduras.

¿Su interés por el arte primitivo surgió a temprana edad? No estuve involucrado con el arte hasta que tuve 40 años, hasta ese momento mi vida entera fue en dirección de las leyes y relaciones internacionales, yo representaba a clientes que estuvieran interesados en cerrar transacciones alrededor del mundo y viajaba en representanción de ellos por todo el mundo para concluir transacciones y de esa forma firmar contratos exitosamente. Pero, curiosamente, mi vida tomó un giro de 180 grados y esta historia tiene lugar como resultado de un viaje a Honduras.

¿En qué año fue y cómo sucedió? En 1983 estuve en Tegucigalpa por primera vez en mi vida representando a un cliente israelí muy importante, interesado en concluir una gran transacción con el gobierno hondureño. Al final de las negociaciones tenía dos horas antes de trasladarme al aeropuerto donde abordaría el avión a Israel. Salí del hotel donde estábamos negociando y frente al hotel estaba una pequeña galería y en la ventana miré unas pinturas que me atraían como a un imán. Era tanta la atracción que tuve que cruzar la calle y entrar a esta galería. Entré y comencé a hablar con el dueño sobre qué eran estas atrayentes y conmovedoras pinturas, y le pedí que me contara un poco más de ellas y comenzó a decirme que eran pinturas de tipo primitivo.

En mi vida jamás había comprado una pintura, pero como resultado de mi entrada a esa galería compré una hermosa pintura que llevé a casa.

¿Sucedió algo después de comprarla o hasta ese momento solo fue un adorno más para su pared? Regresé a mi hogar con esa pintura y noté que la disfrutaba mucho. Era una hermosa pintura que hablaba a mi corazón, atraía bastante la atención de la gente que llegaba a mi casa y desde ese momento cada vez que viajaba a un nuevo país representando a diferentes clientes me dirigía al conserje del hotel y le decía: “estoy interesado en ver más de este tipo de arte y me gustaría conocer galerías o artistas en el área que pinten en esta tradición ingenua (estilo primitivo)”.

Y no importaba que el nuevo país fuera Francia o Checoslovaquia, Japón, Argentina o Brasil, estaba interesado en tratar de encontrar más pinturas de la corriente primitivista de esos países y lentamente comencé a comprar muchas pinturas y a colgarlas en las paredes de mi hogar, y gradualmente mi hogar se convirtió, en cierto sentido, en el centro de arte primitivo.
A la casa de Dan Chill siempre llegaban familiares y amigos, pero después de que inició su colección, las pláticas no giraban en torno a la política, economía o el clima, si no en torno al arte primitivo, a sus pinturas. Y sonríe al decir que hasta el cartero se interesaba en ellas. Hasta ese momento, 40 pinturas colgaban de las paredes de su hogar.

¿Lo hizo reflexionar la actitud de la gente? Cuando eso pasó un par de veces, y las personas comenzaron a decir “no queremos hablar de eso, queremos hablar sobre lo que hay en las paredes”, me dije: “la gente está siendo educada, quieren tener algo de qué hablar”. Pero después de 30 veces un foco se encendió en mi cabeza y pensé: “hay algo especial en lo que he colocado en mis paredes que no solamente habla a mi corazón”. Yo pensaba que estaba hasta un poco loco por lo que sentía por aquellas pinturas, pero me di cuenta que le llamaban la atención a muchas personas, y fui consciente de la importancia de este género, porque para mí no solamente es un estilo, es un género de pintura.
Ya habían transcurrido siete años desde su viaje a Honduras, y en 1990 su trabajo como abogado de derecho internacional era más que exitoso, pero la inquietud que lo embargaba por la reacción de las personas ante el arte primitivo lo llevó a pensar seriamente en una opción que hasta el momento no había considerado.

¿En ese punto tomó alguna decisión? En 1990 yo era un exitoso abogado de comercio internacional sin educación en arte, tan solo enamorado del arte primitivista. Así que puedes entender por qué me tomé muchos años pensando qué quiero hacer con esta gran pasión, qué quiero hacer con este descubrimiento. Qué voy a hacer con esto cuando soy un exitoso abogado de comercio internacional ganando mucho dinero y ahora voy a saltar a algo de lo que no sé prácticamente nada. Así que en ese punto comencé a preguntarme: “¿quiero cambiar mi vida en un giro de 180 grados y pasar del tenso y bien pagado derecho internacional a algo que conocía muy poco pero que comencé a querer y conocer más y más?

Gradualmente decidí que quería realmente estudiar el arte primitivista y aprender más, y por los siguientes diez años comencé a formular una idea de lo que me gustaría hacer, que era crear una galería que sería la primera en la historia que mostraría arte primitivista de todo el mundo.

¿En qué año vio realizado el deseo de tener su propia galería? Alrededor del año 2000 ya me había planteado cómo cambiar mi hobby en mi vocación o profesión.

Y para el inicio de 2002 decidí dejar la profesión legal por completo y pasé el siguiente año visitando a todos los distintos artistas y contactos del mundo primitivista para averiguar tres cosas. número uno: ¿son capaces de entregar pinturas en el punto del precio?, número dos: ¿en la cantidad que requiero?, y número tres: ¿en la calidad que me permita crear por primera vez una galería de arte primitivista para que las personas puedan aprender de qué se trata este género?



Las respuestas que obtuvo en sus viajes le permitieron convencerse de que sí podía iniciar su galería de arte primitivista, la cual llamaría Gina Gallery, que abrió sus puertas en 2003 con las pinturas de 75 artistas de 10 países diferentes, entre los cuales no estaba Honduras. Después se expandió su catálogo de artistas y países, porque como él mismo dijo: “diez países no hacen el mundo”.

¿Qué pasó con la primera pintura, nunca supo de su autor? Después de que Gina Gallery abrió sus puertas en 2003 viajé a otros países, y en algún punto del tiempo regresé a Guatemala y contacté a alguien con la esperanza de que me facilitara el nombre de una persona en Honduras y

El Salvador y poder visitar esos países y crear contactos para comenzar a agregar más obras para la galería Gina.
En Guatemala le facilitaron el contacto de dos personas, no le dieron nombres, solo le dijeron que una lo esperaría en el aeropuerto de Tegucigalpa y la otra en San Salvador. Y fue en su viaje a Honduras donde se llevó una gran sorpresa.

¿Qué sucedió en su viaje a Honduras?

Viajé de Guatemala a Honduras, aterricé en Tegucigalpa y había un caballero esperándome con un letrero con mi nombre, me acerque a él y nos saludamos. Él me dijo que me presentaría a los primitivistas de Honduras, yo le dije: “fantástico”. Nos subimos a un carro y comenzó a conducir...
Desde ese momento lo llevó donde tres pintores, compró algunas de sus obras y después su guía lo llevó al hotel.

Pero dejaré que Dan Chill cuente lo que sucedió después.
A la mañana siguiente salimos de nuevo, visitamos a otro artista y cuando se acercaba la hora en la que debería partir de vuelta a casa me dijo: “por cierto, tal vez te gustaría visitar mi casa”. le dije: “sí claro, por qué no”. y me dijo: “la razón por la que lo sugiero es porque yo también soy un artista primitivista, tal vez te gustaría ver mi trabajo”. y le respondí: “¡claro! No hay problema, todavía tengo algunas horas antes de partir”.

Entré a su casa y ahora sí regresamos a 1983.

De repente miré en las paredes todas estas pinturas que habían sido pintadas por el mismo caballero que pintó la primera pintura que compré en 1983. No lo podía creer, allí estaba yo en su casa.

Finalmente se presentó y su nombre era Roque Zelaya. La primera pintura que compré era una pelea de toros (toreada) y cuando entré a esa casa no vi peleas de toros, vi un estilo que en definitiva pertenecía a este artista, que, si miras cómo firma, te darás cuenta de que no hay forma de que te enteres que es una obra de Roque Zelaya. Si no conoces su nombre es imposible que reconozcas su firma, pero sí su estilo.

Así inició una amistad muy cercana porque una vez que conocí a Roque y comencé a caminar por su casa, me enamoré de sus obras de arte.

Fue un momento muy emotivo para mí y nos abrazamos y estaba muy feliz, comenzamos a hablar y le conté cómo había encontrado su pintura.

Haciendo corta la historia, cada año regreso dos veces a Honduras y todos los años Roque Zelaya se reúne conmigo en el aeropuerto y me lleva a reencotrarme con estos artistas una vez más...

¿Le hace falta su antigua labor de abogado o ser coleccionista de arte lo ha llenado todo? Definitivamente el arte naive vino a llenar un vacío que tenía en mi vida, pero yo lo llamaría el capítulo dos de mi vida. El primer capítulo estuvo dedicado al desafío intelectual de concluir contratos importantes. Era un desafío muy intelectual, pero también creaba bastante tensión en mi vida. Ese capítulo está detrás de mí y estoy feliz de eso porque aunque el arte naive tiene también sus presiones, el desafío de llegar a fin de mes y lograr un éxito financiero es bastante grande. Pero una de las cosas maravillosas del arte naive
es que me da mucho placer, y ver lo que provoca en las personas me hace extremadamente feliz. Esto es lo que quiero hacer por el resto de mi vida y dado que no sé cuántos años faltan, sé que el camino para cubrir el mundo naive aún es largo, extenso, con muchos países por recorrer. Pero recuerdo un poema de Robert Frost donde finaliza diciendo: “pero tengo promesas que cumplir y andar mucho camino sin dormir y andar mucho camino sin dormir”.

Yo siento que tengo muchas promesas por cumplirme a mí mismo con respecto al mundo naive y todavía tengo millas por seguir antes de irme a dormir...

Más de Dan y Gina

Nombre: Dan Chill.

lugar de origen: Tel Aviv, Israel.

Estudios: Cursó un bachillerato en la Universidad de Nueva York, estudió derecho en la Universidad de Harvard y el máster en administración pública en la Escuela Kennedy de gobierno de la Universidad de Harvard.

Ocupación: Coleccionista de arte primitivista, ingenuo, naive o naíf, nombres con los que se le conoce en el mundo.

Gina gallery: Es el nombre de la galería que Dan Chill fundó en 2003. “No es el nombre de mi media naranja”, dijo con jocosidad Dan, ya que son las siglas en inglés de Gallery of International Naive Art (Galería internacional de arte primitivo).

Países: Al inicio solo tenía el arte primitivista de 10 países, pero a la fecha hay 33 naciones de las cuales colecciona este género de pinturas.

Pinturas y pintores: Alrededor de 1,200 pinturas de más de 400 artistas de América, Europa y algunos de Asia,conforman el inventario de GINA Gallery.

Colección personal: Dan Chill tiene su colección personal de pinturas primitivistas, la cual asciende a 200 obras de unos 40 países.

La importancia del arte primitivista: El coleccionista considera que la importancia y belleza del arte primitivista radica en que es el único género que habla al corazón, y hace más: “celebra la naturaleza humana y eso es algo que ningún otro género ha logrado hacer o puede hacer, porque al celebrar la narrativa humana se convierte en un género que trasciende al tiempo”.
Catálogo: Anualmente la galería publica un catálogo que recoge las pinturas de los artistas primitivistas, y en 2011 una pintura de Roque Zelaya fue la portada del catálogo. Para Dan, Roque Zelaya “es uno de los máximos exponentes del arte primitivista mundial y este es un buen ejemplo de su trabajo y estamos orgullosos de que su trabajo embellezca la portada de nuestro catálogo”.

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