TEGUCIGALPA, HONDURAS
La cita amorosa estaba pactada. Una llamada telefónica terminó de confirmarla.
El reloj marcaba las 4:00 de la tarde del domingo recién pasado. Una jornada de compras que trascurría en total normalidad estaba a punto de convertirse en un torbellino de emociones, llantos desbordantes y tristeza.
“Mami, recibí una llamada, usted váyase para la casa, yo voy a ir al centro (de la capital) y después voy a llegar”, fue la excusa que el cadete de Policía, Ángel Borbonio Juárez Argueta, le dio a su madre para asistir a la cita, según relató a EL HERALDO, Suyapa Argueta, progenitora del joven de 24 años.
Ambos habían salido de compras a un mercado capitalino a mercar unas calcetas y camisetas de uso personal de Ángel, para utilizarlas en la Academia Nacional de Policía José Trinidad Cabañas (Anapo).
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“Cuando estábamos en el supermercado yo iba a comprar churros y jugos para venirnos comiendo algo en el bus; en ese momento él recibió la llamada”, agregó doña Suyapa.
“Le dije, ya no quiero churros ni jugos, nada; si no te vas a ir conmigo, ya no quiero nada. Llévelos porque voy a llevar una película para que la veamos en la casa”, narró la progenitora del que iba a ser un oficial de la Policía.
Partió a la cita
Minutos después de las 4:00 de la tarde el disciplinado estudiante de la carrera de las armas partió desde la quinta avenida de Comayagüela, hasta el centro de la ciudad, donde se encontraría con una dama.
“Él se fue para el lugar que le dijo esa mujer en la llamada y yo me vine a hacerle la cena, él me dijo que quería cenar”, contó Suyapa Argueta, con evidente nostalgia.
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Así fue. Triste por la acción emprendida por su vástago, tomó en la quinta avenida el bus que la llevaría hasta su casa en la colonia Nueva Suyapa.
Ingresaron al hotel
Con la felicidad de que se vería con su pareja sentimental, el muchacho tomó dirección al centro de la capital y alrededor de las 4:30 por fin se encontraron.
Sin tanto preámbulo, Ángel Borbonio y su acompañante, tomados de la mano, recorrieron varias cuadras en el casco histórico de la capital, para luego ingresar a un pequeño hotel, a escasos metros de la plaza Los Dolores.
Después de pagar 180 lempiras, el recepcionista les entregó las llaves. La habitación 105 del hostal Iberia les esperaba a la bizarra pareja de jóvenes. Para ese momento ya eran las 5:00 de la tarde.
Solo habían transcurrido 39 minutos cuando a las 5:39 de la tarde la mujer que ingresó junto a Ángel Juárez salió de la habitación sin reflejar nerviosismo alguno, abrió el portón negro del hotel y se marchó tranquilamente, pero esta vez sola.
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Denunciaron algo extraño
Minutos antes de las 6:00 de la tarde una llamada a la línea de emergencias 911, realizada por el personal del hotel Iberia, alertó que algo extraño estaba pasando en la habitación 105.
Al llegar al lugar, un equipo policial constató cómo del cuarto salía una cantidad considerable de sangre, posiblemente de un humano.
Con ayuda del recepcionista abrieron la puerta y al ingresar se encontraron con el cuerpo sin vida del cadete de cuarto año de la Anapo.
La humanidad de Juárez Argueta presentaba orificios de arma blanca en el tórax, cerca de la región del corazón.
Estaba completamente desnudo, solo con un pañuelo color azul atado a su cuello y quedó a un lado de la cama que estaba dentro de la habitación.
La Policía indagó con el personal del hotel y ellos describieron a la mujer, quien vestía un buzo color negro, camiseta blanca y tenis color verde, quien se identificó con el apellido Ocampo.
El lunes, y luego de recabar evidencias periciales e información testifical, la Policía detuvo dentro de las instalaciones de la Anapo a la cadete, alférez del tercer año identificada como Cenia María Ocampo, como la principal sospechosa del crimen.
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Un hecho inédito
El portavoz de la Secretaría de Seguridad, Jaír Meza, dijo a EL HERALDO que “es algo que se presenta por primera vez en la historia de la Policía, algo de esta magnitud no había ocurrido en donde dos cadetes estuvieran involucrados”.
Meza manifestó que “es algo pasional, por experiencia, cuando se dan este tipo de situaciones hay que ver cuál fue el grado de responsabilidad de parte de las personas que participaron”.
Las autoridades investigan el extremo de un posible chantaje por parte de la víctima hacia la agresora, al publicar un video intimo que habría sido grabado entre ambos, teniendo relaciones sexuales; esto pudo ser el detonante de la agresión homicida.
Los restos mortales de Juárez Argueta fueron sepultados ayer en el cementerio San Miguel Arcángel de la capital ante la presencia de sus compañeros de academia, familiares y autoridades policiales.
Mientras tanto, la supuesta responsable iba a ser enviada a los tribunales a la audiencia de declaración de imputado.