TEGUCIGALPA, HONDURAS.-“Sembramos nueve medidas de maíz antes de venirse para la ciudad, él era un hombre trabajador”, contó don Juan Molina, padre del malogrado Edgar Armando Molina Fonseca, asesinado en la capital.
El joven de 24 años fue acribillado a disparos a eso de las 5:00 de la tarde del jueves, cuando viajaba en un carro tipo turismo que funcionaba como taxi VIP y que daba su servicio en esta ciudad.
Don Juan Molina manifestó que su hijo recientemente había estado en el pueblo, en el municipio de Güinope, de donde era originario, ayudándole a sembrar una milpa de maíz.
“No se cómo se llaman los patrones que tenía, pero sí trabajaba en un taxi, en un turismo”, apuntó.
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Ataque
En efecto, su hijo Edgar Armando laboraba en el carro Toyota Corolla, color gris, de reciente modelo, que fue perforado a disparos por sicarios cuando este se aprestaba a tomar el anillo periférico, en las cercanías de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH), al sur de la capital de la República.
El humilde campesino dijo que él vivía en la aldea Las Casitas y que desconocen las causas del ataque porque “él no tenía problemas en Güinope, ni acá”.
Los parientes del fallecido presumen que tal vez el ataque pudo haber sido dirigido contra los propietarios del carro y jefes de Edgar Molina, porque el muchacho no tenía enemistades. Al saber que el carro era un taxi con servicio VIP, las autoridades no descartan que tenga que ver con el tema de extorsión. El cuerpo fue retirado ayer de Medicina Forense y llevado a su tierra natal en Güinope, El Paraíso.
