TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Con sus rostros cabizbajos y con sus corazones afligido, decenas de miembros de la Dirección Policial Anti Maras y Pandillas Contra el Crimen Organizado (Dipampco) despidieron a su compañero Julio Ernesto Cáceres Sánchez, quien fue asesinado cuando participaba en un operativo.
Luego de un acto de cuerpo presente en la instalación policial, sus restos fueron llevados la noche del mismo domingo 21 de mayo a Yuscarán, en el departamento de El Paraíso, en la zona oriental del país, donde sus familiares lo esperaban tras recibir la fatídica noticia de que fue abatido a balazos por pandilleros.
El cuerpo de Cáceres Sánchez fue recibido por parientes y vecinos en el barrio Leal, quienes lamentaron lo sucedido y lo recordaron como una buena persona, un buen hijo y un excelente padre para sus dos pequeños.
"Yo trabajaba en la agricultura y él siempre me andaba ayudando, era un hombre de familia y cuando venía le daba tiempo de calidad a los cipotes”, recordó su padre.
“Desde pequeño sintió el deseo de pertenecer a esa noble institución y con sacrificio lo enlistamos y salió adelante. Siempre le decía: ‘No se vaya a dejar corromper’”, añadió.
Para él, que su hijo haya muerto en el ejercicio del deber es doloroso, pero a la vez confirma que falleció haciendo lo que le apasionaba y cumpliendo con su compromiso con la población.
“Le tenía amor a su profesión y fue muy buen oficial y muy buen hijo”, concluyó el acongojado progenitor.
¿Cómo ocurrió el crimen?
El trágico sucesos se reportó luego de que un grupo de policías ingresara a la colonia Buenas Nuevas de Comayagüela, en la capital hondureña, supuestamente, tras recibir una llamada que denunciaba un tiroteo.
Lamentablemente, presuntos miembros de la Pandilla 18 le dispararon al ver presencia policial en la zona y le quitaron la vida.
Su cuerpo quedó tendido en una calle de la colonia antes mencionada, siendo respaldado por sus compañeros, hasta que llegó el personal forense para su levantamiento.
Luego del asesinato se realizaron intensos operativos en el sector y alrededores, lo que permitió la captura de cinco jóvenes que están siendo investigados por su presunta participación en el crimen.
Cáceres Sánchez fue elevado al grado de inspector póstumo y sus restos serán sepultados en el cementerio de Yuscarán, tras ser llevado a la iglesia católica de la comunidad.