TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Mientras la lluvia caía con intensidad y la noche se mantenía callada, de manera repentina se escuchó un estruendo que no era natural ni provocado por una persona.
El sonido que retumbó ayer en los oídos de los pobladores de las Brisas del Picacho era el de un árbol caído, pero no en la tierra, sino en la casa de la señora Ingrid Patricia Elvir.
Elvir, que milagrosamente no murió aplastada por el roble que cayó en el interior de su hogar, se levantó a las 2:30 AM para enterarse de que su morada había sido destruida.
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La trágica noticia fue el resultado de que las autoridades municipales no prestaran atención a un problema que no es actual, sino que fue evidenciado y denunciado desde hace más de tres años.
Melvin Reyes, vecino de la zona, explicó que “esta no es la primera vez que una casa es golpeada por un objeto. Aquí hay personas que se han salvado de que las piedras los maten o un árbol les caiga en sus casas”.
Según relatan los pobladores, la zona es de riesgo porque otros derrumbes se han registrado, pero pese a los llamados no obtienen respuestas.
Por su parte, la hoy desposeída pidió apoyo para empezar de nuevo la construcción de su hogar. Los personas de buen corazón pueden contactarla al 3262-9231 o 8781-5550.
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