TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Falta de conciencia y carencia de espacios arquitectónicos son los principales obstáculos a los que se enfrentan las personas con discapacidad en el Distrito Central.
Para Mario Bardales, representante de la Asociación Nacional para el Desarrollo de las Personas Ciegas de Honduras (Andepcih), Tegucigalpa no fue diseñada para las personas con discapacidad.
“La falta de rampas, elevadores en instituciones, semáforos sonoros y otros son barreras arquitectónicas que impiden el paso libre del sector”, dijo Bardales.
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Además, reprochó la falta de compromiso de las autoridades para crear un verdadero plan de apoyo y procesos para personas con discapacidad.
A esta opinión se suma Wilfredo Molina, ingeniero en Informática e instructor de Tecnología Educativa de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
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El dinámico catedrático fue diagnosticado con parálisis cerebral infantil, al momento de nacer (con solo seis meses de gestación) falleció por cinco minutos, eso dañó sus habilidades psicomotrices y vive su vida en silla de ruedas.
Actualmente está casado y tiene tres hijos y aunque su familia, amigos y compañeros le ayudan a no sentirse excluido, transitar por la capital en calidad de peatón es un verdadero dolor de cabeza.
“Para empezar, lo que se necesita es conciencia social y educar a la población en el tema”, dijo Wilfredo.
“Si bien en la capital hay un par de rampas, pero frente a ellas dejan un poste o hay un árbol, es ilógico”, agregó.
Además, cuestionó que cuando las autoridades hacen algo para el sector, no los toman en cuenta.
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“Cuando me toca ser peatón, debo ir por la calle porque las aceras son muy angostas, hay postes, vendedores ambulantes, su mercancía. Me voy a un centro comercial y el ascensor está ocupado por personas que no lo necesitan, etcétera”, lamentó.
Orquídea Esmeralda Centeno, coordinadora de estudiantes sordos de la UNAH, también enfatizó en la importancia de generar espacios arquitectónicos en la ciudad.
Aunque Orquídea padece de una discapacidad auditiva, habla fluidamente porque desarrolló la habilidad de leer los labios de las personas con quien entabla una conversación.
“Todos mis compañeros saben Lengua de Señas de Honduras (Lesho) y con ello siento que no soy sorda, pero fuera de mi trabajo es diferente. No es fácil para una persona sorda salir a la calle, porque no hay condiciones para nosotros”, aseguró.
Peticiones
Para que haya una verdadera inclusión, las personas con discapacidad piden a las autoridades que los puentes peatonales y aceras tengan rampas, así como las diferentes instituciones públicas y privadas.
Asimismo, que los semáforos sean sonoros, que se respeten los pasos cebra y los estacionamientos para ellos; que en los restaurantes incluyan en su menú el lenguaje braille y que se impartan cursos para aprender Lesho y se aplique en hospitales, centros de salud, instituciones, centros educativos e iglesias.
Según los expertos, la UNAH es el único establecimiento cuya infraestructura es apropiada para las personas con discapacidad.
EL HERALDO intentó comunicarse con la Secretaría de Desarrollo Social para conocer si hay algún plan de ejecución en beneficio de este sector, pero no hubo respuesta.