Tegucigalpa, Honduras.- Mientras la imaginación se desborda en la Noche de Brujas con máscaras, payasos terroríficos, vampiros, monstruos y personajes llenos de miedo y misterio en la oscura noche del 31 de octubre, las conmemoraciones por el Día de los Muertos están asociadas a las vivencias cristianas.
Estas recuerdan que la muerte no es el final del camino y que los seres queridos que partieron de este mundo solo duermen con la esperanza de una resurrección final. Los dos eventos anuales difieren en cuanto a sus actividades, haciendo un contraste en sus tradiciones.
La primera tiene una connotación atribuida al reino invisible del mal, mientras que la última es una conmemoración para honrar la memoria de los seres queridos y reflexionar que nadie es eterno en esta vida.
Estas tradiciones “contrastan como el mundo de la luz y el de las tinieblas; es un sentimiento que está en la mitología de las grandes culturas de la humanidad”, expuso el sacerdote Tony Salinas, encargado de la parroquia San Juan Bautista de Ojojona.
El religioso mencionó que, dentro de esa visión, el 31 de octubre es un día conmemorativo al mundo invisible del mal, que va en contra de los mandamientos de Dios debido a que se practican supersticiones asociadas a la oscuridad.
“Incluso, mucha gente puede llegar a creer que la muerte tiene poder y que el espíritu malo puede estar al acecho para ayudarnos también a hacer el mal, cuando realmente es equivocado”, indicó el también especialista en arqueología cristiana y arte sacro.
“La iglesia no tiene nada que ver con el 31 de octubre. Son ellos los que, viendo el 1 y el 2 de noviembre, se quisieron aliar a esas celebraciones”, aseveró el religioso.
De acuerdo con el calendario católico, el 1 y 2 de noviembre son las fechas alusivas al Día de los Santos Difuntos, cuando miles de personas honran la memoria de sus seres queridos fallecidos.
“Nosotros el 1 de noviembre celebramos la iglesia triunfante; la iglesia que está en el cielo. El 2 de noviembre celebramos una iglesia purgante, es decir, la que espera ver a Dios mediante la purificación de sus pecados”, detalló el entrevistado.
Continuó diciendo: “Nosotros, que vivimos, somos la iglesia peregrina. En ningún momento se habla de una iglesia asociada al mal”, refirió.
Historia
Por su parte, el historiador Daniel Vásquez recordó que la tradición de la Noche de Brujas (conocida como Halloween) es de origen inglés y nada tiene que ver con las costumbres hondureñas.
“Simplemente, es una influencia estrictamente anglosajona. Es una tradición del siglo XX, de los ingleses que la tomaron de los celtas y que llevaron los migrantes europeos a Estados Unidos, donde fue adoptada como parte de su cultura”, explicó Vásquez.
Por otra parte, el entrevistado explicó que la región hispana conmemora el 1 y 2 de noviembre como el Día de los Santos Difuntos. El experto ejemplificó que la Noche de Brujas es una influencia anglosajona similar al árbol de Navidad.
“Nosotros lo que tenemos tradicionalmente es un nacimiento de origen hispano y católico, pero, por influencia estadounidense y sobre todo por las compañías bananeras, se empiezan a poner árboles”, recordó el historiador.
Comercio
En estas fechas, los comerciantes capitalinos aprovechan para vender trajes alusivos a la Noche de Brujas, principalmente a los jóvenes que realizan fiestas el 31 de octubre.
En relación con este tema, Nelson Abudeyes, comerciante con 16 años de experiencia en la venta de máscaras y trajes en la capital, dijo que en la fecha de Noche de Brujas se aprovecha para vender mercancías alusivas a la celebración.
No obstante, lamentó que en los últimos años han caído las ventas debido a la falta de empleo de los clientes.Agregó que muchas personas que cumplen años el 31 de octubre celebran con trajes alusivos a la fecha.
La falta de empleo es una causa de la baja en las ventas en los mercados y tiendas de la capital, según mencionó Abudeyes.