TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Mientras son mimados y cuidados con esmero desde lo alto de la capital, los 426 inquilinos del Centro Nacional de Conservación Rosy Walther desconocen que las 25 manzanas que integran su hogar tendrán un nuevo rostro gracias a una inversión de L 3.5 millones.
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Entre el canto de las aves, las piruetas de los monos y la curiosidad que los grandes felinos sienten hacia los visitantes, las mejoras al zoológico -que también es un centro de investigación científica- son una realidad desde los murales en su fachada hasta lo aún no explorado por los visitantes.
EL HERALDO conoció que el mejoramiento surge con el apoyo de la Secretaría de Energía, Recursos Naturales, Ambiente y Minas y otras entidades como la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), una cooperativa para gestionar rotulaciones, la Fundación de Parques Nacionales y la Unidad de Gestión Ambiental (UGA) para trabajos de limpieza.
Recintos
Darinel Laínez, coordinador general del Rosy Walther, detalló que, sin considerar la cocina, la zona de cuarentena y el hospital, hay un aprovechamiento de cuatro manzanas con los recintos pero con los nuevos proyectos se alcanzarán las ocho.
Lo anterior ya se refleja en las obras del nuevo espacio para Negrón, la pantera que se mudará para convertirse en vecino de Micho, el curioso y dinámico jaguar.
Y es que ese ejemplar, que alguna vez fue drogado para mantenerlo dócil ante turistas en Islas de la Bahía, por los momentos permanece en una precaria jaula que opaca la verdad: Negrón está bien cuidado, alimentado y saludable.
“Estimamos que la construcción tomará entre un mes y medio, lleva bastante altura, tiene una jaula de contención y tendrá un lugar para que se aísle y descanse si no quiere ver personas”, detalló Laínez.
Entre los otros recintos anunciados está la idea de mover los monos a una isla dentro de una laguna. Con esa iniciativa, se evitará que los visitantes alteren el impronta de las especies.
“Por el momento tenemos tres recintos para monos, dos son de exhibición y los demás son excedentes”, explicó mientras reiteraba la importancia de que los visitantes no tienen que alimentar a los animales.
Para desechar lo que no sirve y darle paso a algo mejor, otras jaulas que serán demolidas son la de los mapaches y sin olvidar que se planea una nueva área para los venados, pizotes y zorros.
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Sostenibilidad
Una parte de carne magra de primera y tilapias es una garantía gracias al apoyo de la Procesadora Metropolitana de Carnes (Promdeca), las mejores frutas y otra parte de la carne son compradas a través de licitación.
Sin embargo, para alcanzar la sostenibilidad ya trabajan en siete estanques de tilapias para alimentación de los animales, reducir costo económico en la manutención de los animales, integrar un plan de negocio acorde a los objetivos de desarrollo sostenible y fomentar el turismo interno.
Los estanques, que permanecieron inactivos y sepultados bajo la densa maleza durante dos décadas, en algún momento fueron operados por la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG).
“Vemos la oportunidad de reactivarlos, existe la vinculación con la carrera de Biología de la UNAH, que tiene toda la intención de colaborarnos en la iniciativa de cosechar los peces”, resaltó.
En los estanques de unos 30x50 metros podrían recibir unos seis mil alevines, las cosechas en condiciones óptimas con recambio de agua, alimentación intensiva y calor podrían ser de tres meses, sin embargo, por la altura y clima de esa zona, las cosechas estarían entre cinco y seis meses.
La iniciativa de un jardín botánico en la parte más alejada del zoológico ya está en gestión por el programa de reforestación Padre Andrés Tamayo para incorporar un orquideario y trabajar en la reproducción de nuestra flor nacional Rhyncholaelia Digbyana.
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Impronta
Para aclarar las dudas de los detractores de la genuina labor en el Rosy Walther, los especialistas reiteran el proceso de impronta en los animales rescatados y acogidos en el zoológico.
Frases como “deberían liberarlos” o “cierren el zoológico” emanan de los que desconocen que esos animales por el apego generado hacia sus cuidadores los imposibilita a ser reinsertados en su hábitat.
El más claro ejemplo lo presenció el equipo de este rotativo al tener contacto con Teo, el zorro gris de diez meses de edad que rescató el Instituto de Conservación Forestal (ICF) en Comayagua.
Con energía el cuadrúpedo subía y bajaba sobre el equipo de EL HERALDO y por amigable que el encuentro pareció, no es natural que sea tan sociable, ya que en su hábitat el zorro tendría miedo de los humanos, estaría en una cueva o atacaría si se siente amenazado.
“La gente opina y dice que hay que cerrar los zoológicos, pero la verdadera batalla tiene que ser contra el tráfico ilegal de especies, así tendríamos menos huéspedes”, resaltó Laínez.
En síntesis, un animal que ha vivido toda su vida entre seres humanos no siempre será capaz de reconocer su entorno natural o sabrá cómo obtener su alimento y eso lo convertirá en una presa fácil de depredadores, ser recapturado o moriría de hambre.
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