TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Ir a la escuela debería ser un simple recorrido, pero hoy es una experiencia llena de temor para los estudiantes, no por llegar tarde a clases sino por el miedo constante a lo que les pueda ocurrir en el trayecto.
Las calles del Distrito Central (DC) no son seguras, cada esquina es una posible amenaza y los jóvenes están expuestos a ser atropellados por un conductor descuidado o, peor aún, asaltados por alguien en búsqueda de una víctima fácil.
Al llegar a sus aulas, los alumnos pueden sentir la protección de sus maestros, quienes en múltiples ocasiones han evidenciado la necesidad de tener seguridad a las afueras de sus centros educativos.
Esta “necesidad” se prometió resolver desde el gobierno del exmandatario Ricardo Maduro, luego en la gestiones de Porfirio Lobo y Juan Orlando Hernández, y ahora en manos de Xiomara Castro, actual presidenta, con la unidad Policía Escolar.
Más de 205,000 desprotegidos
La Policía Escolar es un departamento dentro de la Secretaría de Seguridad para atender de primera mano el ambiente social que se desarrolla en los centros educativos ubicados en los barrios y colonias del DC y todo el país.
Además, las personas que están en esta división de la Policía Nacional deben comprometerse a enseñar valores y, sobre todo, resguardar la vida de los estudiantes y sus docentes en cualquier jornada.
Sin embargo, todo lo bonito de este proyecto policial solo quedó en promesas y ninguna ejecución, porque de los más de 205,000 estudiantes que hay en Tegucigalpa, todos viven en abandono e inseguridad.
EL HERALDO lo pudo evidenciar, visitando el Instituto Jesús Milla Selva, donde hace un mes Richard Ávila, alumno de este centro, perdió la vida a manos de malhechores a unas cuadras del plantel educativo, un lugar donde, al parecer, para la Policía no pasó nada.
Alwyn Espinal, subdirector del Milla Selva, comentó: “A nosotros lo que nos preocupa es la seguridad del portón hacia afuera. A la hora de salida, puede ver que un montón de personas que no tienen relación con la institución están al acecho de los jóvenes”.
Espinal, quien reportó una matrícula de 3,800 estudiantes, solo tiene una petición clara: “Necesitamos presencia policial porque no solamente los maestros nos vemos amenazados, sino también los estudiantes. Queremos que nos acompañen en el ingreso y salida de las horas de clases”.
De igual forma, el actual director de la Policía Nacional, Juan Manuel Aguilar Godoy, les prometió y juró seguridad indispensable para cuidar del estudiantado, pero los agentes designados solo llegaron un día y después desaparecieron.
Pagar por seguridad
Los directores de los centros educativos, al ver que ni la Secretaría de Seguridad ni la de Educación hacen algo por salvar a los muchachos, optan por cobrar una cuota mínima para pagar vigilancia y aseo.
Los padres de familia encuestados por EL HERALDO manifestaron que pagan entre 100 a 500 lempiras al año para solventar la ausencia de los protectores de la sociedad.
“No quiero dar muchos detalles porque evito los pleitos, pero son 300 lempiras los que nos están cobrando para pagar un vigilante y aseadora”, dijo una madre de familia que reside en la colonia San Miguel.
De acuerdo con los cálculos de EL HERALDO, basados en la cantidad de estudiantes que hay en la capital, que es de 205,000, y si se multiplica por 300 lempiras, resulta que al año los padres pagan L61.5 millones.
Si el total se divide entre los 814 establecimientos oficiales, suponiendo que todos tengan un guardia, al año estarían percibiendo 75,552 lempiras, lo que a se traduce en L 6,296 al mes. En caso de pagar aseadora y seguridad le tocaría 3,148 lempiras a cada empleado.
Gustavo Sánchez ignora
En 2022 la Escuela Las Américas, ubicada en la colonia Centroamérica Oeste, recibió a los jefes de Seguridad para dar inicio a la Policía Escolar, pero todo quedó en lanzamiento, porque nunca existió tal ayuda.
Santa Erazo, directora del centro educativo, en presencia de EL HERALDO llamó a Gustavo Sánchez, actual secretario de Seguridad, pero no recibió respuesta, este rotativo lo intentó pero tampoco contestó